MAL DE AMORES

Para el mal de amores, bien vale tener presente el conocido adagio de los franceses:

Tout passe, tout lasse,
tout casse…
et tout se remplace!

[Todo pasa,
todo cansa,
todo se estropea…
y ¡todo se reemplaza!]

Pero si no, hay una divertida cumbia colombiana de Los Wawancó, que lo expresa de forma aún más elocuente, al compás pegadizo de una bailanta:

Se acaba la yuca, se acaba el maíz,
se acaban los mangos, se acaban los tomates,
se acaban las ciruelas, se acaban los melones,
se acaban las sandías, se acaba el aguacate,

y la cosecha de mujeres nunca se acaba,
la cosecha de mujeres nunca se acaba.

Unas salen buenas, otras salen malas,

y la cosecha de mujeres nunca se acaba,
la cosecha de mujeres nunca se acaba.

Se acaban los trabajos, se acaban los quereres,
se acaban los dineros, se acaban los placeres,
se acaban los amigos, los buenos camaradas,
se acaban las parrandas y aquí no queda nada,

y la cosecha de mujeres nunca se acaba,
la cosecha de mujeres nunca se acaba.

Pero ¿quieres algo más elegante?, recuerda el apunte de Marco Aurelio:

Todo es efímero, el recuerdo y el objeto recordado.
(M. Aurelio, Meditaciones, 91)

(Aguanta, aguanta, no te rindas, que serás recompensado.)

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