Inmortalizar escenas y momentos más allá del tiempo y el espacio ha sido siempre uno de los grandes sueños del ser humano condenado inexorablemente a la mortalidad y el olvido. El primer proceso fotográfico parece datar de 1824, de la mano del físico francés Joseph Nicéphore Niépce mediante el empleo de betún de Judea sobre placas de plata. Tras su muerte, su socio Louis Jackes Mandé Daguerre trajo el primer procedimiento de revelado. Unas décadas después, en 1888, el estadounidense George Eastman patentaba la primera Kodak. Hoy, cualquier persona con un smartphone tiene en sus manos un aparato portátil y fácil de utilizar capaz de sacar instantáneas inimaginables para los ilustres nombres antes citados. Analizamos la actual fiebre de la fotografía y sus posibilidades como profesión de la mano de Carlos Cubells: fotógrafo, productor, cineasta… Actualmente estudia el Grado de Comunicación e Industrias Culturales de la UB y comparte sus instantáneas en Instagram como @k.a.r.l__.
¿Cuándo tuviste tu primera cámara?
Mi primera cámara fue un regalo de cumpleaños por mis dieciocho, y a día de hoy, con mis veintidós, me sigue acompañando en mis proyectos, siendo mi herramienta principal de trabajo.
¿En qué momento decidiste o sentiste que querías vivir de la fotografía?
La curiosidad por la fotografía comenzó en 2017. Empecé a seguir en redes sociales a creadores de contenido que se dedicaban a la fotografía, y en muy poco tiempo se convirtieron en figuras referentes para mí. En ese momento me di cuenta de que me gustaría ser fotógrafo. Sin embargo, no me consideré como tal y no sentí que podía vivir de ello hasta pasados los tres primeros años con la cámara. Porque, a opinión personal, tener una cámara en tus manos no te hace fotógrafo y, además, en este oficio, una cosa es querer vivir de la fotografía y otra muy distinta, es sentir que puedes, sentir que tienes el valor y el talento para lograrlo. Y no ha sido hasta ahora que me he visto capaz.
¿Eres de una sola toma aunque te lleve mucho rato o de disparar veinte entre las que escoger más tarde?
Me avergüenza admitirlo, pero soy de los que dispara muchas tomas para no perder nada interesante. En parte, por pertenecer a la era digital y tener el hábito de disparar sin límites. También, debo añadir, que depende mucho del estilo de fotografía y de las circunstancias: no es lo mismo hacer fotos para un cliente que por entretenimiento. Por ejemplo, si se trata de una editorial de moda y te toca dirigir a una modelo que le cuesta posar, ya sea por timidez, poca experiencia o por “x” factores, es inteligente disparar muchas para captar su mejor versión. Sin embargo, procuro cada vez más disparar menos tomas de mejor encuadre, composición y calidad. Y, así, me obligo a fijarme más en los detalles que puedo corregir antes de tomar la foto, a mejorar la dirección de modelaje en general y, luego, agilizarme la faena a la hora de seleccionar el contenido bueno para editar.
¿Qué crees que diferencia, en general, a la fotografía como hobby de la fotografía como profesión?
A nivel pragmático, lo que la diferencia es su remuneración. A nivel más general, lo que la diferencia es su fin, es decir: ¿para qué es esa fotografía que estás tomando? ¿Para capturar un instante que quieres recordar? ¿La estás sacando porque te hace feliz? ¿Es una fotografía para una campaña publicitaria? ¿A quién va destinada? ¿A un cliente? No es lo mismo que te encarguen un proyecto de fotografía que sacar fotos por puro entretenimiento. Luego, entrando en características técnicas, se suele diferenciar por la calidad, generalmente la fotografía como profesión contiene en ella una serie de valores que cumplen y/o transmiten un objetivo concreto, fruto de la experiencia y las habilidades del fotógrafo. Pese a que no siempre tiene porque ser así, una fotografía de hobby puede ser excelente, y puede llegar a transmitir más que una profesional.
Y en tu caso en particular, ¿sientes alguna diferencia entre ambos enfoques?
En mi caso, partiendo de que para mí la fotografía es una profesión vocacional, me cuesta sentir diferencia entre ambas disciplinas, más que nada porque amo mi trabajo. Me hace feliz, y no solamente la acción de fotografiar, la acción de expresar emociones, o la de documentar; sino todo lo que conlleva en sí la fotografía. Hablo de una parte que no se ve, hablo de todo el camino que hay que recorrer para llegar a darse el trabajo final. Me refiero al mundo de la fotografía y del sector audiovisual en general: un mundo de contactos por el cual debes moverte para darte a conocer. Y pese a que muchas veces puede ser hostil, complicado y sin rumbo aparente, es emocionante recorrerlo, en él encuentras personas maravillosas.
