CURVAS, CURVAS, CURVAS

La línea tiene su forma propia y su contexto. Así, la recta está en el asta o en un obelisco fálico y la curva esencial es la cadera de la Venus del espejo, la letra lambda o la pareja de delfines que adoraban los romanos y que Carlos Barral –con quien yo mantuve secretas coincidencias de gusto– escogió como emblema de su sello editorial. Curva doble que se anuda para marcar un encuentro.

(Qué bueno… Todavía más difícil: encontrarse no en una encrucijada sino en la misma curva.)

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