Entrevista General

Carla Deltoro: “Un amigo me llama choni intelectual, pero siempre he sentido que no sabía lo suficiente”

Hablamos de Que Pasa Nen de Alizzz, arte periférico y cómo influye el entorno en un artista.

La nueva propuesta de Alizzz ha dado mucho de qué hablar desde que salió el pasado mes de septiembre. La canción muestra su singularidad al evidenciar la necesidad de nuevas perspectivas en los discursos artísticos. El productor ha cosechado el reconocimiento de las grandes entidades de la industria musical, y ahora vuelve a su Castefa natal a cantar desde los márgenes en catalán. Como él mismo apunta en unos versos, eso no va de idiomas: no es un asunto de lengua sino más bien de clase.

Nave Industrial en el polígono de Badalona / Fotografía de Carla Deltoro

Hay una puesta en valor dentro de la canción de las identidades criminalizadas y perseguidas que forman parte de la periferia: las chonis, las jenis… Y en contrapunto, también se señalan aquellas figuras estáticas y cómodas del panorama catalán que no acogen discursos plurales y que forman parte de una masa reducida y monorepresentativa. El último lanzamiento de Alizz Que pasa nen reivindica la producción de los artistas de la periferia barcelonesa en contra del status quo catalán. En sintonía con la nueva canción, hablamos con Carla Deltoro, una fotógrafa que recoge esta identidad del extrarradio en la totalidad de su obra.

Carla Deltoro es una fotógrafa de Sant Adrià de Besós, sus instantáneas tratan de explicar historias que retratan las realidades de su ciudad, de la periferia de Barcelona. Ha trabajado para marcas como Grimey y ha publicado sus fotografías y proyectos en medios como Metal Magazine o Schön! Magazine. Quedamos con ella en la cafetería que hay enfrente de su estudio en Badalona.

Partimos del nuevo tema de Alizzz, Que Pasa Nen, un grito desde la otra parte de la “trinchera”, desde el otro extrarradio, el del Llobregat.

Alizzz se autorreferencia como un choni/cani en esta canción, una tribu urbana sobre todo proveniente de los barrios del extrarradio de las grandes ciudades y muy castigada y estigmatizada en la última década. Sin embargo, cada vez más el mundo del mainstream se apropia de sus valores estéticos: el chándal, la joyería dorada… Tú, como una profesional que retrata estos valores estéticos, que los reivindica en su obra y en su persona, ¿qué sientes al respecto?

Ya era hora de dejar de estar demonizados porque desde que era adolescente mi estética era de choni y he tenido que desvincularme de ella. Siempre me he sentido acogida por la música, por el reggaeton y el trap, pero lo vivía desde una esfera privada. Así que claro que me parece interesante que ahora se ponga el foco en nosotros y se diga: Sí, ¿qué pasa? Soy así y me merezco hablar.

Lo que está pasando con el trap es increíble y me encanta formar parte de ello, estar en el ajo. Siento que puedo abrazarlo de nuevo, eso hace que me sienta muy bien conmigo misma y vuelva a aceptarlo. Pero todavía siento mucho estigma, sobre todo dependiendo de la gente con la que me junte y el contexto, porque a veces siento que no se me toma igual de en serio.

¿Y los equipamientos culturales? ¿Cómo son las instituciones públicas o ayuntamientos con los artistas locales?

El ayuntamiento primero que se preocupe por Sant Adrià del Besòs, que falta le hace, después ya que se preocupe por los artistas.

Pero bueno, han pasado mucho de nosotros. Hemos intentado mover cosas, hemos picado muchas puertas, pero cuando alguien te pone tantos problemas y tantas pegas en realidad es porque no quieren que salgan adelante los proyectos. Hay muchas cosas que se podrían hacer y que no se hacen porque no les importa. Así está el barrio: todo el mundo se quiere ir porque no hay oportunidades, no hay nada.

Voy a contar una anécdota que recalca la evidente falta de apoyo a los artistas: A las Ninyas del Corro no les hicieron caso aquí hasta que fueron a la Resistencia, entonces las sacaron en portada en el diario de Sant Adrià. Hay un montón de gente haciendo cosas y moviendo la periferia, pero hablan de Las Ninyas cuando salen en la tele, antes no.

Frame de Que Pasa Nen de Alizzz / Vídeo dirigido por Felix Bollain y Rafa Castells.

La canción contiene sobre todo una crítica a la soberbia en la cultura más estandarizada:

¿Has notado o visto esta condescendencia en algún momento, ya sea trabajando como fotógrafa o mientras estudiabas?

Todo el rato. Ahora no tanto porque me he enfocado en una cosa concreta que quiero hacer y gente con la que quiero trabajar. Pero al principio no lo tenía muy claro, hacía eventos donde tenía que amoldar mi estilo a esos espacios más “pijos” y aun así me decían que no podía ir vestida así.

