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Alfombra Roja para la diversidad: la gala Miss T Star Spain ilumina Barcelona

Según datos de la Organización de las Naciones Unidas, la Tierra alcanzó el pasado 15 de noviembre los 8.000 millones de habitantes. Pese a tan espectacular dato, aún hay quienes se niegan a aceptar la diversidad del ser humano, poniendo etiquetas y negando a los colectivos sociales que les incomodan. La cultura es una herramienta fundamental para la visibilidad de esos grupos que han sufrido la represión o incluso el castigo social, legal o “divino” durante tanto tiempo, como el colectivo transexual.

Hace apenas cinco años, la actriz Daniela Vega se convertía en la primera actriz trans en presentar los Oscar al ser la película en que participaba una de las galardonadas. Este año, Kim Petras ha sido la segunda música trans en alzarse con un Grammy (la primera fue Wendy Carlos, ¡en 1970!). Personas trans están cada vez más presentes en los medios y productos audiovisuales, incluso en series animadas infantiles (Terry de The Dragon Prince, 2018, Netflix) o videojuegos (Sirona Ryan de Hogwarts Legacy, Avalanche Software, 2023). Ahora, la actriz, modelo y presentadora Michelle Relayze ha celebrado en Barcelona la gala Miss T Star Spain, colofón al primer reality de mujeres trans de la historia: La Casa de las Reinas.

Michelle Relayze y Marc Florenza, encargados de presentar la gala. / Autor: Ramón Redel

Principios de año y el frío pega con fuerza en la ciudad de Barcelona. El viento silva entre los árboles de la Gran Via de les Corts Catalanes. Contra ello, la Sala Aquarella, ora restaurante, ora teatro, enciende sus focos no muy lejos del Edificio Histórico de la Universitat de Barcelona, donde esta revista tiene el gusto de cocerse. Sobre las cinco y pico de la tarde, los operarios se encuentran montando el photocall de la entrada, adornado por los logos de los patrocinadores y situado sobre una gruesa alfombra roja digna de una gala. Eso es justo lo que va a tener lugar al anochecer. Pero no se trata de una gala cualquiera…

Me acerco a la puerta y uno de los técnicos me saluda. “Vengo para un artículo de la Universidad, he hablado con Michelle Relayze”, y apartan el cordón de terciopelo para que pueda entrar. Pero, ¿quién es Michelle Relayze? Hablamos de una pionera y activista de los derechos LGTBIQ que lucha por la visibilidad del colectivo trans a través de la moda y la cultura en general. Y hablo con ella cuando sale a saludarme. Viendo cómo el resto de personas en sala reclaman su ayuda o supervisión para todo, aprecio aún más el gesto. Me dan una silla en la zona final de la estancia, y me siento intentando molestar lo menos posible. Técnicos de imagen hacen ir cables y trípodes aquí y allá, mientras los de sonido, en su cabina, repasan los temas y los tiempos para cambios de ropa, etc. El servicio de catering va colocando refrescos y pastas en cada mesa.

Hablar con Michelle ahora mismo será un poco complicado. No pasa nada, durante los últimos días he podido rescatar un sinnúmero de citas suyas y manifiestos a través del que ha sido, nada más y nada menos, el primer reality del mundo compuesto por mujeres trans. Saco el teléfono del bolsillo de mi americana (la ocasión la amerita). Según San Google, el primer reality se remonta a An American Family, con fecha de 1973. Vendría después el porgama neerlandés Nummer 28, ya a principios de los noventa, primera ocasión en que se colocó una cámara frente a un grupo de desconocidos invitados a interactuar entre ellos. Ambas series obtuvieron récords de audiencia y se convirtieron en un verdadero hito para los antropólogos de su tiempo, siendo profundamente controvertidas en muchos aspectos al dar visibilidad a realidades omitidas normalmente en los medios y generar un amplio debate.

