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Leer por placer: cómo lo ven (y lo viven) los niños y las familias de Australia

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Mònica Baró
Facultat de Biblioteconomia i Documentació
Universitat de Barcelona


Kids and family reading report: Australia. [Premiere ed.]. [Lisarow, NSW]: Scholastic Corporation; [London]: YouGov, [2015]. 84 p. Disponible a partir de: http://www.scholastic.com.au/readingreport. [Consulta: 01/06/2106].


Kids & Family Reading es un estudio de carácter bianual que se realiza en los Estados Unidos desde 2008, que tiene por objetivo explorar las actitudes y los comportamientos relacionados con la lectura por ocio de los niños de edades comprendidas entre los 6 y los 17 años y que también recoge las opiniones de sus padres y madres. El estudio es una iniciativa de la editorial Scholastic –especializada en el ámbito pedagógico e infantil, y una de las más potentes del mundo– y se ha realizado en colaboración con YouGov, una empresa de primer nivel que se dedica al estudio de mercados por medio de sistemas en línea.

A partir de 2015, el estudio ha tomado un cariz internacional, con la incorporación del Reino Unido y de Australia, y es precisamente el informe final de este estudio australiano que comentamos aquí. En este caso concreto, se ha trabajado con una muestra de 1.748 padres e hijos, y se han analizado las prácticas de lectura por ocio de los niños (frecuencia de lectura, preferencias temáticas, preferencias de espacios lectores...), pero también se ha preguntado sobre las percepciones y opiniones de unos y otros sobre la importancia de la lectura, sobre la lectura en digital o sobre los hábitos generados por los entornos lectores, como el hogar o la escuela.

Las conclusiones a que llega el estudio no son muy sorprendentes: en su conjunto, ponen de manifiesto la tendencia decreciente que experimentan tanto el gusto por leer como la frecuencia lectora con la edad, y la existencia de las lógicas divergencias de criterio entre padres e hijos sobre algunos temas.

Los datos más significativos pueden resumirse en: 

  • La práctica de la lectura por placer decrece con la edad: el 74 % de los niños entre 6 y 8 años manifiestan que leer les gusta mucho o muchísimo, pero menos del 50 % de los chicos y chicas de 15 a 17 años son de la misma opinión. Las percepciones sobre la importancia de la lectura por placer difieren entre los niños y los adultos: el 90 % de los padres y madres considera que es muy importante o extremadamente importante, pero solo piensan eso el 58 % de los niños y niñas.

 

 

 

 

 

 

 

 

 

  • Los lectores frecuentes –que leen entre 5 y 7 días a la semana– suponen el 37 % del universo estudiado, y se concentran en la franja de los 6 a los 8 años. El porcentaje de lectores frecuentes también disminuyen con la edad.
     
  • Los principales espacios donde los niños y niñas encuentran los libros de ocio son las bibliotecas (67 %), las muestras comerciales de libros en la escuela y los catálogos del club de lectura escolar (43 %), y también en las librerías (40 %).
     
  • Aunque hay variaciones en función de la edad, los aspectos que inciden de manera general en la frecuencia lectora son diversos: la satisfacción que produce la lectura (93 %), el conocimiento que el niño tiene de su propio nivel lector (67 %) y la frecuencia con que los padres les leen libros en voz alta (34 %). También inciden, en mayor o menor medida según la edad, la disponibilidad de tiempo para la lectura voluntaria en la escuela y el hecho que haya momentos específicos para hablar de libros, o que los padres sean lectores.
     
  • Un 33 % de los niños encuestados han leído un ebook, y lo han hecho, prioritariamente, los de entre 12 y 17 años. El 80 % del total opina que prefiere los libros impresos a su versión electrónica.

El estudio, pues, es una excelente radiografía sobre la lectura en Australia, pero no debemos olvidar que está impulsado por una editorial, que también quiere conocer la incidencia de algunas de sus estrategias de marketing, como las muestras comerciales de libros en la escuela (que facilitan que las familias los adquieran y que aportan a la escuela beneficios en libros) o los clubs de lectura ofrecidos por la editorial en base a un catálogo predeterminado. Por otra parte, aunque se habla de bibliotecas en genérico, sorprende que en ningún momento se consideren específicamente las bibliotecas escolares –muy bien establecidas y muy funcionales en este país– como entornos o agentes relacionados con la lectura.

Un ejercicio interesante es el de comparar esta realidad con la nuestra, en base al último estudio Hàbits de lectura i compra de llibres a Catalunya, efectuado el año 2015 para el Institut Català de les Empreses Culturals de la Generalitat de Catalunya. Pese a la dificultad de comparar los parámetros y que, en algunos casos, los datos no sean lo bastante significativos, el estudio catalán aporta resultados similares: por ejemplo si, en Australia, el 73 % de niños y niñas entre 9 y 14 años lee al menos una vez a la semana, en Cataluña se da un porcentaje idéntico, entre los 10 y los 13 años. Las diferencias radican en el hecho que, de media, los niños catalanes de entre 10 y 13 años que dicen leer libros electrónicos suben hasta el 57 %, mientras que los australianos de entre 9 y 14 años que lo han hecho llegan apenas al 37 %.  No obstante, hay que tener en cuenta que el estudio catalán no permite ir más allá, ya que no aporta datos que permitan establecer cuáles son los condicionantes que inciden en las frecuencias de lectura, pero prácticamente la totalidad de los niños y niñas encuestados indica que en casa los padres les leían en voz alta cuando eran pequeños, que la escuela les anima a leer, y más del 85 % indica, también, que sus centros educativos realizan actividades de lectura.