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Diez años cultivando talento cinematográfico

Coincidiendo con la celebración de su décimo curso, el Grado de Comunicación e Industrias Culturales de la Universitat de Barcelona celebra su II Mostra Audiovisual. En esta ocasión, el recinto que acoge el evento no es otro que la histórica Filmoteca de Catalunya, en el corazón del Raval. Alumnado y docentes se reúnen en tan especial lugar para visionar, en pantalla gigante, algunos de los mejores cortometrajes rodados por estudiantes del grado a lo largo de esta emocionante primera década.

Las universidades catalanas han sido, desde hace años, una auténtica referencia en el panorama educativo europeo, y no es raro ver como cada curso alguna de ellas logra hacerse un hueco entre los mejores rankings internacionales. Es en este empeño constante por alcanzar la excelencia y ofrecer formación de calidad y adaptada a los tiempos, que la Universitat de Barcelona decidió hace diez años ofrecer una nueva propuesta formativa para las y los estudiantes con inquietudes culturales diversas, siendo muy conscientes de la importancia que tiene dicho sector en el tejido social actual. Tal ambición se materializó en el Grado de Comunicación e Industrias Culturales (o Grau CIC, como decimos sus estudiantes para ahorrar tiempo y saliva): una formación transversal a caballo entre la comunicación audiovisual y el periodismo moderno, espolvoreada con algo de filología, marketing y oratoria (puede contener trazas de economía, filosofía e historia). Dichos estudios hallaron su hogar en “La Central”, famosa por su céntrica ubicación y unos claustros y pasillos de película habitados por un profesorado motivado con el proyecto.

Parte del alumnado llegando al evento. / Foto: Carlos Cubells

Como hemos anunciado, la formación de este grado es amplia y diversa, capaz de satisfacer las inquietudes de la mayoría y de ayudar al resto a descubrir sus propias pasiones. Pero, dentro de esos cuatro intensos años, habrá un dragón que cada alumno y alumna tendrán que enfrentar: el cortometraje por grupos del segundo semestre del segundo curso. Quienes no lo han vivido no podrán entender el terror de tales palabras. Nos referimos a un proceso de meses de arduo trabajo, búsqueda de emplazamientos, adquisición de nuevos conocimientos técnicos, alquiler de material, escrituras de guion, trato con actores, horas y horas en la sala de montaje con tu equipo con los nervios a flor de piel… Una odisea de nueve a doce minutos que obliga a cada promoción a armarse con la mezcla perfecta de pasión y paciencia y de la que cada graduada y graduado presumirán a sus nietos (si los tienen) con los años. Al final, como aseguran los distintos profesores que imparten la asignatura, la nota es lo de menos. Y lo que todo el mundo se lleva es la satisfacción de haber creado algo de la nada, algo que es de ellos y a lo que han dedicado todas sus horas y sus ganas… Algo de lo que, gracias a la Mostra Audiovisual organizada por el grado, los estudiantes así como sus familias y amigos han tenido la oportunidad de disfrutar en el marco de un espacio envidiable.

Dándole las gracias a la Filmoteca de Catalunya es como Anna Tarragó, profesora de profesión y cinéfila de corazón, arranca su discurso; con el atril frente a ella, un foco sobre su cabeza y la colosal pantalla cinematográfica a sus espaldas. La emoción por ver sus trabajos proyectados en semejante lona hace sonreír a los alumnos presentes. Al tiempo que las luces se atenúan, los agradecimientos se suceden: hacia el jefe de estudios, Juan José Caballero, a la Facultad y el resto de profesoras y profesores, a alumnos y ex-alumnos presentes en esas butacas y, por qué obviarlo, también a la revista que hoy os trae este artículo. Finalmente, la sala queda por completo a oscuras, y así es como arranca la proyección de un total de siete de los mejores cortometrajes que el Grau CIC ha dado durante esta década…

La Profesora Anna Tarragó, durante el discurso inaugural. / Foto: Carlos Cubells

Tres elefantes es el cortometraje con el que arranca la gala de este año. Si bien el título puede resultar desconcertante, no lo es el espacio en que se ha rodado. Tras una secuencia del protagonista saliendo de su hogar (escena que demuestra que sus creadores estuvieron más que atentos a las clases de rodaje en movimiento o travelling) nos emplazamos en lugares emblemáticos de Barcelona, incluida la ya mentada Universitat. Mediante sus dos protagonistas, a quienes les une una camaradería singular, este cortometraje anima al espectador a vivir sin miedo, con la ilusión propia de la niñez y, por supuesto, con la capacidad de crear nuestros propios sueños.

