INEXPLICABLE

En una fotografía publicada hoy en La Vanguardia, la sonrisa de la mujer que mira a la cámara mientras la ciudad de San Francisco se hunde a sus espaldas por efecto del terremoto de 1906 me produce la misma impresión de perplejidad que las intervenciones de los participantes de los blog.

Foto

Hay algo de ensimismamiento y de euforia, efecto del simple hecho de estar momentánea, fugaz y azarosamente en el centro de una situación, que debe explicar lo inexplicable: sonreír a la cámara en pleno terremoto de la ciudad en que uno vive, o decir las cosas más triviales, insulsas o groseras en medio del intercambio de opiniones cruzadas, durante los pocos segundos en que el espacio en blanco con el cursor palpitante, como el objetivo de una cámara que nos apunta de repente, nos insta a tan sólo aparecer, aparecer a cualquier precio, por inadecuada que sea la ocasión, con independencia de si tenemos algo que decir. Y puesto que la cuestión es hacerse ver, aparecer por un momento, que sea de la manera más ruidosa y estridente, como una amplia sonrisa en medio de un terremoto. Ah!! y aún hay quien pretende que el fenómeno de los intercambios en los chat y los blog es de una novedad rabiosa.

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