Anna Magre Ferran
Responsable de la Biblioteca-CRAI del Poblenou
Universitat Pompeu Fabra (UPF)
A splendid torch: learning and teaching in today’s academic libraries (2017). Jodi Reeves Eyre, John C. Maclachlan, and Christa Williford (eds.) Washington, DC: Council on Library and Information Resources. (CLIR Publication, 174). 151 p. Disponible en: https://www.clir.org/pubs/reports/pub174/. [Consulta: 4/01/2018].
¿Qué hemos aprendido de nuestro trabajo en bibliotecas universitarias? O lo que es más importante todavía: ¿cuál es el impacto de estas bibliotecas –como proveedoras de recursos, apoyo profesional y espacios– en el objetivo esencial de mejorar las condiciones de la enseñanza y del aprendizaje? La publicación que presentamos bebe del espíritu del CLIR, el Council on Library Information Resources, una organización con sede en Washington D.C. dedicada a explorar un futuro más coherente y eficiente para las bibliotecas en base a las aportaciones multidisciplinarias de expertos en la investigación y la docencia universitaria. La publicación es el resultado de la puesta en marcha de un grupo de escritura colaborativa (Collaborative Writing Group: CWG) que se planteó aportar reflexión académica, siempre apuntalada por estudios de caso y experiencias contrastadas, para dibujar el potencial sobre la enseñanza y el aprendizaje que los profesionales de las bibliotecas pueden aportar si interactúan creativamente con académicos y usuarios. Es en base a este diálogo informado y permanente a tres bandas que se irá perfilando la función esencial de las bibliotecas del siglo XXI.
La educación es la clave para el progreso económico y social, y los gobiernos de todo el mundo están buscando mejorar sus sistemas educativos. El futuro de la educación en el siglo XXI no debería basarse en incrementar el número de estudiantes, sino en mejorar la calidad, la diversidad y la pertinencia de la oferta educativa. Las universidades están reconsiderando sus políticas institucionales y cómo innovar las prácticas de enseñanza y aprendizaje en la educación superior. Hay una necesidad “latente” de comprender cómo organizar mejor los contextos de aprendizaje. Esto requiere un poco de creatividad –básica en un proceso de innovación– y disponer de una estrategia definida, pero también es necesaria la implicación transversal de todas las unidades o departamentos universitarios.
