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Feminismo, de la calle a las salas de exposición

Entre las variadas propuestas de un panorama cultural sacudido por la pandemia destaca el auge de la oferta de propuestas feministas, que están despertando el interés del gran público

La lucha del feminismo por tener una presencia notoria en el espacio y en el debate social es una tarea que lleva muchos años de carrera. Una misión que hoy en día continua con el eco de las redes sociales y los medios de comunicación y que también ha trascendido al ámbito de la cultura. Prueba de ello son las crecientes propuestas culturales que han inundado el panorama artístico de Barcelona durante los últimos meses.

Según Natza Farré, periodista y escritora catalana -además de comisaria de la exposición Feminista havies de ser, este apogeo del feminismo en la cultura ya viene de lejos: «Hace tiempo que vivimos este auge del feminismo, lo que pasa es que las mujeres estábamos dormidas y nos hemos empezado a despertar otra vez», explica la periodista. Además, asegura que «esta vez parece que ya es un camino definitivo, ya no hay marcha atrás, no se trata de algo pasajero: hay una voluntad de quedarse». Por otro lado, Nerea Pascual, activista feminista y trabajadora en Àmbit Dona, cree que el auge se debe también a las redes sociales: «Ahora las mujeres tenemos más plataformas para visibilizar el feminismo. Las redes sociales han sido un gran medio para esto: a una chica le pasa algo y lo cuelga en Instagram».

Imagen de la exposición 'Feminista havies de ser' cedida por el Palau Robert
Imagen de la exposición ‘Feminista havies de ser’ cedida por el Palau Robert

Dentro de toda la oferta cultural reciente que ha tratado el fenómeno del feminismo destaca la exposición ¡Feminismos!, un exitoso proyecto se exhibió en el CCCB de julio de 2019 a enero de 2020. Esta muestra presentó exposiciones como La Vanguardia Feminista de los años 70. Obras de la VERBUND COLLECTION, Viena y Coreografías del género, además de un extenso programa de actividades para fomentar el diálogo. Otra exposición relacionada con el ámbito ha sido Papillons: La palabra no dicha. Prisioneras republicanas en la España de Franco, un proyecto de Lidia Martín y Eugenia Navajo en la antigua cárcel Modelo que pretendía recordar la represión de las mujeres republicanas en las cárceles franquistas a través de conceptos como «hambre», «miseria», «menopausia», «menstruación», «violación» o «cultura». Las representaciones en vivo también han formado parte de este auge, ya que también han captado a la perfección la esencia del movimiento. Destaca, por un lado, We Women, el espectáculo en vivo de la compañía de danza Sol Picó y por otro lado, La guerra con ojos de mujer, una propuesta a partir de textos de la Nobel de Literatura Svetlana Aleksiévitx, en la Biblioteca de Catalunya.

La exposición del año

Aunque han sido muchas y de gran calidad las propuestas feministas en las salas de exposición, Feminista havies de ser, comisariada por Farré con la colaboración de Domestic Data Streamers, destaca por haber sido la exposición del año por excelencia. Los números no mienten: la muestra ha superado las 70.000 visitas en el Palau Robert de Barcelona.

«¡Es una exposición muy buena! ¿Qué quieres que te diga?» bromea Farré, que afirma que las claves de su éxito han sido, sin duda, las horas de esfuerzo dedicadas. Esto, sumado al factor del movimiento feminista, que continúa siendo un tema de gran interés, ha provocado que la gente quiera acercarse y aprender para cambiar la sociedad. «Fue una exposición en la que trabajamos mucho, y por lo tanto el resultado de hacer esta faena al final se nota y tiene este premio, que la gente lo ve», asegura la periodista.

La exposición muestra las discriminaciones que sufren las mujeres en distintos ámbitos de su vida. Es una crítica con ápices irónicos que han dotado de originalidad a la exposición. Se ha pretendido desnudar a los machismos del siglo XXI con un relato expositivo que ha mostrado cómo se condiciona a la sociedad hasta el punto de invisibilizar el género femenino. El proyecto nace de la percepción de las evidentes y aún vigentes desigualdades a las que está sometida la mujer, como la persistente brecha salarial, el acoso sexual o la banalización de la salud femenina.