¿No es ese el objetivo de la cultura? Michelle así lo cree, y ello ha provocado que diese un paso (o varios) hacia adelante para convertirse en la directora y conductora de La Casa de las Reinas, un producto audiovisual compuesto por cinco programas de aproximadamente una hora de duración cada uno -amén de pequeños programas especiales a modo de presentación o avance- en que el público ha podido conocer, a través de YouTube y las redes sociales, las vidas e inquietudes de diez chicas trans de diferentes Comunidades Autónomas españolas (Andalucía, Aragón, Baleares, Canarias, Cataluña, Extremadura, País Vasco, Madrid, Rioja y Valencia) motivadas por una u otra razón a contar su historia y competir en distintas disciplinas como son la fotografía, la pasarela y el videoclip. “Considero que la presencia trans es aún una lucha, faltan oportunidades para demostrar que podemos ser profesionales”, afirma Michelle ante la realidad constante de ser desplazadas o encasilladas por compartir una condición que abarca, según la OMS, entre el 0,3 y el 0,5% de la población mundial. Si el porcentaje parece pequeño, veámoslo en números absolutos: entre 14.000 y 25.000 personas en España. La cifra ha aumentado conforme se ha ido combatiendo el estigma, por lo que podría ser incluso mayor.

Las participantes del certamen salen al escenario entre aplausos. / Autor: Ramón Redel

Cada capítulo se ha desarrollado como cualquier otro programa de esta índole, y que ya generan de por sí rechazo a una parte de la sociedad. La gala de esta noche es un evento en sí mismo, pero, a su vez, pone la guinda y la corona a todos esos días que las chicas compartieron juntas en la casa, poniendo en común sus experiencias, miedos y también esperanzas. La pregunta es obvia, y cuestiono a Michelle sobre qué le diría a alguien que se manifieste en contra de esta clase de programas y eventos. Su respuesta es un complejo equilibrio entre firmeza y empatía: “Lo invitaría a ver nuestro reality, a ver la historia detrás de cada persona que sueña con una corona, y el trabajo que hay detrás. Porque esa corona es una herramienta para llegar al mundo”.

Cuando la gala comience, ella añadirá: “No me pagan para instruir a nadie, solo les doy voz para opinar a quienes no la tenían. ¡Nos gusta la libertad!”. Antes de ello, siguen los ensayos de imagen y audio. Las chicas, con ropas más casuales que las que lucirán en breves, practican la puesta en escena con Maxi, encargada de las coreografías. Saco algunas fotos con mi teléfono, pero a mi lado se sienta Ramón Redel, hombre de profesional, cámara y sonrisa relajada. No tardamos en empezar a hablar. Me cuenta que conoció a Michelle en el PhotoCall Stop SIDA, otra rémora con la que ha cargado el colectivo durante años. El activismo no descansa. Me ofrece sus instantáneas, y las acepto sin dudar.

“No me pagan para instruir a nadie, solo les doy voz para opinar a quienes no la tenían. ¡Nos gusta la libertad!”

Se acerca la hora en la que dará comienzo la gala, y mato el tiempo alternando los ensayos de las chicas con algunas de sus intervenciones en el reality colgado en la red. Los perfiles de todas ellas son muy distintos: diversas edades, diversas profesiones, diversos objetivos… “Me gustaría que la gente se quedase con la unión entre chicas diferentes entre sí, pero unidas por un solo mensaje de normalización”, expone Michelle. En uno de los programas, una de ellas afirmaba que cuesta ser una misma ante las cámaras. Hacen el esfuerzo porque todas quieren transmitir algo, ya sea activismo, empoderamiento o arte. Miss Madrid, Carla, a quien se le nota en su seguridad que no es esta su primera gala, no se anda con rodeos: “Todas competimos por la corona”. Qué significa esa corona para cada una de ellas será otro tema que poco a poco irán desvelando. En un momento en que las chicas comparten pantalla en esa clase de estampas que la pandemia volvió cotidianas, se les pide resumir la experiencia en una o pocas palabras: lucha, energía, una fantasía, drama del bueno y del malo, innovación, evolución, sororidad, visibilidad… Una de ellas dice, finalmente, “vida”. Lo más elemental para cualquier ser humano, pero algo que para ellas ha estado en duda durante demasiado tiempo.

