SOBRE ESCHER

En un artículo de Scientific American sobre la gravedad y la mecánica cuántica se cita a M. C. Escher y se lo elogia porque fue capaz de dibujar en dos dimensiones algunos conceptos de la física del siglo xx. La dirección http://www.math.technion.ac.il/~rl/M.C.Escher/ permite hacerse una idea de la obra de Escher.

Personalmente, encuentro que las ocurrencias de Escher son de una apabullante ingenuidad, muy a tono con la sensibilidad y criterio estético/artístico de los científicos. Es curioso, pero el gusto de los científicos se suele componer de una mezcla de literalidad temática y kitsch. En materia de representación, a los científicos les gusta todo lo que se ve a primera vista. Si tuvieran que dar un consejo a los artistas sería algo así como un “Hala, píntalo; pero que se entienda”. Les gustan mucho las escenas oníricas, los hombrecitos, los edificios y los arabescos compuestos con animales que dibuja Escher.

Las ilustraciones de Escher responden siempre a la misma pauta: el quiasmo, por eso tienes la impresión de que las entiendes a primera vista, aunque la verdad es que no puedes entenderlas porque no tienen ningún sentido. Lo único que ves es el quiasmo. Sus dibujos parecen enigmáticos o sugestivos pero unque lo cierto es que en ellos no hay nada que entender. Son puramente gestuales, como una proposición analítica (“La nieve es blanca si y sólo si la nieve es blanca”, “A = A”; o la broma: “No es lo mismo diez metros de tela negra que te la meta un negro de diez metros”). Cuando mucho, Escher consigue funcionar como un juego para entretener a los niños en la sala de espera del dentista, como el cubo de Rubik, que parece inteligente y sólo es una ocupación ideal para inquietar a los que no consiguen reconocer los verdaderos problemas. Escher anticipa el kitsch cibernético. Su gráfica es como el WYSIWYG de la tecnología digital, que está bien para trabajar con una pantalla pero que, desde un punto de vista estético, es un retroceso al peor realismo mimético, como los cuadros de David, pero sin los temas mitológicos. Y por lo que toca a sus motivos, una “fantasía” de Escher es tan sugerente como un trompe-l’oeuil. Luce bien en la pared de un estudio (no de un salón y, desde luego, nunca en el comedor o en el dormitorio) y sobre todo es ideal para llevarla estampada en una camiseta. Si no me creen, sigan el vínculo http://worldofescher.com/.

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