Imagen de la exposición 'Feminista havies de ser' cedida por el Palau Robert
Imagen de la exposición ‘Feminista havies de ser’ cedida por el Palau Robert

La concienciación sobre el movimiento se ha constatado en el amplio y variado público que ha visitado la exposición, que no solo han sido mujeres, sino también parejas, familias y grupos de amigos. Este hecho, según declara la comisaria, no hubiera sido posible sin el boca-oreja. Aunque el público ha sido variado, el público target era, sobre todo, los jóvenes, pues Farré considera que al fin y al cabo son el futuro: «El camino de la gente joven es el de romper barreras y de conseguir lo que nosotras llevamos soñando desde hace mucho tiempo: una sociedad igualitaria, una sociedad feminista». Este objetivo, que según Farré se cumplió, fue evidenciado por la estética informal y dinámica de la exposición; desde luces de neón con atrevidos mensajes como «Has de ser bona nena» o «On vas vestida així», hasta espacios dinámicos donde los principales protagonistas eran los asistentes.

Un movimiento que vende

El feminismo es un movimiento y una tendencia a la que se une cada vez más gente. Su mensaje, además de crear hoy en día un gran interés en la sociedad, ha calado hasta tal punto que, ahora, simpatizar con el movimiento también supone motivo de orgullo. Por ello, cada vez son más las personas que visten y usan los colores y la simbología propios del feminismo para mostrar que están de su lado. Dicho de otro modo -o visto desde una perspectiva empresarial-, el feminismo vende. Las marcas lo saben, y por ello no sorprende que muchas aprovechen su impulso para sacar tajada. Sin ir más lejos, no es difícil recordar la colección feminista que lanzó el grupo textil Inditex hará apenas tres años, que consistía en camisetas que llevaban frases como «Everybody should be feminist», «GRL PWR» o «Yes, I’m a feminist», entre otras. «Las marcas ven un público potencial y lo aprovechan. Eso es el capitalismo. Pero de aquí a que las empresas sean feministas queda un camino abismal», explica Farré.

No hace falta ser un gran entendido en la materia para saber que en los principales países abastecedores de la demanda de la fast fashion hay abismales desigualdades de género, lo que haría de dicha colección una absoluta incoherencia. Por este preciso motivo, muchos tacharon a la multinacional de «oportunista» y de promover un «falso feminismo», pues consideraban que adoptaron el movimiento siguiendo una pura estrategia comercial. Aunque la colección fue criticada y aplaudida a partes iguales -muchos halagaron que una firma de tal calibre diera voz a la lucha por la igualdad-, lo cierto es que este momento fue un punto de inflexión que sirvió para abrir el debate que cuestionaba la doble moral de las marcas.

Imagen de la exposición 'Feminista havies de ser' cedida por el Palau Robert
Imagen de la exposición ‘Feminista havies de ser’ cedida por el Palau Robert

Un largo camino por recorrer

Es cierto que en los últimos años se han articulado miles de campañas de concienciación y ha habido algunos cambios favorecedores para la mujer como la reciente legalización del aborto el 30 de diciembre de 2020 en Argentina. Sin embargo, según datos de Naciones Unidas, cada día mueren un promedio de 137 mujeres en todo el mundo a manos de su pareja o de un miembro de su familia. Según EPData, en España, 7 mujeres fueron asesinadas en 2020 por violencia de género, mientras que UnWomen expuso que actualmente en 19 países las mujeres están obligadas por ley a obedecer a sus esposos.

Aunque la cultura cada vez visibiliza más el movimiento, la desigualdad de género es persistente y la figura del hombre sigue predominando frente a la de la mujer. Según la activista Nerea Pascual, «aunque se hagan obras de teatro sobre el feminismo y la crítica social, siguen faltando muchísimas mujeres en los escenarios. Ser mujer dentro de la cultura supone tenerlo más difícil y más obstáculos que un hombre». Por todo esto -y una gran lista que podría seguir- aún queda un largo camino por recorrer.

Que el feminismo está viviendo un punto álgido de concienciación es innegable, pero que la sociedad siga luchando es un requisito indispensable para seguir dando pasos hacia adelante: «Que los hombres callen. Lo que tienen que hacer ahora mismo es escuchar a las mujeres, que hemos estado silenciadas durante mucho tiempo», subraya Farré.

Fotografía de encabezado: cartel de la muestra ‘Feminista havies de ser’. Fuente: Palau Robert

Irene Alcón López: Born and raised a Barcelona. Estudiant de Comunicació i Indústries Culturals a la Universitat de Barcelona. Aficionada a la literatura clàssica, les novel·les de misteri i les sèries mainstream. Lorena Palacios Laveda: Entre Vilafranca del Penedès i Barcelona. Estudiant de Comunicació i Indústries Culturals a la Universitat de Barcelona. Amant de l’art, la música i el cinema.