2.2.3. El cognitivismo

La corriente cognitiva en psicología empieza como un movimiento que pretende dar una respuesta a las inconsistencias y lagunas del conductismo. De esta forma, intenta superar el reduccionismo y el mecanicismo del clásico esquema «estímulo - respuesta» (que ya había sido matizado por los mediacionistas) incorporando los procesos internos que suceden en la mente de la persona los cuales, más que mediar entre los dos componentes del esquema conductista, se convierten en motores de la experiencia psicológica humana.

Así se pasa del esquema «estímulo - respuesta» al de «input - output» y, en medio, toda una serie de mecanismos y procesos cognitivos que, como antes veíamos, ya habían estado claramente reivindicados por Wertheimer y sus colegas gestaltistas. En definitiva, según comenta Jerome Bruner en su libro Actos de significado. Más allá de la revolución cognitiva (1990), se trataba de recuperar los aspectos subjetivos y significativos de la experiencia psicológica, de priorizar la "agentividad" o el rol activo de la persona y descubrir los principios que regían tal agentividad. Como señala el propio Bruner o Angel Rivière (1991) la adaptación de la "metáfora del ordenador" y el modelo cibernético de procesamiento de la información ayudó a entender muchos de estos procesos, pero de nuevo se "quedó por el camino" la "persona", los aspectos afectivos y emocionales que se encuentran implicados en el comportamiento y los aspectos simbólicos y significativos de este comportamiento.

La referencia a Bruner es pertinente aquí ya que fue él uno de los impulsores del movimiento llamado New Look in Perception dedicado a estudiar, desde la perspectiva cognitiva, aspectos esenciales de los procesos perceptivos. Dos son las aportaciones que, desde nuestra perspectiva, pueden ser de especial interés: el concepto de hipótesis perceptiva y los procesos de categorización perceptiva.


Las hipótesis perceptivas son consideradas actos previos a la propia actuación. Se refieren a expectativas o intenciones de las personas a percibir un estímulo a) de una manera determinada, b) con un propósito, y c) con un significado. A la vez, estas hipótesis se encuentran fuertemente influenciadas por el consenso social y, por tanto, por los grupos de referencia.

La categorización perceptiva es, por otro lado, un proceso básico en la relación de las personas con sus mundos perceptivos. Efectivamente, al percibir, la persona analiza los estímulos en función de las semejanzas y diferencias con otros estímulos presentes o no, es decir, construye categorías perceptivas o ubica el estímulo en categorías anteriormente elaboradas. El proceso de la categorización tiene como función principal aportar un mecanismo de reducción de la complejidad que caracteriza nuestro entorno. Al trabajar con categorías simplificamos nuestro mundo y lo hacemos más inteligible.

En la construcción de estas categorías tiene una clara incidencia el proceso de socialización de la persona y el desarrollo cognitivo influenciado por los factores biológicos y culturales, por la experiencia acumulada y por las relaciones entre los diferentes modos de representación (enactivo, en relación a la acción; icónico, en relación a la imagen percibida; y simbólico, en relación al universo semántico de los grupos de referencia).

Los procesos de categorización perceptiva se han aplicado también en el momento de categorizar a las personas. La Psicología Social, especialmente de la mano de Henri Tajfel, ha incorporado estas ideas hasta llegar a elaborar teoría sobre la percepción social, el prejuicio y el estereotipo y la identidad personal y social.

 

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