Tras la primera ronda de aplausos, con la cartela de la Facultad de Filología y Comunicación para separar un proyecto del siguiente, Silience comienza su visionado. El tema, de nuevo, resulta universal: el amor y las tensiones familiares se conjugan en un abuelo, su hijo y las nietas del primero e hijas del segundo (fantásticas actrices más aún teniendo en cuenta su corta edad). Reproches del pasado y sueños del futuro se entrelazan con arte y nuevos planos de la ciudad condal, antes de recordarnos ese agosto de 2017 en el que todas y todos luchamos por no tener miedo…

Tras dos propuestas narrativas de ficción, el grado nos recuerda su versatilidad con una pieza documental, Fora de les quatre parets, la cual se propone -y con éxito- poner en jaque ideas preconcebidas sobre nuestro estilo de vida sedentario, consumista y urbano. Los testimonios, directos y dispares, invitan a dudar de lo que creemos inamovible y hacen un llamado para volver a conectar con la naturaleza, bajar un poco nuestro frenético ritmo y comprender que, a veces, menos puede ser mucho más.

Cartel diseñado para la II Mostra Audiovisual. / Foto: Carlos Cubells

El registro de la ceremonia da otra vuelta de campana con el cortometraje que más sonrisas logra dibujar en las y los presentes. No está el horno para bollos cobra la forma de un vídeo de YouTube para transportarnos a la no tan lejana era del confinamiento (o confinamientos) provocados por la crisis sanitaria del coronavirus hace un par de años. Nuestra nueva protagonista aprovecha estos momentos de soledad e introspección para recapitular sobre todas sus ex-novias: todas ellas carismáticas, extravagantes y perfectamente bien construidas con muy pocos minutos en pantalla. Cualquier persona que se instaló la popular app de citas Tinder en el móvil durante esos extraños y difíciles meses sonreirá con el final.

Y de la comedia pasamos a la tragedia con Mia. Porque, si bien este trabajo aborda también las inquietudes y debates de la juventud, el proyecto que lleva por título el nombre de su protagonista y de la actriz que le da vida (y que se vincula fuertemente con el trasfondo del corto) aborda temas tan emocionales como las despedidas en la amistad, el amor fraterno, las expectativas frustradas y el síndrome del nido vacío, todo ello en un cóctel de cotidiana belleza y talento interpretativo.

Con un título fonéticamente similar a la segunda propuesta, y poderosamente adecuado una vez más, Silenci es el penúltimo cortometraje de la velada, en este caso proveniente de la asignatura de Comunicación Audiovisual impartida por el Profesor Caballero. La interpretación de su único actor con diálogo atrapa a toda la sala con planos que potencian su presencia y una musiquilla que esperamos no deje de sonar nunca. Cuando comprendemos que el cortometraje es un elaborado rechazo a la lacra de la violencia machista, que sigue cobrándose incontables vidas cada año, sólo nos queda aplaudir con consternación, confiando que algún día esos hechos sean mera ficción.

Compañeras y compañeros, sonrientes durante el visionado de sus trabajos. / Foto: Carlos Cubells

Intersexualidad, la otra única pieza documental de la jornada y sirviendo además como representación del alumnado proveniente del Máster en Comunicación Especializada, se encarga de cerrar el evento. La presencia de eminencias sobre el tema expuesto enriquece un debate en el que también participan, a modo de entrevista, estudiantes de la Facultad. Con esta propuesta se consigue poner en tela de juicio la importancia capital que se da a la división binaria de sexos en el momento de nacer (expuesta esta brillantemente con los clásicos globos azules y rosas, entre otras imágenes que tenemos quizás demasiado asumidas). Para llevarnos a casa la reflexión de uno de los expertos al asegurar que podemos estar no ante un problema individual sino social, pues cada cual se siente como lo que debe ser y no es otra cosa que el contacto con la sociedad lo que muchas veces nos hace sentir incompletos, mutilados, encasillados y despreciados…

Y es así, tras siete cortometrajes tan brillantes en su aspecto técnico como emotivos en sus mensajes y reivindicaciones sociales, como la gala toca a su fin: las luces laterales vuelven a encenderse cuando el último aplauso todavía no se ha apagado del todo. La sala comienza a vaciarse con la lentitud que provocan los abrazos y las sonrisas propias de esta clase de evento, al tiempo que las y los protagonistas regresan a la entrada de la Filmoteca para tomarse una fotografía conmemorativa del evento. Esas generaciones ya lo han conseguido, y todo el mundo puede ahora disfrutar de sus resultados en el canal de YouTube del Grado (https://www.youtube.com/c/ubgcic/videos). El año que viene, y los cursos venideros, nuevos equipos tendrán la oportunidad de presentar sus trabajos y maravillar a los presentes, dejando su huella mientras se forman con tesón en una de las profesiones más hermosas que pueden existir: crear arte, llamar a la reflexión y, en definitiva, comunicar emociones a los demás.

La Filmoteca de Catalunya, diez años en El Raval. / Foto: Carlos Cubells
Imagen destacada: La Filmoteca de Catalunya, enclave de la II Mostra Audiovisual del Grado de Comunicación e Industrias Culturales (Universitat de Barcelona). / Foto: Carlos Cubells

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