Para mí es estar todo el rato luchando porque se me tome en serio. Yo vengo del mundo del arte, de querer dedicarme a la foto de autor, y eso es un círculo bastante cerrado y elitista. Un amigo me llama choni intelectual, pero siempre he sentido que no sabía lo suficiente. Daba igual cuánto estudiara, que siempre iba a sentir que no había leído los suficientes libros. Espero tener un lugar en el arte contemporáneo.

¿Crees que hay una intención de cambio dentro de la estructura cultural catalana? Es decir, ¿crees que se está gestando una voluntad por incluir la pluralidad de discursos?

Creo que no les importa tanto. Igual soy muy dura, pero creo que de verdad no les importa. En muchas ocasiones, hablan de unas realidades que no les pertenecen. Los pobres no necesitan que hables de ellos porque todos tienen un móvil, tienen su propia voz.

Hay gente que está haciendo cosas y que está hablando desde los barrios y ciudades de la periferia, pero que por falta de recursos y de contactos no saca adelante los proyectos. Dentro de la esfera catalana hay una apropiación de discursos, y que venga una persona que no vive esta realidad a retratarla me parece mal porque nos quitan la voz, el espacio para crear. Y esta es una manera cómoda y reducida de incluir los discursos.

Tiene que pasar tiempo y dejar que se formen discursos democráticos. Antes, el arte y la fotografía estaban reservados a la élite, ahora todos pueden hacer fotos. Me encanta la fotografía pese a que sea un mundo saturado porque todo el mundo tiene acceso a representarse.

Por eso creo que no hace falta ni siquiera que entremos en ese círculo.

El Morad es un ejemplo de representación de otra Catalunya que no cuadra en el discurso purista. ¿Crees que poco a poco se están poniendo en valor la diversidad de voces catalanas?

El Morad es una figura muy interesante porque es una persona muy estigmatizada por su etnia, por su clase, por donde vive y por lo que hace. Ivan Salvador, su filmmaker, aprovecha el formato atractivo del videoclip para explicar lo que está pasando en La Florida. Es un genio del documental y es muy inteligente.

Hablando de la pluralidad de discursos, está muy bien que haya cabida para su voz. Solo en Francia era donde se veía el nacer de este movimiento MDLR, los chavales de aquí ya les escuchaban porque aquí no había nadie que cantara por ellos. Creo que en el sentido discursivo nos parecemos mucho. El Morad no se mueve del barrio para grabar, eso provoca que pasen cosas en su ciudad y que salga en los medios o la gente le conozca por cosas buenas.

Fotograma del videoclip de la canción Acto de Calma de Morad / Dirigido por Iván Salvador.

Un verso de la canción: “ Soc la Jeni anant de xula i vacilant als catarres”:

Parte del orgullo del barrio pasa por reivindicar lo propio y no avergonzarse por ello, es decir, subvertir el estereotipo y abanderarlo. ¿Crees que tu trabajo ayuda a que la gente del barrio defienda y se reconcilie con su propia identidad?

Ojalá sirva para ayudar a alguien, pero la realidad es que, por ejemplo, miré las estadísticas de la gente que me sigue en Instagram, y solo un 3% es de Sant Adrià del Besòs. Es muy poco, siento que esa conciliación no se ha hecho, pero vaya, ojalá mis imágenes hayan servido a alguien del barrio, o que hayan dicho, joder, qué guay que pasen estas cosas en el barrio.

Pero también hay mucho rechazo por ser de donde eres, es una cosa casi privada. No dices soy de San Adrián, dices soy de Barcelona porque ya sabes la cara que te van a poner, o el clásico chiste de “¿pero eso es muy chungo no?”. Es muy bueno que te valide gente de fuera, artistas que te gustan, pero también quieres el reconocimiento de dentro, porque al final el motor interno es el barrio. La pandemia ayudó a hacer piña en el barrio, al no poder ir al centro, todo lo que se podía hacer se hacía aquí. En ese sentido, la gente se reconcilió forzosamente con sus ciudades.

Pero no sé si la gente de mi barrio entiende mis fotos, al principio me daba hasta pudor. Y obvio que en Barcelona es dónde la gente va a entender mejor tu movida y es dónde puedes mover tu arte y conocer a la gente que puede moverlo. Por un lado, es lógico que te quieras ir de aquí, pero por el momento estás aquí, yo me he criado aquí y esto es lo que me hace ser quién soy y cómo hago mi arte.

Y lo de vivir a 20 minutos en transporte público de Barcelona, una ventaja, ¿no?

Es una dicotomía, antes me pasaba todo el día entre Barcelona y Sant Cugat, tenía la uni en el centro y el curro en Sant Cugat, esa temporada desconecté de Sant Adrià. Pero la pandemia fue un golpe de realidad, no sabía quién era, qué estaba haciendo, cuáles eran mis códigos o qué me definía.

Después de la pandemia, perdí casi todos los contactos del centro, me he quedado con dos o tres amigos, ninguno me ha llamado para currar. Pero es eso, tampoco estoy en una plaza de Gràcia o echando una birra en Carrer Tallers. Y no pasa nada, pero es sorprendente cómo después de cuatro años los vínculos dejaron de existir.

