Maragall: el apellido por encima del hombre

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Maragall es un linaje, una marca: el padre fue senador y el abuelo, Juan Maragall, un conocido poeta catalán. “Aspiro a que me voten por lo que represento”, señala el alcaldable.

Ernest Maragall en el mercado de Les Corts en la precampaña. Foto: Alicia Martínez

Alicia Martínez

“¿Por qué lo vas a votar? Porque me recuerda a su hermano”. Esta es la respuesta que una parte del electorado de Barcelona ofrece cuando es preguntado por qué optará por Ernest Maragall para las elecciones municipales. Pasqual Maragall, su hermano, fue el alcalde que trajo las Olimpiadas y presidente de la Generalitat de Catalunya. Su evocación es más fuerte que nunca. Entre los votantes  de ERC, hay un sentimiento ampliamente compartido de que la ciudad ha perdido su esplendor en los últimos años, ya sea por motivos como la limpieza, la seguridad o de otra índole.

Que el apellido prima sobre el personaje queda evidenciado por el lema electoral que han elegido: ‘Barcelona, més que mai’, eslogan ya utilizado por su hermano hace décadas. Maragall es un linaje, una marca: el padre fue senador y el abuelo, Juan Maragall, un conocido poeta catalán. “Aspiro a que me voten por lo que represento”, señala el alcaldable. ¿Pero será suficiente? Las encuestas le indican un desplome de votos en los últimos tres meses. En consecuencia,  su discurso se ha endurecido: «Trias y Colau nos venden un juego obsoleto: el de 2011 contra 2015», acusa en una entrevista al Nacional.cat. Ernest Maragall deja entrever que se avecina una batalla electoral sin cuartel.

“Mi rutina es esta: ciudad, ciudad”, asegura el candidato, que prácticamente todos los días va de acto en acto. Astutamente, no muestra una pizca de cansancio y afirma que “es muy estimulante” la precampaña después de una mañana entera de eventos que finalizan en Les Corts. Octogenario y de perfil sobrio, la cuestión de su edad es un tema del que no se habla abiertamente en el seno de ERC. “Oficialmente,  todo el mundo lo apoya”, apunta un joven de 26 años miembro del partido. Sin embargo, es un punto que no se les escapa a los votantes, ni siquiera a quienes le van a apoyar. “¿Es que no había más gente en Barcelona?”, se pregunta otra joven afín a ERC y de misma edad. La cuestión del perfil de los alcaldables de la ciudad es compartida por una parte de la juventud: la mayoría son hombres y no hay nadie nuevo.

“Yo pretendo también ser un agente de recuperación de prestigio de la acción política”

Ernest Maragall

El candidato de ERC ha asumido que tendrá que pactar. Tras tratar diversos temas en su discurso en Les Corts, desciende a Barcelona para hablar de la pacificación de la avenida Madrid o de conceptos como “el compromiso”. Sin embargo, en ningún momento hace mención a Ada Colau, actual alcaldesa, con la que ha pactado en numerosas ocasiones estos últimos cuatro años. “Tenemos que soñar”, comienza a decir. El juego de equilibrios acaba derivando en un discurso abstracto: problemas con los que es fácil identificarse, pero sin concretar. Aún no era el momento de atacar. Todas las encuestas apuntan a que habrá que pactar. Es por ello que señala que la diferencia ideológica con Trias no será un impedimento para llegar a acuerdos. “Yo pretendo también ser un agente de recuperación de prestigio de la acción política”, apunta.

La fuerza de Maragall como alcaldable no sólo es él como personaje. Que sea candidato, al igual que Trias por Junts, es quizás síntoma y retrato de una ciudad que busca recuperar un orgullo que creen que han perdido. El orgullo de una Barcelona que se transformó para los Juegos Olímpicos hace 30 años y en la que ahora predomina los debates sobre los turistas, la falta de vivienda asequible o el lugar del coche. Como una suerte de esperanza, hay quienes creen en el efecto Maragall.

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