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Una camiseta de Alexia, por favor

El deporte es un motor cultural indiscutible, pero también uno económico, y en pocos lugares esto es tan claro como en Barcelona: el Camp Nou se abarrota cada semana para animar al equipo blaugrana siendo además una parada obligada para los turistas que visitan la ciudad condal. Tras la histórica asistencia en no uno sino dos partidos de su equipo femenino, nos acercamos a las inmediaciones del estadio para ver el impacto de este hecho en un apéndice clave del coliseo: la Botiga Camp Nou.

No eran pocas las voces que venían reclamando el reconocimiento merecido para el deporte femenino en los últimos años. Y por fin, en Barcelona, se ha dado un paso de gigante en esta larga travesía. O, mejor dicho, dos pasos. Fue en un Barça-Madrid, como no podía ser de otra forma, donde la friolera de 91.553 almas se reunieron para animar al conjunto catalán. Pero, por una vez, los aplausos y las arengas no iban dirigidas a Piqué, Ansu Fati, Dembelé y compañía. No, esta vez eran otros los nombres en las espaldas de quienes peleaban cada posesión y cada gol con ferocidad arrancando el césped con sus tacos: Alexia, Claudia, Aitana, Mapi, Caroline… Nombres que ya son parte de la historia del fútbol al haber batido el récord de asistencia en un partido femenino. Récord que esos mismos nombres pulverizarían poco después contra el Wolsburgo, equipo al que derrotaron por cinco a uno ante los aplausos de 91.648 personas. Quienes estuvieron en uno de esos dos partidos -o en ambos- aseguran que fue algo especial. 

Son buenísimas, son un auténtico equipo, y cada vez más gente lo sabe. La visibilidad es una herramienta muy poderosa en la lucha por la igualdad y no es de extrañar que en todo el globo se hayan hecho eco de lo que este equipo ha conseguido. Pero en el mundo en el que vivimos, donde nada es gratis y todo se paga, el deporte es un negocio más, y la rentabilidad y viabilidad económicas suponen una pieza indispensable para la supervivencia de cualquier proyecto o empresa. Por eso, siguiendo el eterno camino de taquillas de entradas, nuestros pasos nos llevan no a otro lugar que la tienda del Camp Nou, a escasos metros de la arena de combate, rodeada de restaurantes, museos y demás zonas de ocio, con tres colosales plantas que harán las delicias de cualquier aficionado o coleccionista. Acercándonos a la tienda podemos intuir que, también allí, algo ha cambiado. 

Exteriores de la Botiga Camp Nou, con imágenes gigantes de las jugadoras. / Autor: José María Guilera Domingo

Ya desde el exterior, se puede vislumbrar cómo las vidrieras de los escaparates se reparten por mitades con flamantes pósters tanto de ellos como de ellas. Al entrar, los síntomas de cambio -de evolución, mejor dicho- son cada vez más palpables. Nada más cruzar la puerta, donde hasta hace pocas semanas nos confirman que había dos filas -a izquierda y derecha- de maniquíes únicamente masculinos, descubrimos ahora que si bien uno de los lados sigue representando los cuerpos y uniformes del equipo que tanto añora a Messi últimamente, el otro flanco está custodiado por estatuas femeninas que lucen sus propios uniformes y escudos con la misma firmeza que ellos. Ya no se trata de un maniquí apartado en alguna esquina, con las piernas cruzadas en posición poco “futbolera” (aún queda alguno así por la tienda). Ahora, por fin, se representa a la mujer como una auténtica deportista en una ubicación que antes se le negaba. 

Maniquí femenino original, presente en la planta superior. / Autor: José María Guilera Domingo

Más aún, se confirma que hasta hace poco las equipaciones femeninas ni siquiera tenían presencia en la planta main, en jerga de las y los encargados (es decir, la planta cero). Quien buscase el dorsal de Alexia Putellas -entrenada en La Masía y actual Balón de Oro- debía subir, sí o sí, a la planta de arriba, donde el equipo femenino tenía reservada una parte de ese piso. ¿Que las escaleras son mecánicas y no cansa mucho subirlas? Cierto, pero la visibilidad no era la misma. El Club toma una de las mejores decisiones de su historia y reparte la citada planta principal entre el escuadrón masculino y el femenino a partes iguales, con camisetas y enormes carteles publicitarios de ambos equipos por doquier. La estrategia se replica en la planta superior, donde las camisetas away (de visitante) de unos y otras ocupan la mitad del espacio estando únicamente allí, dejando el resto del piso a otras disciplinas como el baloncesto. La planta subterránea, dedicada a las y los más pequeños, no parece necesitar ningún ajuste. Por lo que se refiere a la tienda en formato virtual, el portal de la store aún cuenta con tres menús desplegables para las equipaciones masculinas (primera equipación, segunda y tercera, todas ellas disponibles para hombre, mujer y niño/bebé) y uno solo para los uniformes femeninos. A día de hoy, eso sí -y salvo promociones especiales-, los precios para ambos tipos de productos son similares: 89,99 euros para las camisetas básicas y precios más elevados, de entre 139,99 y 160,00 euros para ediciones especiales como la Player’s, esto para el tallaje adulto y sin que se aprecien diferencias notables por género. 

