ROMANTICISMO

Las llamadas Variaciones Goldberg fueron encargadas a Bach por el conde Hermann Carl von Keyserling de Dresde para que el clavicordista de su corte, Johann Gottlieb Goldberg, lo entretuviese con ellas durante las noches de insomnio. Hay muchas versiones de esta pieza célebre, grabadas por distintos intérpretes, pero ninguna tan famosa como la ejecutada por Glenn Gould a comienzos de los 80. Gould era un pianista algo aspaventoso y extravagante, entre cuyas peculiaridades estaba la de gozar de veras con las arquitecturas sonoras bachianas. En sus performances parecía sacar placer por el solo hecho de hacer cuentas al ejecutar las partituras. En esta última versión de las Variaciones Goldberg, cualquier oyente medianamente atento puede distinguir con claridad, a lo largo de la ejecución, cómo Gould tararea los cánones mientras toca de forma arrebatada una pieza pensada para inducir el sueño de un conde. Puede parecer que su intervención, tan gozosa y apasionada, es también algo impostada, pero lo que en verdad importa es lo que consigue el intérprete al inscribir su propia voz sobre el registro de una obra maestra: muestra así que no sólo trata de interpretar de forma singular a Bach sino también de dejar una huella de esa interpretación, una signatura, la rúbrica del pianista, la impronta que de ninguna manera puede imitarse porque es única. Escuchar el fraseo de Gould sobre el fondo de Bach es como encontrar un graffitto garabateado sobre un monumento clásico.

Podría pensarse que el propósito de esta reinscripción es sacar a la luz lo que está encerrado u oculto en la partitura, como hizo Bacon con la serie de sus variaciones sobre el retrato de Inocencio X de Velázquez. Algo así como extraer de ella el elemento sublime: encontrar la forma indefinible, indescriptible, dentro de la forma canónica.

Inocencio

Más interesante aún es comprender cómo procede Gould al introducirse él mismo en la pieza, porque al hacerlo muestra que la está romantizando. Se prueba así que la esencia del romanticismo no es un contenido o un estilo sino una acción, que es siempre y en todos los contextos la misma. ¿Y cómo hace Gould para introducirse en Bach?

Ah, eso sólo lo saben –y lo reconocen– los que son genuinamente románticos…

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