Entrevista General Perspectives

Cinturón negro con sombrero de copa

¿Cómo decidir hacer de un hobby nuestra profesión? ¿La sensibilidad o habilidad hacia un tipo de cultura es algo con lo que se nace o que se puede aprender y por tanto se puede enseñar? ¿Cuáles pueden ser sus beneficios a nivel físico? ¿Y espiritual? Juan Luis Sarchione (39 años), nacido en Argentina e inicialmente formado a nivel universitario en el ámbito de los negocios, es hoy un perfil atípico que se atrevió a tomar nuevos caminos: maestro en artes marciales, imparte clases de defensa personal; a su vez, puede presumir de ser mago profesional. Hablamos con él para saber qué aguas lo llevaron a dos puertos tan distintos, cómo compagina sus dos habilidades únicas y qué consejos ofrece a cualquier persona que quiera iniciarse en uno de esos dos fascinantes caminos (o en ambos).

Krav maga y magia… ¿A qué te apuntaron cuando eras niño?

Pues la verdad es que de niño hice muchas actividades y no sabía con cuál quedarme. A nivel deportivo, obviamente, hice fútbol (soy de Argentina y cualquier argentino tiene que pasar por el fútbol jaja). Probé el pádel, la natación, el rugby, el volley, el handball… Durante un tiempo hice pintura y piano, intenté hacer taekwondo y siempre me quedaron las ganas de hacer más artes marciales. Pero al final fue como “esto no es lo que yo veía en las películas”. Y luego, durante muchos años, basketball, escalada deportiva… Luego empecé con un poquito de boxeo y allí ya empezamos en la época de realmente dedicarme a las artes marciales y la defensa personal.

¿Existe algún punto de conexión entre una y otra disciplina?

Sí, creo que existen muchísimos. Primero y principal, se les suelen decir artes marciales y la magia está considerada un arte. Por tanto, se entiende que hay un desarrollo personal en ambas y con ambas puedes expresar un montón de cosas que te suceden. Quizás no se vea la conexión si hago un espectáculo o doy una clase… Uno no pensaría que están muy vinculadas, pero a nivel interno y personal están completamente vinculadas. Desde la forma de pensar, de comportarse con otras personas, qué decir, qué no decir, cómo actuar… Digamos que, por ejemplo, al dar una clase tengo que transmitir una información pero también hacer un show, como cuando hago magia: son formas de storytelling ambas. Así que creo que las artes marciales y la magia las puedo ver bajo el mismo sombrero, y cualquier persona que haga una o la otra va a tener su propia mirada sobre el tema, y si hacen las dos van a ver que comparten muchísimas cosas. Pero es difícil de expresar con palabras qué comparten porque es algo muy interno que se lleva uno mismo y quizás no se transmite al público.

“Al dar una clase tengo que transmitir una información pero también hacer un show, como cuando hago magia: son formas de storytelling ambas.”

¿Cuál sorprende más cuando las explicas?

Bueno… Teniendo en cuenta que la magia no se explica (jeje) voy a decir que las artes marciales, porque la gente no se está esperando que haya tanta profundidad en el tema. “Es sólo pegar, defenderse, lo que sea”, y en realidad tiene muchísima, muchísima más profundidad. Ahora, con la magia la gente se imagina un mundo lleno de misterios. Entonces, digas lo que digas, es como “ah, si me imaginaba eso y más”. Entonces no les sorprendes tanto al explicarlas. Sucede lo contrario al mostrarlas: suele sorprender más la magia que las artes marciales. Entonces hay allí una relación inversa para mí.

¿Cómo iniciaste tu formación como mago? ¿Es un arte autodidacta o existen pequeños “Hogwarts” para ello?

Empecé a estudiar la magia cuando estaba en la universidad. En un cumpleaños había un chico haciendo magia, yo le pregunté al respecto. Siempre me gustó la magia desde chico: intenté estudiarla varias veces, nunca encontré la forma que me terminara de enganchar y conseguirlo. Y en ese momento, conversando con varios amigos, vi a este chico haciendo magia, y me puse “quiero estudiar magia y hacer magia”. Y un conocido me dijo “conozco un mago que da clases”, así que le llamé por teléfono, comencé a estudiar con él y fue un camino sin retorno, se puede decir. Así que mi forma de iniciarme en la magia fue estudiando con un mago. ¿Hay una parte autodidacta? Sí. ¿Hay pequeños Hogwarts? Sí. Yo empecé estudiando con un mago y sigo creyendo que es la mejor forma de estudiar.

