CONJETURA

En el seminario VII Lacan sostiene que lo bello revela la naturaleza del deseo, a diferencia de lo que hace “la función de los bienes” que –según parece y en la medida en que propone sustituir la pulsión por el objeto– lo oscurece.

Mi conjetura es: ¿no será que lo bello revela el deseo justo en la medida en que inhibe al sujeto de conocerse? Lo bello es lo que no puede ser profanado (noli me tangere, recuerda Lacan). Lo que es bello pone a un lado la perversión. Pero ¿se puede saber lo que es el deseo sin conocer la perversión?

Cuando Platón afirma al final del Hipias mayor que “todo lo que es bello es también difícil”, no alude a la dificultad del estatuto de la belleza sino al hecho de que la belleza es justamente el límite que es preciso trasponer en relación con el mundo. Es como el último obstáculo. Llegamos a resolver la cuestión del sentido y la referencia, el problema del error, la discriminación de la apariencia, pero en última instancia siempre nos queda pendiente, inaccesible a la razón, la belleza, que por lo demás es absolutamente precisa en su vaga indeterminación.

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