Trabajar en cada proyecto con personas distintas, con las cuales debes congeniar para llevar a cabo un resultado, a mí personalmente me va mucho. Tener la responsabilidad de representar unos objetivos en formato visual, generar un ambiente de confianza y seguridad con modelos a los cuales conozco desde hace escasas horas, ser capaz de conseguir un buen resultado… Todo eso me llena. Además, no me aburro nunca, cada día hago cosas diferentes, con equipos diferentes, y estilos diferentes de fotografía. Sin embargo, no hay nada que me llene más que hacer fotografía para mí, crear fotos artísticas expresando lo que llevo dentro, salir a la calle a retratar instantes cotidianos, capturar a través de mi mirada la ciudad, a personas o a lo que se me llegue a cruzar. Y sobre todo, tener mi cuenta de Instagram (@k.a.r.l__), como un espacio donde almacenar todo eso.
¿Cómo crees que ha cambiado la tecnología la percepción que tiene la gente del fenómeno fotográfico?
Ahora todo el mundo tiene acceso a la fotografía, todos los smartphones vienen con una cámara al menos. Y con el factor de las redes sociales, que hace que todos compartan sus vidas mediante imágenes, causa que la fotografía esté mucho más presente en nuestro día a día. Sin embargo, en cuanto a la percepción que tiene la gente, creo que la acción de fotografiar para compartir una publicación, un momento o lo que sea en las redes, de alguna manera, queda en segundo plano y se deja de asociar directamente a hacer fotografía en sí. A lo mejor estás haciendo la acción de sacar una foto, pero has interiorizado tanto esa acción, que ya no es ni eso, solo piensas en su fin, y ahora esa acción se nombra “subir una historia”. Entonces, hacer una foto y subirla a la historia pasa a ser otra acción distinta, asociándose a pasar tiempo en Instagram.
Hoy en día, la gente le saca diez o veinte fotos a un plato de comida. ¿A qué crees que se debe? ¿Lo has hecho alguna vez?
Se debe a la necesidad de mostrar tu día en las redes sociales y a la agonía de sacarle fotos a todo y guardar recuerdos. Cuando sacas una foto a un plato de comida y lo subes a las redes, no solamente estás mostrando qué es lo que estás comiendo. Estás mostrando que tienes una vida social activa, muestras dónde es el lugar en el que estás comiendo, qué clase de restaurante es, qué nivel adquisitivo tienes, qué gusto tienes, y un largo etcétera. Una foto de un plato en una historia dice más cosas de ti de las que piensas. Yo amo la comida, y alguna vez le he sacado fotos a algún plato de comida, pero en mi defensa diré que era solo para enviárselo a mis padres y que viesen qué estaba comiendo mientras viajaba.
¿Qué tipo de formación debe buscar alguien que se sienta atraído por la fotografía como salida profesional? ¿Consideras que es imprescindible? ¿Hay opciones suficientes?
No se necesita ningún título en sí para ser profesional, aun así, existen escuelas de fotografía, ciclos de grado medio de imagen, ciclos de grado superior de iluminación y de audiovisuales que te brindan salidas profesionales. También hay talleres y cursos específicos de fotografía. No considero que sea cien por cien imprescindible tirar por un camino académico, porque siempre se tiende a explicar mucha teoría, y a hacer fotografía se aprende saliendo a sacar muchas fotos. Pero, pese a las clases de teoría de relleno, recomiendo mucho la educación académica, estudiar y aprender de buenos docentes, combinándolo siempre con dedicar tiempo a sacar fotos por tu cuenta, y aprender en paralelo de forma autodidacta. Hay opciones suficientes, pero todo se puede mejorar.
Además de los centros académicos, ¿conoces otros ámbitos o instituciones que faciliten o promuevan la formación como fotógrafo o la entrada de nuevos talentos en el mundo de la fotografía?
Internet tiene miles de maestros de los que aprender, y hacerlo de manera autodidacta es algo casi imprescindible en fotografía. Está muy bien estudiar en escuelas y recibir un temario estructurado. Pero si vives la fotografía como una pasión, solamente se aprende de ella experimentando solo. Y consumir, inspirarte, documentarte, observar, y analizar imágenes de fotógrafos en internet es una gran forma de hacerlo.
¿Cuál ha sido tu momento más emocionante como fotógrafo? ¿Y el más difícil?