“Hay una parte autodidacta y hay pequeños Hogwarts. Pero yo empecé estudiando con un mago y sigo creyendo que es la mejor forma de estudiar.”

¿Recuerdas tu primer público? ¿Y tu primer espectáculo profesional?

Bueno, primer público siempre son amigos y familia. Entonces, podemos decir de pequeñas cositas que uno va probando y va haciendo. Primer show de decir “voy a hacer un show de esto…”. El cumpleaños de una amiga. Pero hice justo en un lapso de 2 o 3 meses varios cumpleaños de amigos. Y poco tiempos después creo que me fui enganchando y dije “quiero empezar a trabajar” y me encantaba hacer los shows. Entonces, hablando con amigos, dije “quiero empezar a hacer shows, quiero performar más y demás” (yo me dedico mucho a lo que es la magia de cerca). Y mi primer show profesional fue en un restaurante haciendo show para todos los clientes que iban a comer allí los domingos al mediodía. Y desde allí hasta el día de hoy sigo haciendo magia de cerca en restaurantes, bares, locales… En muchos sitios.

Magia en distancias cortas, todo un reto. / Autor: Juan Luis Sarchione

¿Cómo definirías en una sola frase las claves de una buena actuación?

La verdad que es una muy buena pregunta… Se me ocurren muchísimas formas para pensarlo. Creo que la experiencia compartida con tu público es lo que va a primar. Y ya.

“La experiencia compartida con tu público es lo que va a primar.”

¿Cuál ha sido el truco más peligroso que has realizado?

Creo que aquí la pregunta sería “peligroso para mí o para un espectador” (jaja). No suelo hacer cosas muy peligrosas. Dicho eso, no significa que no haya experimentado con muchas cosas. Que el público haya visto… Muy poco, ellos solamente han visto cosas vinculadas con el faquirismo: vinculadas con el fuego, hice caminatas de vidrio, comer objetos… Pero no sé si fueron los trucos más peligrosos. Quizás, los más peligrosos en realidad tenían que ver con que había alguna substancia química: uno se podía intoxicar simplemente por el material que se usaba. O sea, los juegos más peligrosos no fueron los más peligrosos, en cierta forma. Así que me es difícil responderte a eso, porque he salido más lastimado por intoxicarme porque había algún producto (sin saberlo yo que lo había) que por las cosas que yo he hecho y eran decisión mía.

¿Qué panorama se encuentra alguien que quiera dedicarse actualmente a la celebración de espectáculos? ¿Existen espacios, ayudas y público suficientes?

Sí, sí y sí. Espacios hay y muchos, ayudas hay y muchas, público… Todo el mundo. ¿Qué panorama? Pues es un poco más complejo que hace algunos años ya que todas estas nuevas tecnologías que nos permiten estar conectados en la distancia también nos han quitado espacios de intimidad y para compartir con la gente en vivo. Entonces, se han perdido algunos espacios y hábitos que eso a veces nos dificulta un poco. Pero sigue siendo algo muy bien recibido y se crea un nuevo espacio por la carencia de esos espacios que había antes en los que la gente quiere volver a compartir cosas nuevas. Entonces, como la magia sigue siendo una experiencia, la gente está más que encantada siempre y cuando lo que hagamos sea bueno.

“Todas estas nuevas tecnologías que nos permiten estar conectados en la distancia también nos han quitado espacios de intimidad y para compartir con la gente en vivo.”

¿Cómo diste ese giro a tu vida, de una profesión a la otra?

