La cocina de las elecciones: estrategias y ‘gurús’ en la carrera por las urnas

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En un momento en el que la comunicación, un elemento natural del ser humano, está altamente profesionalizada, son numerosos los ‘gurús’ que anuncian sus servicios de estrategia electoral en páginas webs con sus nombres.

Un acto electoral del candidato del PSC a la alcaldía de Barcelona, Jaume Collboni. Foto: Vitalina Koshevaya.

Por Alicia Martínez

Cualquier recién llegado a Barcelona que se hubiese cruzado con un acto de campaña de Xavier Trias para las elecciones municipales de este mayo, tal vez hubiera tenido que preguntar de qué partido es el candidato. Y es que el nombre no aparece por ningún lado. Este tipo de gestos no es fruto de una casualidad, de cuestiones personales o de redecillas entre distintos ámbitos del poder. Es estrategia electoral. Para otro claro ejemplo, basta con hacer memoria e ir al 2017, cuando el PSOE estaba en una de sus horas más bajas y luego de un año pasó a presidir el Gobierno. Fue en este proceso cuando empezó a resonar el nombre de Iván Redondo, consultor político y exjefe de Gabinete del Gobierno central, y los spin doctors, término anglosajón para referirse a los estrategas de la política, a los que dirigen la orquesta de todos los que forman parte de una campaña electoral. 

En un momento en el que la comunicación, un elemento natural del ser humano, está altamente profesionalizada, son numerosos los ‘gurús’ que anuncian sus servicios de estrategia electoral en páginas webs con sus nombres. Con discreción, llevarán a sus clientes a la cima del poder en un camino que puede empezar hasta un año antes de las citas con las urnas. En Barcelona, hace meses que los titulares de los medios los copan los cuatro partidos que se disputan el primer puesto (Junts per Barcelona, Esquerra Republicana, PSOE y Barcelona En Común). No son pocas las controversias que huelen a estrategia: la salida precipitada del ayuntamiento del socialista Jaume Collboni para prepararse la campaña o que Trias no se quiera identificar -en este momento- con el independentismo.

La situación en Barcelona está “atomizada”, explica Pau Canaleta, consultor y profesor de comunicación política que está trabajando en estas elecciones. Hay cuatro partidos medianos que se disputan el primer puesto, “cuando lo habitual es que haya dos principales y varios medianos”, agrega el consultor político. Dada esta situación, la lucha por cada uno de los votantes está servida. Para comenzar, lo primero es analizar “el campo de batalla”, apunta Verónica Fumanal, politóloga que lidera un estudio de comunicación y que ha trabajado con Pedro Sánchez y Albert Rivera. Si bien los partidos tienen un equipo que trabaja en comunicación, para las campañas suelen recurrir a estrategas externos que les diseñen la estrategia a seguir.

El responsable de la estrategia de campaña es el que marca el rumbo que tomará la campaña. Decide el mensaje, realiza el análisis de la situación electoral y política, y marca bajo la aprobación de la o el líder qué camino se tomará. “Hay que conocer los apoyos que se tienen, si la persona escogida para liderar la campaña es conocida o no, o cuál es el punto de partida, entre más aspectos”, detalla Fumanal. Así es como se empieza a cocinar la campaña. 

Para conocer mejor el escenario electoral, se realizan encuestas propias. Las que aparecen en los medios de comunicación no son válidas en estos casos, ya que buscan influenciar mientras que las del estratega buscan medir. A raíz de la situación que se deduzca, se sabrá si hay que movilizar o desmovilizar al electorado. Todo esto se empieza a preparar seis meses o un año  antes con el objetivo de construir de a poco la imagen del candidato y posicionarlo en la opinión pública. “Las encuestas que se difunden en los medios pueden tener dos efectos: el de bola de nieve para captar más votantes o el de un boomerang, por el que se acaba movilizando al electorado contrario», señala Pau Canaleta. Este efecto se vio con la llegada de Xavier Trias a la carrera electoral por la capital catalana, pues consiguió movilizar a los votantes más desmotivados de Ada Colau, actual alcaldesa por Barcelona En Comú.

Una vez que se tiene una visión de la situación de la que se parte, se perfila al votante. Tanto Fumanal como Canaleta subrayan que hay que hacer “una campaña por cada tipo de votante que se tiene”. No son las mismas preocupaciones que puede tener un vecino del Carmel que una vecina de l’Eixample, por ejemplo. El objetivo es movilizar al electorado que duda. A este sector va dirigida la estrategia y a los convencidos se les refuerza con métodos clásicos como son las listas de correos. Los mensajes que intentan quedar bien con la mayoría no sirven: hay que hablar al electorado del partido.

“Hay votantes que son muy fácil de movilizar, como son los más mayores y las clases medias, porque tienen una necesidad de participación democrática importante», señala Fumanal. Y agrega: “Los jóvenes son el gran reto. Cuesta mucho movilizarlos”. También es difícil conseguir que acudan a las urnas aquellas personas que tienen dificultades económicas. “Si están preocupadas por cómo pagar la hipoteca, es más complicado que tengan una actitud favorable hacia la política”, subraya la politóloga.

“La esperanza y el miedo son los dos sentimientos principales que movilizan a la población para acudir a las urnas», apunta Canaleta y continúa: “como la primera es más difícil de generar, hay líderes que recurren a la segunda”. Barcelona tiene todo el campo abierto, no está claro quién gobernará, por lo tanto, es la gran ciudad a la que aspiran a gobernar los socialistas, independentistas y comunes. Fumanal señala que es bastante significativo que el PP “haya renunciado” a gobernarla desde hace ya años. Ella apunta como “gran error” de los populares el haber intentado hacer política en la capital catalana desde Madrid. “La política es un fenómeno hiper territorializado”, afirma. De ahí la importancia de que el discurso esté enfocado en el lugar en el que se encuentra el o la candidata. 

En Barcelona, apuntan los dos expertos, el mensaje está muy enfocado en un plebiscito a Ada Colau o en cuestiones como la seguridad o la limpieza. Fumanal explica que la ciudadanía no va a las urnas con el programa electoral aprendido, sino que van con una pregunta en la cabeza y es tarea del estratega saber cuál es. Canaleta también apunta en esta dirección. “Yo creo que esto girará en torno a dos modelos. Un modelo más representativo de Colau y otro modelo que sería su alternativa”, señala. Acerca de los alcaldables que hay, valora que “nadie despunta del todo”, ya que son los mismos que en las últimas elecciones y Trias también es ya conocido. “Veremos si en lo que queda de campaña la cosa se anima, pero de momento hay poca imaginación y pocas novedades y es por esta razón por la que hay estos cuatro partidos, porque no hay nadie que sepa despuntar”, afirma Canaleta.

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