UNA SIMPLE FORMALIDAD AMINISTRATIVA

Cualquier país industrializado de época tardo-capitalista tiene una férrea burocracia como una de sus características más genuinas. En la actualidad cualquier nación occidental padece aún la barroquización y las últimas consecuencias del capitalismo, por decirlo a la manera de la estructura del arte clásico de Winckelmann (arcaico, clásico y helenístico), sin que haya indicios de superación o de tránsito a otra época. La burocracia sigue siendo una característica inconfundible de nuestro tiempo, lo mismo que su funcionamiento mucho más barroco, retorcido, férreo e insoportable de lo que uno debiera imaginar en su inicio, tras la descomposición del imperio austro-húngaro.

La crítica de la burocracia ha sido también uno de los recursos más gastados por gran parte de la literatura y filosofía contemporáneas. Al igual que el esquema de Winckelmann,la de Kierkegaard y más tarde las de Max Weber, Trotsky o la escuela de Francfort; y barroquizaciones de dudosa legitimidad como las literarias de Huxley, Orwell y, aunque muy superior a estas dos, la crítica lúcida de Kafka.

Entre todas ellas me quedo con la parodia, igual de mordaz que cualquier queja, pero con el sello perceptible de una obra maestra, que realizaron la dupla Goscinny- Uderzo en Les Douze Travaux D’Astérix (1976):

http://www.youtube.com/watch?v=rKCMdIRGXHs

(Quizá me equivoque, pero no existe una sola queja que se haya convertido en auténtica obra maestra.)

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