Ciencia Abierta: un concepto y movimiento globales (y en transición)

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Lluís Anglada 
Consorci de Serveis Universitaris de Catalunya (CSUC)


UNESCO Open Science Outlook 1: status and trends around the world (2023). Paris: UNESCO. 74 p. Disponible en: <https://doi.org/10.54677/GIIC6829>. [Consulta: 21/01/23].


Hace dos años, Ciro Llueca reseñaba, en este Blok, la Recomendación de la UNESCO sobre Ciencia Abierta donde afirmaba que el documento, aprobado por 193 países, «eleva el actual rango de la cultura open a derecho humano universal».i De todos modos, con la Ciencia Abierta, pasa como con muchos otros derechos humanos, que ni son fáciles de alcanzar ni su grado de cumplimiento es uniforme alrededor del planeta. 

Lo que sí que ha hecho la Recomendación ha sido impulsar el movimiento y globalizarlo. La Ciencia Abierta había sido hasta entonces un movimiento más europeo que internacional, aunque algunos de sus componentes ­—muy específicamente el Acceso Abierto— hayan tenido desarrollos ampliamente extendidos en el norte y el sur del continente americano. Todavía se está lejos de los objetivos de las recomendaciones, pero es innegable que los hitos que se plantean están siendo asumidos cada vez por más países, instituciones de investigación y por los propios investigadores.

La recomendación de la UNESCO ha representado también un cambio de orientación en el enfoque. Mientras que lo que se hacía en Europa ha ido siendo más operativo, la Recomendación enfatiza que la Ciencia Abierta debe ser global y equitativa y que debe comprender e incluir, también, todas las disciplinas científicas, todas las lenguas y todas las diferencias regionales.

El Open Science outlook que ahora publica la UNESCO está pensado para tener una visión general del estado de la Ciencia Abierta así como de las tendencias globales, regionales y nacionales que marcarán la práctica científica los próximos años. Esta publicación no es solo un informe; quiere ser también una plataforma de recopilación e intercambio de conocimientos sobre las diferentes prácticas de Ciencia Abierta. 

El objetivo es extender los aprendizajes y acelerar los cambios y para ello existe la intención de actualizar regularmente la publicación y poder hacer un seguimiento de la evolución del movimiento a nivel internacional. La presente publicación ha sido realizada a partir de las aportaciones de un amplio número de expertos internacionales, pero se prevé hacer la próxima en el año 2025 en base a la información aportada por los países sobre la implementación de la Recomendación del año 2021 sobre Ciencia Abierta.

Este panorama se desarrolla en cuatro capítulos, pero el contenido queda resumido en unos mensajes clave que recomiendo leer (¡son solo dos páginas!), pero que, aun así, sintetizo aquí:

  • La adopción de los principios de la Ciencia Abierta son beneficiosos tanto para la propia ciencia como para la sociedad.
     
  • La Ciencia Abierta tiene el potencial de reducir desigualdades y solo puede avanzar teniendo en cuenta las diferentes perspectivas (disciplinarias y regionales) de la investigación.
     
  • Hay que monitorizar los avances que se producen en la Ciencia Abierta.
     
  • La realización de la Ciencia Abierta depende de que haya un cambio en la cultura científica.
     
  • Son necesarias acciones e inversiones coordinadas para acelerar la transición hacia una Ciencia Abierta global y equitativa.

El primer capítulo está dedicado a examinar hasta qué punto la Ciencia Abierta es un movimiento asumido globalmente. Son ocho páginas dedicadas a exponer los beneficios de la Ciencia Abierta que, en los documentos de la UNESCO, se relacionan estrechamente con los Objetivos de desarrollo sostenible. Se hace un resumen de la Recomendación, y se habla de los diferentes (¡y muchos!) agentes implicados en el cambio y en los valores sobre los que la Ciencia Abierta se sustenta. El capítulo acaba con la observación sobre que ni el nivel tecnológico y científico, ni el de asunción de la Ciencia Abierta son homogéneos a nivel mundial y hace una breve relación de las prioridades que cada región del mundo tiene de cara a avanzar en el camino de la Ciencia Abierta.

El segundo capítulo son veinte páginas que quieren exponer un panorama global del estado de la Ciencia Abierta en las diferentes regiones del planeta. Lo hacen subdividiéndolo por los cuatro bloques en el que se organiza la Recomendación de la UNESCO: compromiso de la ciencia con la sociedad, equidad en la ciencia, acceso abierto a la producción científica e infraestructuras abiertas. Esta parte analiza el grado de adopción de los principios de la Ciencia Abierta en todo el mundo y —sobretodo— analiza los instrumentos que existen para medir los avances. El informe insiste en las desigualdades a nivel planetario en desarrollo científico y en adopción de la Ciencia Abierta y reitera que esta «o será global o no será». Este capítulo incluye una parte que puede ser de especial interés para los lectores de esta reseña (p. 30-39) donde se ofrecen datos concretos del grado de adopción de los aspectos que sobresalen más en este tema: acceso abierto, datos y software de investigación, recursos educativos en abierto e infraestructuras. 

El capítulo que sigue (también de veinte páginas) analiza los factores clave que permitirían hacer el cambio hacia una cultura de Ciencia Abierta. Dado que las prácticas actuales con las que se hace la investigación forman lo que viene a llamarse un paradigma, la adopción generalizada de la Ciencia Abierta requiere de la construcción y adopción de un paradigma nuevo, es decir, un cambio en profundidad de los valores y de las maneras de hacer de la ciencia. Esta parte del informe razona el porqué de la necesidad de este cambio cultural y agrupa en seis apartados los elementos que facilitan este cambio, a saber: infraestructuras adecuadas, capacidad personal e institucional (es decir, capacitación y formación), incentivos alineados con los valores de la Ciencia Abierta, políticas que la fomenten, instrumentos que evalúen el impacto y una financiación adecuada.

La parte final (cinco páginas) son las conclusiones que concentran lo dicho a lo largo del documento: que las prácticas de Ciencia Abierta van en ascenso, pero que hay mucha desigualdad en todo el mundo, que su realización dependerá, pues, de una acción global que sitúe en el centro los beneficios de la investigación abierta para la sociedad y que solo con valores y principios compartidos como guía podremos avanzar en este escenario de cambios tecnológicos y sociales. Solo comentar que a largo del texto se dan diversos ejemplos de buenas prácticas en Ciencia Abierta.

Dos pinceladas para acabar la reseña. No podemos ver la Ciencia Abierta como una cosa acabada y estática. Esta es, por una parte, un cajón de sastre y, por la otra, un proceso. Cajón de sastre o movimiento paraguas porque bajo su nombre se colocan y cobijan iniciativas diferentes que a veces pueden parecer incluso contrapuestas, aunque sea a la hora de fijar prioridades. Proceso porque no solo agrupa submovimientos con dinámicas propias y no armonizadas, sino porque cambia de tácticas en función de los obstáculos que va encontrando (por ejemplo, las vicisitudes que está teniendo el acceso abierto en las publicaciones). 

Si el panorama que el documento dibuja nos parece confuso, orientémonos en la niebla —tal y como este informe reclama— con la luz del faro de los objetivos finales: hacer una ciencia abierta, equitativa y que tenga la mejora social en su centro.   

© Imagen inicial de Kim Holmberg en Pixabay


 i Ciro Llueca. «La Ciencia Abierta, un nuevo derecho humano universal». Blok de BiD, 26/01/2022