Productos oficiales de la sección femenina del Club. / Autor: José María Guilera Domingo

Tan importante como que la ropa y demás productos de ambos géneros estén igualmente presentes, es el hecho de que los hombres que quieran puedan hacerse con las camisetas de sus nuevas heroínas, del mismo modo que el público femenino lleva años luciendo los dorsales de Ronaldinho, Iniesta, Xavi o Messi. El corte no es el mismo, eso es cierto: las camisetas para mujeres, tanto de uno como otro equipo, son muy ajustadas bajo el brazo y se ensanchan a la altura de las caderas. A diferencia de las camisetas masculinas, de corte recto igualmente holgado por todas partes, sin pretensiones de definir la figura que hay debajo. Sin ser modista ni jugador de fútbol, no me atrevo a pronunciarme sobre la necesidad de uno u otro diseño… Pero lo relevante en este punto es que cualquiera que entre en la tienda puede hacerse con la camiseta azulgrana con el logo de Stanley en el pecho (ellos llevan a Rakuten) y bajar a la planta inferior para estamparse el nombre de cualquiera de estas campeonas. 

Pueden, eso sí, si se dan prisa. Pues una de sus empleadas, nos informa de que las existencias de algunos uniformes femeninos ya se están agotando para esta temporada y que esperan con ganas los de la siguiente. Es algo inaudito, pero también lo es que más de 91.000 personas asistan a un partido de fútbol femenino. Con suerte, dejará de ser excepción y pasará a ser norma. Un vistazo confirma que las personas que atienden en la tienda, con amables sonrisas bajo sus máscaras a franjas rojas y azules, se reparten entre hombres y mujeres de forma equitativa, sin encasillarse por secciones o rangos. Esto, nos informan, no es una novedad. Sí lo fue que, hace poco, todas y todos luciesen una banda con el emblema feminista y la fecha del partido que estaba llamado a hacer historia. Esta muestra de visibilidad puede adquirirse aún en tienda, por un precio razonable, en cualquiera de las plantas o junto a cajas. 

Banda conmemorativa de un partido histórico. / Autor: José María Guilera Domingo

Con todo ello, el éxito obtenido sobre el césped se traslada a una de las facetas más económicas y de marketing del club, consiguiendo que cada vez sea más fácil ver esas camisetas por las calles ahora que, en opinión de una de las empleadas, parecen entrar más niñas, chicas y mujeres a la tienda. Tras años de esfuerzo, el equipo dirigido por Jonatan Giráldez ha obtenido la oportunidad que merecía. Y vaya si la ha aprovechado. La sociedad tiene también una oportunidad de oro. Si se lanza a animar a este equipo o a cualquiera de sus contrincantes, a buscar ocasiones de ver y seguir el deporte femenino ya sea en los estadios o en las pantallas, y (¿por qué no?) a comprar una camiseta de vez en cuando, puede que lo de este año no quede en mera anécdota. 

La apuesta del club es clara, si bien quedará pendiente la incógnita de saber los motivos reales de la misma: tras el emblema feminista en sus nuevas bandas, es difícil no preguntarse si ello se debe a una ideología sincera o al descubrimiento de un nuevo y ampliado mercado de lo más interesante. Cada quien tendrá su opinión. Pero hoy no se trata tanto de abrazar o rechazar un sistema eminentemente capitalista que monetiza todo cuanto queda a su alcance (también las ideologías, sí); se trata de obtener una igualdad real y efectiva en este tipo de sociedad. Porque el fútbol es deporte y es negocio, y si los colores se sienten y los números cuadran, podemos entrar en una nueva era: una de mayor igualdad en que ambos equipos reciban el mérito y el crédito que se merecen, una donde las niñas luzcan sus colores y cuenten sus goles a gritos a la hora del recreo, una en la que no haga falta contar la asistencia y audiencia a cada partido como algo extraordinario. El Barça lo sabe, y la Botiga es la prueba. 

Alexia Putellas, una de las grandes estrellas del equipo, en la entrada principal de la Botiga. / Autor: José María Guilera Domingo
Imagen destacada: Maniquíes femeninos y masculinos compartiendo espacio en la planta principal de la Botiga Camp Nou.  / Autor: José María Guilera Domingo

 

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