Sé sano, sé móvil

 

Casi tres mil millones y medio de personas dispondrán de un teléfono inteligente en el año 2017. La mitad de ellos lo utilizará, entre otras cosas, para cuidar de su salud. Hoy en día ya existen miles de aplicaciones que permiten al usuario medir constantes que tradicionalmente requerían la intervención de un profesional, como la frecuencia cardíaca, el número de calorías quemadas o el ciclo del sueño. La previsión es que la gama de prestaciones que ofrecen los móviles se amplíe hasta abarcar parámetros aún más técnicos y específicos, de manera que sólo tengamos que visitar al médico cuando sea imprescindible. Los recursos tecnológicos que posibilitan la atención sanitaria a distancia reciben el nombre de mHealth o salud móvil.

¿Qué entendemos por salud móvil?

La Unión Europea publicaba hace unos meses el Libro verde de la salud móvil, donde la definía como el conjunto de «prácticas médicas y de salud pública basadas en dispositivos móviles como teléfonos, dispositivos de monitorización del paciente, asistentes digitales personales y otros dispositivos inalámbricos». La Administración de Alimentos y Medicamentos de EE.UU. (FDA) también habla de ellos en Aplicaciones médicas móviles. Guía para la industria y el personal de la Administración de Alimentos y Medicamentos. Considera que son aplicaciones médicas los programas informáticos que «cumplen las condiciones de dispositivo médico y bien ejercen de accesorio de un dispositivo médico regulado, bien transforman la plataforma móvil en un dispositivo médico regulado».

El criterio incluye tanto programas diseñados exclusivamente para su uso móvil, como las plataformas web alojadas en servidores pero que se pueden ejecutar a través de teléfonos, tabletas u otros terminales inteligentes. Y distingue entre aplicaciones accesorias (por ejemplo, una que sirva para registrar y hacer el seguimiento de la presión arterial medida previamente con un tensiómetro) y las que convierten la plataforma móvil en un dispositivo médico (una aplicación capaz de capturar la frecuencia cardíaca sin tener que emplear ningún aparato externo).

Sigues mòbil

Hay aplicaciones que pueden interconectar usuarios y establecer entre ellos una vía de comunicación rápida y sencilla. La relación más convencional es la de médico-paciente. En ese caso, la aplicación puede servir para plantear y resolver dudas, transmitir información o dar consejos. Esto implica que parte de la actividad que actualmente se lleva a cabo durante una visita médica se podría hacer telemáticamente, con el consiguiente ahorro de tiempo para los interesados. Las posibilidades comunicativas de las aplicaciones, sin embargo, van más allá de habilitar consultorios médicos en línea. También pueden servir como vehículo para intercambiar conocimientos entre diferentes profesionales sanitarios; para conectar pacientes que quieran crear comunidades en torno a una patología y compartir sus experiencias; o para poner enfermos en contacto con otros expertos que complementen la opinión de los profesionales que ya los atienden.

La monitorización de ciertas constantes vitales es fundamental en el seguimiento del estado clínico del paciente. El progreso tecnológico ha posibilitado que ese control se pueda hacer a distancia (en inglés ya se ha conceptualizado y recibe el nombre de remote patient monitoring). Una persona con insuficiencia cardíaca y con un marcapasos implantado, por ejemplo, necesitaba ir periódicamente al hospital para someterse a una revisión médica y a la del aparato. Ahora, el paciente puede disponer en casa de un transmisor que se comunica con el marcapasos, recoge los datos de funcionamiento y los envía a la unidad que se ocupa. La persona también se puede medir la tensión arterial o el peso y enviar al médico los datos resultantes sin moverse de casa, por lo que logra un monitoreo de su estado de salud aún más exhaustivo: en el centro sanitario el control es ocasional; mientras que en casa puede ser constante y, sobre todo, más cómodo.

El paciente podrá programar recordatorios para tomar los medicamentos que tenga pautados

Las aplicaciones móviles también pueden ser útiles para mejorar la adherencia al tratamiento de los enfermos, en especial de los crónicos, que en un porcentaje muy significativo no cumplen estrictamente con las recomendaciones médicas. En el mercado hay recursos que permiten al paciente programar calendarios con recordatorios para tomar los fármacos que tenga pautados y las visitas médicas que le correspondan. Además, algunas aplicaciones permiten a los profesionales sanitarios acceder a las fichas de los pacientes ─siempre que éstos lo hayan autorizado previamente─, por lo que pueden comprobar en tiempo real cómo el usuario autogestiona su enfermedad.

Para profundizar aún más en la gestión de la propia salud, resulta imprescindible disponer de la información adecuada. Algunas plataformas se han dedicado a recopilar, ordenar y ofrecer datos sobre determinadas enfermedades para garantizar la calidad y la fiabilidad de las fuentes de información utilizadas. Otros ponen al servicio del usuario programas desarrollados expresamente para facilitar el manejo de una patología concreta. Y los hay que, incluso, reúnen ambas tendencias, y contribuyen decisivamente a consolidar el empoderamiento del paciente. Que un individuo tenga a su alcance recursos que le permitan conocer y controlar lo que le pasa es un factor clave a la hora de afrontar una enfermedad.

Por último, cabe mencionar las aplicaciones que fomentan el bienestar y los estilos de vida saludables. Estas aplicaciones proporcionan a los usuarios recomendaciones sobre hábitos que mejoran la calidad de vida, así como herramientas que les permiten hacer un seguimiento del estado general de salud. Por ejemplo, una persona puede llevar y comparar el registro de los pasos que hace diariamente, las pulsaciones que tiene mientras corre, el número de calorías ingeridas y quemaduras, la cantidad y calidad del sueño, etc. Todos estos datos pueden llevar a  corregir hábitos y adoptar otros nuevos. También se puede alentar al usuario mediante alertas, recompensas o mensajes motivadores que le animen a hacer ejercicio físico, mantener una dieta equilibrada o cuidar de sus relaciones sociales.

La salud a distancia puede contribuir a la universalización, eficiencia y sostenibilidad de la sanidad

La generalización de este tipo de recursos representa una primera ventaja ─seguramente, la más valorada por las autoridades públicas─ que es liberar a los profesionales de tareas que se pueden automatizar mediante dispositivos móviles. La optimización del tiempo del personal sanitario equivale a un ahorro en recursos humanos y, en consecuencia, económicos. También puede contribuir a mejorar el diagnóstico y el tratamiento de ciertas enfermedades, así como permite que los usuarios tengan más control sobre su salud. Además, representa la oportunidad de acceder a la sanidad, aunque sea de una manera insuficiente y limitada, de los ciudadanos de países poco desarrollados que tienen sistemas de atención deficientes pero que disponen de una buena ratio de conectividad móvil. La salud a distancia, por lo tanto, puede contribuir a la universalización, eficiencia y sostenibilidad de la sanidad.

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