Tu trabajo fotográfico como storyteller, Cobre, Los Correas… realmente no es algo muy común entre los fotógrafos locales o nacionales ¿A qué se debe esta necesidad de crear historias a través de lo “estático” de la foto y no tanto del vídeo?

Yo soy una cineasta frustrada porque realmente quería hacer cine. Al final hice fotografía y me gustó, me especialicé en la foto de autor porque es una manera de explicar historias a través de las imágenes. Los fotolibros o los fanzines son una manera de secuenciar las imágenes y de contar algo. Me parece interesante y muy romántico contar eso a través de la fotografía y no del video. La foto te da la recreación, puedes mirar una cosa que está capturada y concentrada.

Los Correas, fotografía de Carla Deltoro/ Modelos: Laura Gómez e Iván Gil / Imagen cedida.

Estas historias que cuentas parten de una mirada que te acompaña siempre ¿Podrías definirla?

Yo intento recrear lo que yo vivo, las cosas con las que he crecido, cómo son mis amigos. Igual hay gente que lo ve y no empatiza, pero, para mí, sí, porque es lo que soy.

Tengo sentimientos encontrados muchas veces con lo que hago porque provengo de una cosa muy pura: la fotografía documental, que es el máximo exponente de contar una realidad. Hay parte de ficción dentro de la realidad que retrato, pero en muchas ocasiones está corrupto porque a través de una historia te vendo una camiseta. Pero es que yo también quiero hacer dinero y que se me reconozca. No es tan puro, pero y qué: esto también va de que se mueva dinero en el barrio.

En tus fotografías, se pueden apreciar elementos y entornos muy llevados a la costumbre, a lo acogedor del barrio, como el bar de Cobre o la portada de #SKIT2020 de las Ninyas del Corro. ¿Cómo crees entonces que influye tu entorno en un sentido espacial para hacer tus fotos?

Mi entorno influye en todo, es lo que veo todo el rato. Al final, cuando creas con gente que tiene tus mismos códigos, sale rodado, porque todos hablamos el mismo idioma, aunque unos hagamos fotos y otros música. Para la portada de las Ninyas no tuve que explicar ni justificar nada de mi propuesta de la foto, ellas entendían el entorno, los objetos, estábamos en una misma página. Te puedes amoldar a un encargo, pero cuando curras con alguien con tu mismo background, esa persona siempre suma y te entiendes.

Cobre/Fotografía de Carla Deltoro/ Modelo: Aram / Fuente: Schön Magazine.

También hay elementos y espacios que utilizas para realizar tus trabajos, que dan la sensación de que se quedan a medio camino entre lo costumbrista y lo contemporáneo, espacios periféricos que son el día a día, pero que se entienden en un contexto globalizado, como el restaurante chino de polígono en tu storytelling Big Bazar Town o la peluquería paquistaní con Nico Miseria.

Son realidades. La inmigración ha podido construir sus propios negocios y sus propios barrios dentro de otros barrios, me parece una locura.

Por ejemplo, estuve de viaje Madrid y me fui a hacer fotos a Usera, el Chinatown oficial de Madrid, quería verlo, qué cosas había parecidas y diferentes con el polígono chino de Badalona. Y es una locura porque era casi como ver lo mismo: las culturas son universales y se construyen simétricamente en cada ciudad. Además, en este viaje conocí a una chica inglesa que trabaja en el mundo creativo que entendió lo que yo hacía, al igual que un fotógrafo de Australia que me dijo por Instagram que entendía mi movida, esto me parece muy interesante. Es de lo que más valoro, últimamente, que la gente pueda conectar con los relatos. A pesar de que me falte el apoyo de Sant Adrià del Besòs… (Entre risas)

Fotografía de Carla Deltoro/ Modelo: Nico Miseria / Fuente: Metal Magazine

Un elemento cuanto menos clave en tu arte son las Tres Torres… ¿Qué opinas del proyecto de Hub Digital y Audiovisual que se va a llevar a cabo?

Me parece genial el proyecto, solo espero que también tengan en cuenta a la gente que crea aquí, en la periferia. Pero también veo bien que vengan a crear los del centro, son los que tienen el dinero. Pero sí, ojalá cuando se haga acabe currando aquí, al lado de casa (Entre risas).

Por último… ¿Artistas de la periferia o con esa identidad que te gusten?

Uf… Esto me hace pensar… ¿Qué te hace ser artista en la periferia? Tú puedes vivir aquí y no crear sobre esto, o no vivir aquí y crear sobre esto. Pero si tuviera que pensar en artistas con los que comparto cierto background, pues te diría las Ninyas del Corro, Nico Miseria, Iván Salvador, The Fresh Prince, Laura Lobos… Mi amigo Sandro, Irene… Quién me parece que fue pionero como artista periférico es el Gitanodelfuturo.

La antigua Central F.E.C.S.A / Fotografía por Carla Deltoro
imatge destacada: carla deltoro / imatge cedida

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