LECCIONES DE AMOR (VIII)

El mundo es un lugar horrible, por eso quienes aman cultivan su amor como quien cuida un refugio: el otro (o mejor, lo que hacemos juntos, el amor) es el único lugar a salvo de la mezquindad del mundo… Y así, cuando no somos amados, nos sentimos a la intemperie, expuestos a todo el espanto del mundo y sin ningún lugar donde escapar de él. Esa es la razón por la cual en el infortunio amoroso cualquier pequeño episodio miserable común nos resulta tan conmovedor, y tan doloroso: ya no tenemos refugio, hemos sido expulsados de aquel lugar único a salvo de la miseria.

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