No sólo las bibliotecas sino el conjunto de las actividades sociales están siguiendo a un ritmo crecientemente acelerado el título del ya clásico libro de Negroponte
Being Digital (1995). Sin embargo, y de forma, en mi opinión, alarmante, ese enorme mundo digital no está siendo salvaguardado para su reutilización en cualquier momento. Si atendemos a las
estadísticas de lo que contiene la Web en la actualidad y pensamos qué parte de esa información está siendo efectivamente preservada con una perspectiva de largo plazo… No, mejor será que no lo pensemos.
Al igual que parece existir un desconocimiento generalizado de que todo papel fabricado a partir, digamos, del segundo tercio del siglo XIX posee un pH ácido que va produciendo su degradación espontánea y que hará que muy pocos libros, documentos, etc., sobrevivan al siglo XXI y a pesar de que existe una norma para fabricar papel no ácido conforme a la norma ISO 9706:1994, parece existir un desconocimiento absoluto sobre los problemas que pueden darse para volver a utilizar información digital pasado ya algún tiempo. Alguna noticia aislada sobre determinados archivos de la NASA de los años 60 que no han podido recuperarse; problemas en Inglaterra sobre la ilegibilidad de ciertos CDs e incluso DVDs; en resumen, nada.