La ausencia de una especie asociada al metabolismo cerebral se vincula a este trastorno 

Hablar de suicidio es todavía un tabú en muchas sociedades. Sin embargo, es un hecho muy presente. En muchos países es la segunda causa de muerte entre los adolescentes y jóvenes. En un estudio realizado hace una docena de años con casi 85.000 personas adultas de 17 países, se detectó que el 9,2 % de la población general ha tenido o tiene pensamientos suicidas. Respecto a los adolescentes y jóvenes, en otro estudio muy reciente, hecho en 2019, a más de 16.000 estudiantes universitarios de 108 instituciones académicas de todo el mundo, se vio que el 24,3 %, es decir, casi 1 de cada 4, habían tenido pensamientos suicidas y que el 9,3 %, es decir, casi 1 de cada 10, habían intentado suicidarse como mínimo una vez. 

Estos datos estremecedores indican la necesidad de profundizar en estudios de todo tipo —sociológicos, psicológicos, biológicos…— que permitan entender sus causas y encontrar estrategias para disminuir al máximo el número de afectados. En general, una de las causas más influyentes en el suicidio, las autolesiones y la salud mental es el estrés. Sin embargo, no es la única. Un equipo de investigación de la Universidad de Florida encabezado por el microbiólogo Eric W. Triplett ha estudiado la relación entre unas variantes génicas implicadas en el funcionamiento del sistema inmunitario y la presencia de determinadas bacterias en la microbiota bucal con la posibilidad de tener pensamiento suicidas. Según han publicado en Scientific Reports, las personas que han tenido pensamientos suicidas presentan la microbiota bucal alterada y más probabilidad genética de tener inflamaciones gingivales, lo que permite pensar en posibles medidas para disminuir la incidencia de estos pensamientos entre adolescentes y jóvenes. 

Las posibles causas de tener pensamientos suicidas son muchas y variadas. Se han identificado causas sociológicas, según el ambiente en que ha crecido, vivido y se desarrolla una persona; psicológicas, según la personalidad de cada uno en relación con el ambiente en que se vive; relacionadas con la dieta, en que una dieta sana y equilibrada que respeta todas las comidas diarias y evita las sustancias tóxicas disminuye la probabilidad de tener pensamientos suicidas; y también biológicas, debidas a determinadas configuraciones neuronales que pueden ser congénitas. Pero la causa más prevalente es el estrés. Ya hace tiempo que se sabe que existe una correlación entre el nivel de estrés y la probabilidad de tener pensamientos suicidas o de autolesionarse. En este sentido, durante la adolescencia y la primera juventud el nivel de estrés acostumbra a ser un poco más alto que en cualquier otra etapa de la vida, por causas biológicas relacionadas con los cambios propios de esta edad. Esto implica que cualquier motivo que lo incremente aún más, como a veces puede pasar con los estudios, aumenta la probabilidad de tener estos pensamientos.    

Pensamientos suicidas y salud bucal  

Triplett y sus colaboradores se fijaron en las causas biológicas relacionadas con la salud bucal. Se sabía que existe una correlación entre la presencia de inflamación en las encías y la probabilidad de tener pensamientos suicidas. Estas inflamaciones gingivales pueden tener diversas causas, relacionadas con el funcionamiento del sistema inmunitario y con las bacterias presentes en la cavidad bucal, la denominada microbiota bucal. Los investigadores pidieron a un grupo de 489 estudiantes universitarios que completasen un cuestionario estandarizado que permite detectar síntomas depresivos y que incluye preguntas sobre posibles pensamientos suicidas, denominado PHQ-9. Encontraron que un total de 60 (lo que representa un 12,26 % del total, o 1 de cada 8 estudiantes) habían tenido pensamientos suicidas durante las dos últimas semanas. A continuación, todos los participantes fueron examinados genéticamente y se estudió su microbiota bucal. 

A escala genética se observó que, a diferencia del resto, muchos de los que habían tenido pensamientos suicidas presentaban unas determinadas variantes génicas en el sistema denominado HLA, o complejo mayor de histocompatibilidad, que favorecen determinadas respuestas autoinmunitarias e inflamatorias. Este hecho corrobora la correlación entre determinadas variantes génicas, la probabilidad de padecer inflamaciones gingivales y la posibilidad de tener pensamientos suicidas, enfatizando, como dicen los autores del trabajo, en la importancia de mantener una buena higiene bucal para disminuir la probabilidad de tener procesos inflamatorios. 

Sin embargo, posiblemente el resultado más sorprendente fue demostrar la relación que existe entre la microbiota bucal y los pensamientos suicidas. Vieron que, también a diferencia del resto, todos los estudiantes que habían tenido pensamientos suicidas en algún momento durante las dos últimas semanas tenían muy disminuida la población de una bacteria típica de la boca, denominada Alloprevotella rava. Esta bacteria produce una sustancia de tipo ácido que favorece el metabolismo cerebral y, a la vez, las funciones mentales, incluyendo el estado de ánimo. Este estudio no permite aclarar si la disminución de estas bacterias es parte de la causa de tener pensamientos suicidas o si es una consecuencia de los motivos que han llevado a tenerlos. Los autores sugieren que los suplementos probióticos que ayudan a mantener niveles óptimos de estas bacterias en el microbioma bucal podrían contribuir a disminuir la incidencia de estos pensamientos entre la población adolescente y joven.

* Traducido del artículo de David Bueno: «Troben una relació entre els pensaments suicides i l’ alteració de bacteris a la boca» publicado en Diari Ara el 22 de octubre de 2022.