Las chicas se retiran entre bambalinas y la hora se acerca. Habrá una alfombra roja arriba, donde trabajaban los operarios, antes de la gala. Mientras tanto, los primeros asistentes ocupan ya algunas sillas y en la pantalla gigante van pasando los logos de las empresas patrocinadoras. “Muchas empresas hacen solo fachada durante el Pride”, se quejan algunas de las modelos en uno de los realities, haciendo referencia a pink washing, esa serie de estrategias de márqueting que llevan a cabo muchas marcas para sacar beneficio económico de la lucha social LGTBIQ+ mediante mercadeo superficial que poco o nada aporta a la causa que dicen defender. “Se declaran restaurantes inclusive diciendo que aceptan a todes porque esa palabra es negocio. Pero luego no tienen cartas adaptadas para ciegos ni saben atender con lenguaje de signos que sí haría falta” reflexionaba con tino Noah, hoy Miss Baleares.

“Esto es todo fachada y durante la semanita del orgullo”, aportaría más adelante Maxi de coreografías, asegurando que el resto del año tienen que oírse que son “unas amputadas, musculocas y plumófobas”. De allí que la implicación de estas marcas fuera del calendario sea tan agradecida (leo, entre ellas a Generación O2, I-Vaginarium, Piccole Magazine, Womens World, Lola Barcelona, Tío Papelón, Gòtic Make Up, la diseñadora Natalia Falcao, las locaciones de Alder Art Studios, el restaurante Casa Jaime, los estilistas de Venus Trend, Bcn Clínic, Ten Image & Cazcarra, Ros Arte Floral). Mientras espero, una amable señora se sienta a mi lado y charlamos. Su nombre es Marisa Gay, barcelonesa, pero nacida en Galicia, ha venido para acompañar a Ivanna López Gay, Miss 2016 del certamen y que hoy asiste como una de las invitadas de honor. “La visibilidad de las personas es lo más importante. Que puedan encontrarse chicas de diferentes comunidades o incluso países para compartir su experiencia me parece algo formidable”, nos cuenta esta educadora social de la promoción del 82, graduada también en psicopedagogía, orgullosa de ver cuánto se ha avanzado en los últimos años.

La organizadora Michelle Relayze recibe una sorpresa de parte de sus chicas. / Autor: Ramón Redel

La sala se llena rápidamente tras los aplausos y flashes en la entrada. Y cuando las luces se apagan, comienza el verdadero espectáculo. La gente ocupa ya sus mesas y, al frente de todo, el jurado es alumbrado por focos. Al micrófono, Marc Florenza ayuda a Michelle a presentarlos: Tina Recio, fundadora del programa de apoyo I-Vaginarium; David Molina, profesional del maquillaje; Hillary Dávila, Miss Suiza; el actor Víctor Tom; el estilista Jorge Reis; y la experta en moda Luna Reyes; acompañados todos ellos por Iván Palacios, director del Belísima Internacional Trans de Mallorca al que asistirá la ganadora de esta noche para representar a España. Tras una actuación musical de “La Diabla”, ese mismo jurado sorprende a la organizadora de todo aquello con un premio en forma de estatua, el primero de la noche, para agradecer el haber creado el primer reality para mujeres trans del mundo, desde cero. Tras unas emotivas palabras dedicadas a quienes le han ayudado a lograrlo, toca empezar con el evento principal. Y para ello no hay otra forma que presentando a las modelos que han venido esta noche para hacerse oír. Y es así que, con Marc Florenza sosteniendo el micro, las chicas avanzan una por una presentándose a ellas y a la región a la que representan.

