El debate por la seguridad

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La seguridad en Barcelona se ha convertido en un debate político y social. Los ciudadanos han sido muy críticos con la gestión del gobierno local en esta área y la percepción de inseguridad se ha disparado en los últimos años.

Guardia urbana en las Ramblas. Foto: Alicia Martinez Llanos.

Camila Beraldi

El barómetro municipal del Ayuntamiento de Barcelona señala que el 50% de los barceloneses no están satisfechos con la actuación del gobierno de Ada Colau y la inseguridad lidera la lista de las preocupaciones ciudadanas. Sin embargo la percepción no se corresponde con los datos policiales, que indican que Barcelona se mantiene por debajo de los índices delictivos conocidos antes de la pandemia. Albert Batlle, teniente de Prevención y Seguridad, señala que esto se debe a que “el cambio en las percepciones es mucho más lento que el cambio de los fenómenos”. Además, según Batlle, las situaciones de vulnerabilidad e incertidumbre que generan las crisis como las que hemos sufrido últimamente (económicas, habitacionales, sociales y sanitarias) también influyen en la percepción ciudadana.

La gestión de Colau en materia de seguridad ha sido caracterizada por un enfoque integral que busca abordar los problemas de seguridad no solo a través de la intervención policial, sino también a través de medidas sociales y preventivas. En 2016, lanzó el Plan Integral de Seguridad, con el objetivo de mejorar la seguridad en Barcelona mediante la colaboración entre diferentes servicios municipales, como la policía, los servicios sociales y la atención a la salud mental. Algunas de las medidas específicas incluidas en el Plan fueron el aumento del número de agentes de policía en las calles, la creación de unidades especializadas en la lucha contra el narcotráfico y el crimen organizado, y campañas de concienciación y prevención de la violencia de género y la violencia en el ámbito familiar.

En 2015, la ciudad de Barcelona decidió separar la Concejalía de Movilidad y Seguridad en dos áreas. Hasta ese momento, ambas habían estado bajo la responsabilidad de un único concejal. Esta decisión se tomó con el objetivo de mejorar la eficacia en la gestión de cada una de ellas, pero no estuvo exenta de críticas y polémica. Algunos grupos políticos argumentaron que la separación iba en contra del enfoque integral que se necesita para abordar los problemas de la ciudad. A pesar de estas críticas, otros sectores defienden la separación de las concejalías como una forma de abordar de manera más efectiva los problemas específicos de cada área.

Desde que Ada Colau llegó al poder, ha habido tensiones entre su gobierno y la Guardia Urbana en temas como la regulación del turismo, el uso del espacio público y la seguridad en eventos públicos. En algunos casos, Ada Colau ha sido crítica con la Guardia Urbana, especialmente en temas relacionados con la actuación de la policía en eventos públicos. Por ejemplo, en el verano de 2019, la alcaldesa criticó la actuación de la Guardia Urbana durante un episodio en el que varios agentes multaron a unos turistas por comprar cervezas en la calle. Según Colau, la actuación fue «desproporcionada» y «contraproducente». Además, la alcaldesa aseguró que su función debía centrarse en garantizar la seguridad y la convivencia en la ciudad, no imponer multas que generan rechazo entre los ciudadanos.

Guardia urbana con turistas en las Ramblas. Foto: Alicia Martinez Llanos.

Como vocera de la oposición, Neus Munté, presidenta del grupo municipal de Junts per Catalunya, ha señalado que por más de que los números indiquen lo contrario, en materia de seguridad ”si la percepción es esta, se tiene un problema igualmente”. La actual regidora del partido explica que las fallas en materia de seguridad se deben en parte a que durante el primer mandato de Colau no hubo un concejal responsable del área y la alcaldesa asumió todas las responsabilidades sola. Además, subraya que en el discurso de Barcelona en Comú la Guardia Urbana y la Policía se ven “como un cuerpo represor” y no como un cuerpo que “garantiza la seguridad”. La regidora de Junts per Catalunya propone “empoderar a la Guardia Urbana” para que empiece a actuar “con mayor fuerza”.

En términos delictivos, Barcelona tiene tasas relativamente bajas en comparación con otras ciudades europeas de la misma magnitud. Es importante tener en cuenta que la percepción de inseguridad no siempre refleja la realidad de la situación, pero aun así esta tiene consecuencias. Puede afectar negativamente al turismo y la economía de la ciudad, además de aumentar el estrés y la ansiedad en la población. Por lo tanto, es fundamental trabajar en reducir tanto la percepción de inseguridad como los niveles reales de delincuencia. “Nuestro objetivo no es sólo que la ciudadanía esté segura, sino que se sienta segura”, admite el teniente de seguridad Albert Batlle. Aunque el futuro de la ciudad aún es incierto,  los candidatos a las elecciones municipales deben abordar la inseguridad con medidas concretas y efectivas para lograr que los ciudadanos de Barcelona vuelvan a sentirse seguros en su ciudad.

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