¿Qué aporta la biblioteca a la universidad?

Ángel Borrego
Departamento de Biblioteconomía y Documentación
Universitat de Barcelona
 

— Oakleaf, Megan. The Value of Academic Libraries. Association of College & Research Libraries, 2010.
(http://www.ala.org/ala/mgrps/divs/acrl/issues/value/val_report.pdf)

— Tenopir, Carol et al. University Investment in the Library, Phase II: An International Study of the Library's Value to the Grants Process. University of Tennessee, Center for Information and Communication Studies, 2010.
(http://libraryconnect.elsevier.com/whitepapers/roi2/2010-06-whitepaper-roi2.pdf)

Cada vez con mayor frecuencia, y especialmente en tiempos de crisis económica como los que corren, las bibliotecas deben demostrar el valor que sus colecciones y servicios aportan a la institución de la que dependen. En el caso de las bibliotecas universitarias han de poner de manifiesto cómo contribuyen a la misión docente e investigadora de las universidades que las financian. Para ayudar a resolver este ejercicio, la Association of College and Research Libraries (ACRL) encargó un estudio a Megan Oakleaf, de la Syracuse University, que se ha publicado este mes de septiembre. El trabajo se divide en tres partes: una revisión bibliográfica de las investigaciones que abordan empíricamente la determinación del valor de las bibliotecas universitarias; una guía para el investigador o profesional que desea lanzarse a la recogida de datos en su institución; y una agenda de temas a investigar en este ámbito.

Radiografía de las TIC en las bibliotecas

Georgina Orselli
Biblioteca Marta Mata de Cornellà de Llobregat

Ester Omella
Gerencia de Servicios de Bibliotecas. Diputación de Barcelona
 
Se trata del informe de un estudio realizado durante el periodo 2009-2010 sobre el Servicio de acceso a Internet y a las Tecnologías (nota: es traducción del nombre original "Public access technologies and Internet services").

El estudio fue realizado por la Oficina de Investigación y estadísticas de la ALA (American Library Association http://www.ala.org/), conjuntamente con la Fundación de Bill y Melinda Gates (http://www.gatesfoundation.org), que aportaron toda la financiación para la realización de este análisis. Se llevó a cabo entre septiembre y noviembre de 2009 a partir de los resultados de los datos estadísticos de las bibliotecas públicas.

Los resultados se analizan para 3 tipologías de Bibliotecas, en función de la población, y sus habitantes:

   1. Las bibliotecas urbanas o centrales en las grandes ciudades (las más grandes, con respecto a la población).
   2. Las bibliotecas suburbanas (las de los diferentes barrios, o pequeñas ciudades, de menos habitantes).
   3. Las bibliotecas rurales (bibliotecas de ciudades y pueblos más pequeños y alejados).

¿Qué es esto de la e-ciencia? ¿Qué podemos [o debemos] aportar los profesionales de la información y las bibliotecas?

Jordi Serrano
Universitat Politècnica de Catalunya
Servicio de Bibliotecas y Documentación
 
La e[nhanced]-Ciencia, según el "Libro blanco e-CIENCIA en España 2004" [1], se entiende como el conjunto de actividades científicas desarrolladas mediante el uso de recursos distribuidos accesibles a través de Internet, como cálculo, almacenamiento e información entre otros y en paralelo a la evolución de las redes de comunicaciones dedicadas a la investigación, así como de aplicaciones de trabajo colaborativo.

La asociación que agrupa las bibliotecas de investigación de USA y Canadá (ARL: Association of Research Libraries) publicó el pasado mes de agosto, los resultados de una encuesta y un estudio [2] entre sus miembros en donde recogen de que modo las bibliotecas contribuyen (o van contribuir) en los procesos de la e-ciencia.

Aparte de los resultados, consultables en el documento y en su resumen ejecutivo, cabe destacar que no existe un modelo único de como gestionar la e-ciencia en las universidades y/o centros de investigación y respecto al rol de las bibliotecas en su contribución a la e-ciencia tampoco es homogéneo: en algunos casos se dispone de personal altamente especializado, en otros se crean unidades específicamente para el soporte a la e-ciencia y en un porcentaje elevado básicamente labores referencia.

Escenarios de 2025 para bibliotecas universitarias de 2010: como evitar ser sorprendidos por las sorpresas

Núria Balagué
Servicio de Bibliotecas de la Universitat Autònoma de Barcelona
Profesora del Departamento de Biblioteconomía y Documentación. Universitat de Barcelona


La prospectiva nos ayuda a comprender lo que puede pasar en el futuro -no a conocer el futuro mismo- y nos da la oportunidad -si sabemos aprovecharla- de influir en él trabajando desde el presente. Un instrumento prospectivo bastante habitual es la creación de escenarios que ayudan a las organizaciones a prever futuros posibles, a entender las diferentes maneras en que los acontecimientos pueden desarrollarse y a diseñar con acierto sus planificaciones estratégicas. Para poder ser verdaderamente útiles, los escenarios deben ser bien documentados, relevantes, pertinentes, coherentes y verosímiles.

La creación de escenarios que enmarquen los planes estratégicos de las bibliotecas es relativamente frecuente ya que son un potente elemento inspirador a la hora de establecer estrategias de futuro. La técnica ha sido empleada con éxito por muchas bibliotecas que, de esta manera, han podido enfocar el uso de sus recursos y su potencial innovador hacia aquellas acciones que tendrían mayor impacto y aportarían más valor a sus usuarios.

La cadena de valor

Pedro Rueda Ramírez
Facultad de Biblioteconomía y Documentación
Universitat de Barcelona

Este informe encargado por la Library of Congress (LC) a R2 Consulting fue elaborado para evaluar el impacto de los registros MARC elaborados por la LC y otras entidades en el mercado norteamericano y conocer la cadena de beneficios y valor añadido de los 500.000 registros bibliográficos servidos cada día por la LC. Este mapa del mercado de los registros bibliográficos en USA también intentaba recoger los incentivos y las barreras a la producción de registros bibliográficos, centrándose en el formato MARC y consultando a todos los sectores implicados: productores, distribuidores y consumidores. El mapa resultante les ha permitido dibujar un escenario del momento y una proyección para los próximos 5-10 años, detectando la capacidad de catalogación de los principales centros del país, y de los consorcios y otros proyectos cooperativos, como el Program for Cooperative Cataloging (PCC) que en marzo de 2009 había llegado a los 976.404 nuevos registros bibliográficos, además de millones de entradas de control de autoridades de nombre y de materia. El mapa, asimismo, muestra las posibilidades de redundancia, y ayuda a detectar la relación entre necesidades y demanda, así como el papel que juega ahora, y en un futuro, el control de autoridades en las bibliotecas. Los retos son dobles, por una parte la modernización vía RDA y FRBR, y por otro la aparición de opciones de metadatos al margen del formato MARC.

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