¡Qué curioso llamarse Curiosity!

”La curiosidad es una llama eterna que arde en la mente de todos. Me hace levantarme de la cama por la mañana y me pregunto qué sorpresas me arrojará la vida ese día. La curiosidad es una fuerza tan poderosa. Sin ella no seríamos quienes somos hoy. La curiosidad es la pasión que nos impulsa a través de nuestra vida cotidiana. Nos hemos convertido en exploradores y científicos por nuestra necesidad de hacer preguntas y preguntarnos”.

Ensayo ganador de Clara Ma.

Un equipo de la NASA seleccionó el nombre Curiosity a partir de un concurso estudiantil a nivel nacional que atrajo a más de 9.000 propuestas a través de Internet y correo. Clara Ma, una estudiante de doce años de Kansas, presentó la entrada ganadora. Como premio, ganó un viaje al Laboratorio de la NASA en Pasadena, California, donde firmó su nombre directamente en el vehículo cuando se estaba ensamblando.

Curiosidad innata y placer

La curiosidad es la necesidad de explicar lo inesperado.

Jean Piaget

¿Cuántas veces has buscado por placer una receta de cocina, el título de una película, el nombre de un personaje histórico o de una planta? ¿Cuántas veces has visitado un parque, una ciudad, un país para conocer lugares diferentes? ¿Cuántas veces no has podido reprimir el impulso de mirar qué hay en una bolsa que alguien ha dejado sobre la mesa? ¿Cuántas veces no has podido reprimir el impulso de mirar qué está leyendo la persona que se sienta a tu lado en el metro?

Daniel E. Berlyne entiende la curiosidad como un estado motivacional persistente que lleva al comportamiento exploratorio, y que se encuentra presente con mayor intensidad en unos individuos que en otros. En los seres vivos existe una energía que impulsa a la búsqueda por el placer del conocimiento o del disfrute. El grado en el que el comportamiento exploratorio satisface la curiosidad depende de los estímulos del ambiente. Estos estímulos se definen por la novedad, la complejidad, la incongruencia y la sorpresa.

Curiosidad intelectual y estado emocional

La primera y la más simple emoción que descubrimos en la mente humana es la curiosidad.

Edmund Burke

Esa curiosidad innata incorpora la curiosidad intelectual que va de maravillarse, y disfrutar en la novedad, a implicarse en la búsqueda de lo interesante, lo motivador, lo inesperado. De esta manera, la curiosidad actúa como impulsora del interés y generadora de preguntas.

Mario Mikulincer investigó sobre la relación que existe entre curiosidad y apego emocional. Los niños y las niñas se muestran más dispuestos a explorar su entorno si sus cuidadores les proveen de una base emocional sólida.  La curiosidad tiene un maravilloso anclaje emocional.

La experiencia emocional de la curiosidad mejora el estado de ánimo, la estimulación de la creatividad, la percepción de control, el disfrute, la perseverancia y la fluidez en la toma de decisiones, según Todd Kashdan.

La curiosidad en nuestro cerebro

La curiosidad es la forma que tiene el cerebro de marcar la información que merece la pena recordar.

Colin Camerer

Cuando nuestra curiosidad se pone en marcha, se activa el sistema de recompensa del cerebro y se moviliza la dopamina, un neurotransmisor que nos lleva a lograr objetivos. Cuando tratamos de dar con la respuesta de algo que desconocemos, en el cerebro se activan al menos dos áreas cerebrales: una relacionada con la motivación y la recompensa (ubicada en el estriado ventral) y otra implicada en la memoria (el hipocampo).

El tándem sistema de recompensa-hipocampo hace al cerebro más receptivo para aprender y retener información, incluso si esa información no es de particular interés o importancia. Es precisamente esa curiosidad que de forma natural surge cuando nos sumergimos en una novela u otro tipo de lectura, la que nos lleva a recordar hasta los más pequeños detalles y nos permite seguir el argumento.

Somos bichos curiosos. Constantemente estamos buscando cosas nuevas, diferentes, que rompan el esquema. Esa curiosidad es lo que empuja a aprender. 

Curiosidad y aprendizaje

Solo se puede aprender aquello que se ama.

Francisco Mora

La curiosidad es un proceso cognitivo que inicialmente se muestra como un impulso natural de la persona para interactuar con su entorno, cuestionarse frente a él y explorarlo. Enseñar exige curiosidad, como decía Paulo Freire, que sostiene que la curiosidad es la piedra fundamental del ser humano; aquella que genera el movimiento hacia el conocimiento extrínseco y al conocimiento de sí mismo.
Desde la infancia vamos construyendo teorías explicativas de la realidad de un modo similar al que utilizan los científicos. No es necesario que nadie nos diga cómo es el mundo, lo mostramos tal como lo vemos, con nuestra propia lógica. Si conseguimos que cada persona sea consciente de esta enorme capacidad, y la ayudamos a conducirla hacia sus propias metas, habremos dado un paso enorme en la mejora de la educación.

Quizás el proceso de enseñanza-aprendizaje no debería estar dirigido hacia la respuesta, si no hacia la pregunta.

Creo que si, en el nacimiento de un niño, una madre pudiera pedirle al hada madrina dotarlo con el mejor regalo, éste sería la curiosidad.

Eleanor Roosevelt

Si tienes más curiosidad:

Berlyne, D. E. (1960). Conflict, arousal, and curiosity. McGraw-Hill Book Company. https://doi.org/10.1037/11164-000

Kashdan, T. (2009). Curious? Discover the missing ingredient to a fulfilling life. William Morrow & Co.

Mikulincer, M., & Florian, V. (1998). The relationship between adult attachment styles and emotional and cognitive reactions to stressful events. In J. A. Simpson & W. S. Rholes (Eds.), Attachment theory and close relationships (pp. 143–165). The Guilford Press.

Mora, F. (2017). Neuroeducación: Solo se puede aprender aquello que se ama. Alianza Ensayo