Bueno, mis giros profesionales fueron varios, a decir verdad. Porque, como te contaba antes,
cuando yo empecé a estudiar magia yo estaba en la universidad… Me dedicaba a negocios, consultoría de negocios, de marketing… Y el giro lo di después de tener algunos problemas de salud. El estrés mi cuerpo no lo manejaba muy bien, tuve muchos problemas de salud. Entonces tuve que hacer varios cambios en mi vida personal y estaba pensando “¿a qué me voy a dedicar si no es a lo que he estudiado los últimos años?”. Lo que me hacía feliz y uno de mis hobbies era la magia, así que decidí apostar por eso y me lo tomé con la mayor seriedad que pude y ya allí lo saqué adelante. Así que me empecé a dedicar a la magia, y ya van cerca de 15 años que estoy haciendo magia. Y luego, cuando incorporé la faceta de dar clases de defensa personal, fue después del covid. O sea, con el covid tuve 23 meses seguidos de cancelaciones de espectáculos. Entonces, en ese periodo, necesitaba generar un ingreso extra. Las artes marciales se habían vuelto mi hobby en los últimos años. Y fue un profesor mío que me dijo “bueno, pues empieza a dar clases conmigo, te sacas las titulaciones, yo te ayudo”. Y así empecé también a dar las clases.

Ya hablemos de magia o de artes marciales, ¿cuál crees que es la clave para enseñar?

Creo que allí tocaste uno de los temas más difíciles de todos. Esa pregunta me la hago yo mismo todo el tiempo y constantemente voy cambiando la forma en la que enseño. Y entre más aprendo, menos creo saber cómo enseñar. Creo que la razón de enseñar es porque uno quiere aprender más. Creo que al enseñar es cuando más aprendemos, honestamente. Lo único que se me ocurre, claves para enseñar: mucha, mucha pasión. Yo creo que si somos apasionados de algo podemos contagiar esas ganas y vamos a poder superar todas las demás barreras que hay en la enseñanza. Si le ponemos mucho, mucho amor y muchas ganas, todas las carencias que tengamos las vamos a poder suplir. Si no, solamente vamos a tener alguna técnica o algún concepto, lo repetiremos… Funcionará con algunos alumnos, con otros no… Y el resto fallará.

“Entre más aprendo, menos creo saber cómo enseñar”

¿Cómo iniciaste tu camino en el krav maga? ¿Cuánto tiempo y en qué circunstancias lo has practicado?

Bueno, krav maga lo inicié simplemente como un entrenamiento extra. En un momento difícil de mi vida me volqué mucho a las actividades físicas: me hacía muy bien. Quería entrenar un poco más. Donde yo estaba entrenando había la posibilidad de estas otras clases que eran un poco más técnicas, había otros conceptos, y empecé. Y ya varios años, no recuerdo exactamente cuántos, pero ya van varios años. ¿En qué circunstancias? Pues krav maga puntualmente en un par de dojos donde entreno. La parte de defensa personal la he practicado en algunas escuelas específicas.

Artes marciales, mucho más de lo que se ve. / Autor: Juan Luis Sarchione

¿Qué beneficios aporta este arte marcial a sus practicantes? ¿Hay algo que la diferencie de otras tal vez más conocidas como el karate o el taek won do?

Primero, debería hacer esta aclaración: el krav maga no es un arte marcial, es un sistema de defensa personal. Las diferencias quizás a simple ojo no sean claras, no se noten fácil, pero el deber obliga a que marque la diferencia. Entonces, ¿qué diferencia a un sistema de defensa personal de un arte marcial más tradicional como lo son karate o taekwondo (que incluso yo por ejemplo practico karate también)? La forma de enseñanza o el objetivo final. Todas las artes marciales se iniciaron como sistemas de defensa personal. Luego, como una forma de exhibir qué tal funcionaban más allá de una potencial guerra, desarrollaron un lado competitivo y deportivo como es el karate, el taekwondo y otras disciplinas. El krav maga, como se inició como un sistema de defensa personal más moderno, una de las cosas que hicieron fue no desarrollar una parte deportiva. Por lo tanto, en ningún momento se habla de reglas y la idea es no habituar al alumno a que piense en reglas. Todo lo contrario, tiene que no pensar en reglas: tiene que pensar en la calle. Entonces, cuando uno practica karate, suele entrenar: entrena la parte deportiva con algunas reglas y luego como que piensa que ese arte marcial es sólo las reglas de ese deporte. Como puede ser, no sé… Si pensamos en el boxeo para defensa personal y luego dices “ah, pero en la calle sí te pueden patear”. Sí, sí, cualquier arte marcial incluye todo pero como lo que más solemos practicar es la parte deportiva (especialmente para ir evitando grandes lesiones con los compañeros), a veces cogemos grandes vicios del deporte.

