El Código infarto

//Protocol for urgent action in cases of acute myocardial infarction

«El tiempo es músculo. En los infartos hay una relación muy clara entre la recuperabilidad del corazón y el tiempo que pasa hasta que intervenimos: cuanto más tardemos, menos músculo cardíaco se conserva. Cada hora es determinante.» Ángel Cequier es director clínico del Área de Enfermedades del Corazón del Hospital Universitario de Bellvitge. Cuando un paciente llega a su unidad a los treinta minutos de empezar a sufrir los síntomas de un infarto, lo más probable es que tres días después ya descanse en casa. Ahora bien, si no lo reciben hasta las  ocho horas, seguramente podrán hacer poco por él.

La lucha contra el tiempo es, en el caso de los infartos, vital. En el sentido literal de la palabra.

La lucha contra el tiempo es, en el caso de los infartos, vital. En el sentido literal de la palabra. El infarto agudo de miocardio (IAM) se produce debido a la obstrucción de una arteria coronaria que impide que la sangre llegue a una zona del corazón. La falta de irrigación sanguínea genera una herida en el músculo que, mientras la arteria continúa obstruida, se va extendiendo. La manera óptima de tratar un infarto es con métodos de reperfusión inmediata. Es decir, desobstruir la arteria lo antes posible para que la sangre vuelva a circular. Si pasan varias horas, la extensión de la necrosis puede afectar a todo el sector que depende de la arteria. El daño, entonces, es irreversible.

El pronóstico de un paciente con IAM depende fundamentalmente de la urgencia con que se le atienda. Y la sanidad catalana ha encontrado una manera de ganarle tiempo al infarto: reorganizarse. «Ahora mismo, la terapia de reperfusión más beneficiosa es la angioplastia primaria, que consiste en introducir un balón dentro de una arteria ocluida para restablecer el flujo sanguíneo. Esta técnica, sin embargo, sólo se aplica en centros de alta tecnología. Era necesario reducir el intervalo entre la detección del infarto y la angioplastia, y con la implantación del Código infarto se ha conseguido.»

El Código infarto (o Código IAM)

El Código infarto es un protocolo que entró en funcionamiento en junio de 2009 en Cataluña. Comprende una serie de dispositivos que se activan cuando un paciente que entra en contacto con algún punto de la red asistencial es sospechoso de sufrir un infarto. De entrada, se establecieron diez hospitales de referencia en atención de infartos y a cada uno se le asignó una zona del territorio. Así, cuando cualquier médico considera que un paciente es candidato a reperfusión inmediata, lo deriva automáticamente al centro de referencia que le corresponde en función del lugar donde se encuentre. El centro tiene la obligación de aceptar el paciente y devolverlo, una vez tratado y estabilizado, en el hospital de origen o al más cercano a su domicilio.

«El Hospital de Bellvitge es el centro de referencia del Área Metropolitana Sur, donde viven alrededor de un millón trescientas mil personas. Por la noche también asumimos la zona de Tarragona. Debemos ser el centro de la península que trata más infartos: entre quinientos y quinientos veinte cada año. La Sociedad Española de Cardiología publicó un artículo sobre el impacto que había tenido la aplicación del Código infarto en el que se probaba que habíamos reducido los plazos de intervención entre cincuenta y sesenta minutos de media.» Y el ahorro de tiempo, si hablamos de infartos, equivale a vidas.

Con este protocolo se ahorran, también, dinero. «El coste de actuación es inferior al del modelo anterior. Antes al enfermo se le practicaba una fibrinólisis -que son caras- en el hospital donde le atendían, y al día siguiente nos lo enviaban para que le efectuásemos la angioplastia. Ahora nos ahorramos el primer procedimiento.» El Código, por tanto, es económico a la vez que eficaz. La iniciativa es producto del consenso entre las administraciones, los proveedores y las sociedades científicas, que además acordaron evaluarlo continuamente para detectar ineficiencias y corregirlas.

El registro del Código infarto

«Cuando el protocolo se puso en marcha, la conselleria de Sanitat de la Generalitat de Cataluña exigió que hubiera un registro de lo que íbamos haciendo. La herramienta, que nació como mecanismo de control, ha resultado muy útil a la hora de identificar las debilidades del proyecto y actuar en consecuencia. A los médicos tal vez nos gustaría que incluyera más variables clínicas, pero desde el punto de vista administrativo es un buen registro. Nos permite saber de dónde y cuándo llega el enfermo, quién lo identifica, a qué área pertenece, quién lo recibe, quién activa el Código, cuánto tiempo tarda en activarse, cuánto en trasladarse, qué decisiones terapéuticas se han tomado o qué complicaciones se han podido presentar.»

Los diez hospitales que conforman la red tienen la obligación de introducir todos los códigos activados en su centro. Deben incluir datos de carácter clínico, epidemiológico y de gestión, y prestar especial atención a los intervalos de tiempo y los resultados en salud. Así han descubierto, por ejemplo, que si el enfermo proviene de un hospital comarcal tarda más en activarse el Código que si es identificado por el Sistema de Emergencias Médicas (SEM) en la calle. «Parece que el SEM da la alerta enseguida; mientras que en el hospital llega a urgencias, quizás los derivan a traumatología, allí le ordenan un electrocardiograma, etc.»

También detectaron tendencias positivas, como que los pacientes son atendidos en mejor estado que antes de implantarse el protocolo. «En el Área de Cardiología, que somos la última instancia, nos llegaban generalmente en peores condiciones. Algunos, incluso con choques cardiogénico. Ahora, en cambio, solemos intervenir antes. Y hay menos complicaciones: antes recibíamos a los enfermos con insuficiencia cardiaca, cuando ya hacía muchas horas del infarto. También damos antes las altas. El hecho de que todo el procedimiento esté pautado nos ha ayudado a actuar más rápidamente y mejor. Las ventajas del Código son incuestionables. Y todo esto se va haciendo evidente gracias a los datos del registro.

Incidencia de los trastornos cardiovasculares

El infarto agudo de miocardio es la primera causa de muerte en el mundo. Anualmente, un 30% de las muertes que se producen cada año se debe a una enfermedad cardiovascular, ya sea vascular periférica -con una incidencia muy baja-, cerebrovascular o cardíaca -que es la más común. «En Cataluña se producen entre 420 y 450 infartos cada año por cada millón de habitantes. Y los métodos de diagnóstico y tratamiento son costosos. Si esto se añade al alto grado de incidencia, explicaría que el 15% de los recursos de la sanidad catalana deban dedicarse a la atención de trastornos de este tipo.»

Un estilo de vida saludable, por lo tanto, puede contribuir a prevenir un infarto

Se trata de una patología asociada con el envejecimiento: cuanto más avanzada es la edad, más probabilidad hay de sufrirla. «Igual que existe un envejecimiento de la piel, las arterias coronarias también envejecen y la posibilidad de presentar IAM va creciendo. Influyen factores de riesgo como el hecho de que la persona fuma, que haya consumido sustancias tóxicas, que tenga el colesterol alto, que pertenezca a una familia con penetración importante de la enfermedad coronaria, etc. La incidencia en los países nórdicos es entre 600 y 700 infartos por millón de habitantes, superior a la de Cataluña: la cifra obedece a que la dieta y los hábitos son diferentes.» Hay factores no modificables como la edad, el sexo -las mujeres están protegidas hormonalmente contra los infartos hasta la menopausia-, los antecedentes familiares o la predisposición genética. Pero los factores de riesgo coronario sí se pueden modificar. Un estilo de vida saludable, por lo tanto, puede contribuir a prevenir un infarto.

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