Mi momento más emocionante como fotógrafo fue lograr, después de mucho tiempo, que publicasen fotografías mías por primera vez en una revista de moda. Y el momento más difícil como fotógrafo fue pasar por una crisis de creatividad y sentirme estancado.
¿Cómo es el día a día de un fotógrafo? ¿Tienes algún proyecto entre manos ahora mismo?
Pues cuando no estás haciendo fotos, estás hablando con bastantes clientes a la vez, organizando y preparando mínimamente futuras sesiones, y gran parte de tus horas te las pasas haciendo un trabajo invisible y muy poco valorado, que es toda la posproducción de imágenes de sesiones que casi siempre se van acumulando. Ahora mismo tengo apalabradas dos sesiones, y próximamente, junto a una pequeña productora a la que pertenezco, grabaremos un videoclip y contenido para una app de una empresa.
¿Cuáles consideras que son tus referentes en el mundo de la fotografía?
Como he dicho antes, mis referentes son fotógrafos influencers que crean contenido en las redes, entre ellos destaco a perfiles como Carlos Marín (@sr_zeta), Izhan Galiana (@izhan_go) y Jordi Corominas (@devonart_), además de muchos más que descubro en cuentas que publican fotografías artísticas, conceptuales, abstractas y de estilo ahesthetic de distintos fotógrafos a nivel mundial.
¿Consideras que las redes sociales son una herramienta útil para vuestra profesión? ¿O, por el contrario, crees que la desvirtúan?
Sin lugar a duda, las redes sociales son una herramienta muy útil. Son como una ventana abierta a la que das acceso a todos tus seguidores. Sin ellas, mostrar lo que haces sería mucho más complicado.
En base a personas de tu entorno, ¿es factible vivir únicamente de la fotografía? ¿Lo percibís como un trabajo estable o uno lleno de trabas?
Lamentablemente, el mundo del artista está muy infravalorado y, si encima decides ser autónomo en España, te sale muy caro. Pese a las dificultades, hay muchas maneras de ganar dinero con la fotografía. Piensa que en la era digital en la que estamos, hay muchísimas empresas y muchas personas que necesitan imágenes y contenido para sus redes sociales, páginas web, publicidad, etc. Es decir, que trabajo no falta, solo tienes que saber dónde y cómo buscarlo. También existen bibliotecas de imágenes donde puedes vender tus imágenes y ganar dinero por cada descarga. Otra forma es tener contrato en sitios como estudios, cubrir eventos, o que tú mismo te promociones en las redes sociales en busca de clientes y proyectos. Para intentar vivir únicamente de la fotografía hay que ser muy valiente: no es imposible y hay quien puede hacerlo, pero no nos engañemos, es complicado. En muchas ocasiones es un trabajo lleno de trabas.
¿Qué opinión suele tener la gente de tu entorno cuando les dices que te quieres dedicar a esto?
Al principio, recuerdo que cuando lo mencionaba siempre me comentaban que no le veían mucho futuro, incluso yo mismo no lo veía claro. Siempre he creído que era muy complicado. Y, ahora mismo, es la gente la que directamente, sin yo mencionar nada, ya me dice que debería dedicarme a ello después de ver mi contenido.
Y a nivel profesional, ¿sientes que es una profesión valorada y agradecida?
Es una profesión en la que cuesta el doble poder conseguir que te paguen lo que tu trabajo se merece porque, a diferencia de otros muchos trabajos, en este tienes que hacerte valorar y aguantar constantes intentos de regateo en tus tarifas. Todo el mundo quiere fotos bonitas, pero pocos están dispuestos a pagar su verdadero precio. Son muchos los que no valoran la labor del fotógrafo, que no es solamente darle a un botón. Hay que tener en cuenta la experiencia del fotógrafo, sus conocimientos, sus habilidades, las horas de sesión y las de postproducción. Pero no todo es tan negativo: hay otra gran parte, sobre todo gente del sector, que apoya, valora y te agradece todo lo que llegas hacer.
¿Qué esperas que sienta la gente al ver tus fotografías?
Siempre busco que mis imágenes cuenten historias, que al observarlas te cuenten algo, que te transmitan sentimientos, que te hagan sentir emociones y que incluso te recuerden a fotogramas de alguna película.
Muchas gracias por tus respuestas y tu tiempo, Carlos. Y ya para terminar, ¿qué palabras le dedicarías a alguien que sueña con dedicar su vida a la fotografía?
Le diría lo mismo que me digo a mí: inténtalo y, si no lo consigues, piensa que siempre podrás hacer fotos, y lo que te hace feliz es eso. Indiferentemente de si ganas o no dinero con la fotografía, porque la pasión hacia ello va más allá de ganar dinero.