“El alumno de krav maga tiene que no pensar en reglas: tiene que pensar en la calle”

¿Qué le dirías a alguien que afirme que practicar artes marciales te convierte en una persona violenta?

Pues que yo pensaba lo mismo. Por desconocimiento, pensaba lo mismo. Hasta que me di cuenta que mis propios miedos de volverme una persona violenta eran los que no me dejaban ver la realidad en esta situación. Que es: si nosotros no le dedicamos tiempo a algo, es imposible que seamos buenos en eso. Y a veces rechazamos un lado nuestro cuando la idea de las artes marciales no es volvernos violentos. Sino que es esa capacidad que tenemos dentro nuestro de poder enfrentar situaciones muy duras y violentas, tener herramientas para resolverlas, y herramientas que hayamos entrenado. Cualquier persona puede empujar a otra por la calle y esa persona se puede caer y se puede matar. El entrenar me va a permitir decidir si quiero empujar a esa persona o no, con cuánta fuerza, saber dónde podría caer esa persona… Entonces, me está dando herramientas, todo lo que resolvemos con un impulso, como un empujón, golpe, reacción violenta… Dejan de ser reacciones violentas porque dejan de ser espacios que desconocemos. Creo que es un tabú muy grande y que nos enfrenta a esos miedos que tenemos, y nos permite resolverlos sin recurrir a la violencia en realidad.

¿Con qué te gusta que se queden tus alumnos después de cada clase?

Que buena pregunta… Creo que, si se van sabiendo que se han esforzado y que aunque el camino no sea fácil, no sea corto, van en la dirección correcta… Me alcanza. A veces, quizás dejo de pensar clase a clase específicamente porque, si no, parece que el alumno va a estar sólo unos días y se va. Me gusta pensarlo en períodos más largos. Pero si se van con la sensación de que es una decisión correcta, el hacer estos esfuerzos para mejor, creo que yo ya estoy contento.

“Si los alumnos se van con la sensación de que es una decisión correcta, el hacer estos esfuerzos para mejor, creo que yo ya estoy contento.”

¿Hay algún límite de edad para practicar krav maga?

Pues en mi experiencia personal, los alumnos más pequeños que he tenido han empezado artes marciales quizás con 3 años, 4… Yo no suelo dar muchas clases infantiles, pero alguna vez sí he tenido alguna clase infantil. Y los alumnos más grandes, pues de 60 o 70 años he tenido. Así que, por lo menos, entre los 3 y los 70 puedes empezar. Me parece una aproximación interesante. No vas a tener los mismos objetivos ni los vas a trabajar de la misma forma, pero creo que va a haber beneficios para todos ellos.

¿Y para creer en la magia?

Pues allí me vuelvo más poético: creo que el día que dejamos de creer en la magia es el día que dejamos de creer en la vida. Me resulta imposible ver la vida sin ver magia. Sería como ver la vida sin creer en el amor, en la amistad, sin creer en la felicidad, en los abrazos, en los momentos compartidos, en la esperanza… ¿Existe límite para eso?

El camino que te haga más feliz es el camino correcto. / Autor: Juan Luis Sarchione

Ya para acabar, ¿qué tienen que hacer nuestras lectoras y lectores si quieren asistir a tu próxima clase?

Pues actualmente estoy dando clases en Barcelona y en Cornellà. En Cornellà, dentro del gimnasio “69 monos”. En Barcelona, en el gimnasio de “Araña”, cerca de Sants. Si se contactan con los centros, en cualquier sitio pueden probar una clase y van a ser más que bienvenidos. Y si no, siempre pueden ir siguiendo un poquito las historias y novedades en redes sociales que obviamente tengo dos: un Instagram para mis clases (@elprofejuan), y un instagram para mi magia (@magozelig). Así que, a cualquiera de ellos, ¡son bienvenidos y los espero!

“Creo que el día que dejamos de creer en la magia es el día que dejamos de creer en la vida”

Imatge destacada: Las puertas de la magia, abiertas para cualquiera dispuesto a creer en ella. / Autor: Juan Luis Sarchione

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