“La unión de chicas diferentes entre sí”, había indicado Michelle al destacar lo más importante de este evento. Y lo son, tanto en objetivos, como en historias y en edad. Ello justifica las palabras lanzadas por la Miss Cataluña Alicia, graduada en Farmacia y profesional del mundo del perfume, al arrancar el reality previo a la gala: “¿Qué es competencia, si somos todas distintas? Si luchásemos por encajar en una categoría, nos polioperaríamos todas y seríamos todas iguales. No competimos entre nosotras, aquí compites contigo misma, con tus miedos. (…) No compito por un pedazo de metal, yo vengo aquí a exponer algo”, defendía la barcelonesa frente a algunas compañeras que afirmaban estar aquí por la corona, para aprender o para formarse. “Para mí, es un regalo a mi niña interior”, exponía Huma, Miss Aragón, la más mayor de todas ellas y, por cuestión del entorno de cada época, la que inició su transición a una edad más tardía. Quizás su distinta perspectiva es lo que le aporta puntos de vista y reflexiones únicas entre el resto. Mientras la presentadora de la noche celebra la aprobación de una ley trans en España asegurando que “no es poca cosa y representa la lucha de muchas generaciones”, recuerdo una de las conversaciones más interesantes de todos los episodios del programa previo: un debate informal sobre este asunto y otros tales como la violencia machista o el lenguaje inclusivo, éxito para algunas y antilengua para otras.

Si bien muchas celebraban la ley como un triunfo, Huma afirma, y algunas chicas la apoyan, que esta está muy mal hecha, abriendo la puerta a abusos y pederastia, y a que ciertas personas se aprovechen de ella. ¿Quién tiene más derecho a ser crítico con una ley que las principales afectadas? Su discurso propicia el debate, mientras la más joven de todas ellas, Arianna (Miss Andalucía) resopla diciendo que “este tema aburre”, si bien más adelante empatiza con los contextos históricos distintos que han podido enfrentar sus compañeras más mayores. Con suerte, nada de esto será una preocupación para próximas generaciones. El debate termina con la conclusión de que, bien o mal hecha, la ley consigue poner el tema sobre la mesa y en las calles, pese a que no haya acuerdo con respecto a la necesidad de tratamiento médico previo o la necesidad de la etiqueta de persona no binaria. “Más importante que poner leyes es enseñar respeto. Hemos venido a quitar etiquetas, no a poner más”, concluye Huma. Durante el siguiente desayuno, recordando el debate de la noche anterior, Arianna lo tiene claro: “Yo quiero demostrar que por ser trans no somos ni más ni menos que nadie”.

“Por ser trans no somos ni más ni menos que nadie.”

Por supuesto, hay muchos puntos en los que estas diez mujeres que ahora desfilan sí están de acuerdo. “La transexualidad ya no es ponerte tetas o tener vagina”, expone Miss Canarias, tocaya de la organizadora del evento, algo con lo que todas coinciden. Sobre prejuicios y estereotipos, añadirán que “El colectivo gay y el colectivo trans no tienen nada que ver. Hemos de estar unidos, pero es que orientación sexual e identidad sexual no son la misma cosa”, destacando el problema de ciertos cánones sociales y generalizaciones difíciles de derrumbar. Ello añade otro concepto en el que parece haber consenso, al discutir las chicas sobre la aceptación a dos niveles, uno personal y otro social, compartiendo vivencias en que una tercera persona ha manifestado interés por ellas en lo particular, sin que la condición de trans supusiera ningún tipo de impedimento para ello, pero que, sin embargo, sí veían un problema a la hora de hacer tal hecho público por el miedo al “qué dirán”. Quizás, hablando en alto, descubramos que no hacía falta tener tanto miedo, o que al menos valía la pena no tenerlo.

Las chicas desfilan con sus vestidos de noche en uno de los grandes momentos de la gala. / Autor: Ramón Redel

En lo que sí coinciden ahora todas ellas son en su indumentaria, mientras realizan, ante un público animado, su desfile de bañadores, arropadas por personalidades del sector como Miss Panamá 2022 o Noemí Montilla, profesora de misses y Miss Brasil del mismo año. La pantalla gigante se inunda ahora con imágenes de otra de las pruebas del reality, el videoclip que las chicas grabaron con la canción “La gata bajo la lluvia” (efectos metereológicos incluidos) de Rocío Dúrcal, homenaje a la Diva de Divas y que representa aquí a “todas las mujeres empoderadas y valientes”, en palabras de Michelle, quien muestra una conexión especial con la letra gracias a su madre, hoy presente. Tras nuevos agradecimientos, ahora a Joana Matas, activista del colectivo desde el mundo de la cultura y próxima a estrenar su nuevo cortometraje, emerjen de entre bambalinas todas las modelos con sus trajes de noche, haciendo de las lentejuelas, los vestidos largos y las alas las protagonistas. “Somos arquitectas de la felicidad”, aseguran quienes han tenido que construirse la suya propia. “La belleza se irradia desde lo que una es, y acepta diferentes colores y formas”, expresan emocionadas.

