SAUDADE

Los portugueses y, con ellos, los habitantes de sus antiguas colonias en América y África, acuñaron la palabra saudade para referirse a un sentimiento que surge por efecto de una lejanía o de una ausencia. De eso que está lejos o que no está, cabe sentir “añoranza”, saudade no es cabalmente “nostalgia”; tampoco “extrañeza”o “morriña”, pese a que de todo lo alejado o ausente uno confiesa “extrañarlo”.

No, saudade no necesariamente equivale a una lamentación elegíaca que acusa la falta de algo o de alguien sino un sentimiento imperativo parecido a ese insufrible oxímoron que empleaba el misterioso Maurice Blanchot: la llamada presencia-ausencia. En la saudade se hace patente lo que falta, que se presenta o se pone ante nosotros justamente para recordarnos que ya no está. En efecto, cuando sentimos saudade lo que no está, está sin embargo ahí, como un fantasma que no podemos ahuyentar.

(Te veo en todas partes. Ya no estás y, sin embargo, estás a mi lado todo el tiempo)

Puesto que es signo de una presencia ausente,lasaudade no puede mitigarse y se manifiesta como una especie de advocación. No es un lamento ni un reclamo sino el mudo conjuro que se desencadena tras una pérdida muy grande. Algo has perdido, algo se ha muerto para ti, algo te ha sido arrancado irreparablemente. Saudade es pues una presencia luctuosa que no sirve para elaborar un duelo, sino para asegurarte que nada te repondrá de esa pérdida.

Tiene que ver con la muerte y, como ella, no tiene reparación.

Deja una respuesta

Este sitio usa Akismet para reducir el spam. Aprende cómo se procesan los datos de tus comentarios.