“Somos arquitectas de la felicidad. La belleza se irradia desde lo que una es.”

Termina el desfile y el jurado se retira a deliberar mientras el artista Borja Escalona entretiene con su música. Una vez regresan, comienza la multitudinaria entrega de premios. Quizás, en este punto, estos sean lo de menos o, al menos, no lo más importante que se pueda conseguir al final de semejante camino. Aun así, para qué engañarnos, todos los esperamos. Los primeros se presentan en forma de bandas por parte de las empresas patrocinadoras. Las chicas las van recibiendo y, antes de pasar a la ronda final, la organizadora y maestra de ceremonias Michelle recibe de sus chicas su propia corona junto a un perfume hecho especialmente para ella por una de las modelos. Sentado ahora junto a la familia de la misma, Miss Cataluña, pregunto a su madre cómo se siente al ver a su hija sobre el escenario. “Yo no acabo de entender este tipo de concursos”, confiesa, “pero para Alicia era importante estar aquí y probarse, dar su mensaje con su vestido que tiene mucho simbolismo y en el que todos en casa hemos ayudado”.

Entre aplauso y aplauso, añade que “no puedes cambiar el mundo sola, pero puedes ser una buena influencia para tu entorno a través de tus actos. La belleza exterior es efímera, pero la interior que demostramos con nuestros actos es para siempre y si esto la ayuda a expresarse y ser más ella, vamos a tope con apoyarla”. Sònia Ruiz, compañera de promoción de la modelo en la Facultad, desde la mesa de al lado, aporta: “Es un placer ver a mi amiga participando en este concurso. Ver que están sus padres, hermanos y amigos apoyándola, me recuerda el gran recorrido que ha tenido que realizar estos años. Cuando ha salido con su vestido, desplegando sus alas, su hermano pequeño se ha levantado y ha abrazado a su padre. Me he emocionado mucho y creo que el objetivo de Alicia y de las otras chicas es justo eso, poder celebrarse a sí mismas”, nos explica con los ojos vidriosos.

Emotivo abrazo entre las finalistas. / Autor: Ramón Redel

Tras esos premios previos, el jurado selecciona a las cinco finalistas: Valencia, Canarias, Madrid, Extremadura y Andalucía. Sobre el escenario, las últimas aspirantes a la corona hablan de su experiencia en el concurso, Miss Canarias responde a qué es la salud mental como “la resiliencia y la capacidad de crecer afrontando los problemas”, y de este concurso Miss Madrid destaca que “no se percibe la belleza como lo hacen las personas cisgénero, aquí pesa más mostrar una voz que una cara”. Miss Andalucía cierra la ronda indicando que, a cualquiera que sienta que debe emprender ese camino, “que se atreva, sin miedo, sin importar la edad, todas merecemos ser tratadas como reinas”.

Llega el momento culminante, no solo a esa noche, sino a todo el programa previo y, en realidad, a muchos más meses o incluso años de duro trabajo. Junto a las chicas se halla ahora sobre el escenario Christine Soriano, ganadora de la edición anterior del certamen y sexta del concurso mundial, y que hoy viene a ceder su corona y dar un mensaje: “La corona pesa. (…) Quiero decirle a mis hermanas que nos ha tocado vivir una vida dura, pero nos unen historias, somos una y juntas cambiaremos el mundo”, logra arrancar uno de los aplausos más poderosos de la noche, antes de ceder la corona a su sucesora, Miss Valencia, justo antes de que la separación entre escenario y público se difumine en un lienzo de aplausos, flashes de cámaras y muchos, muchos abrazos.

Noah Sánchez, Miss Valencia, recibe la corona de manos de su predecesora. / Autor: Ramón Redel

“Nos ha tocado vivir una vida dura, pero nos unen historias y juntas cambiaremos el mundo.”

Imatge destcada: Las modelos de Miss T Star Spain 2023. / Autor: Ramón Redel

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