Angelina Cabré i Ametllé
Directora de la Biblioteca Sagrada Família - Josep M. Ainaud de Lasarte
Biblioteques de Barcelona
European Cultural Foundation (2024). How libraries thrive: A guide for librarians... and everyone else). Amsterdam: European Cultural Foundation. Disponible a: <https://www.flipsnack.com/57E7D7EEFB5/how-libraries-thrive.html>. [Consulta: 19.3.2025].

How Libraries Thrive: A Guide for Librarians... and Everyone Else in Europe es una publicación de la European Cultural Foundation (Fundación Cultural Europea), una organización sin ánimo de lucro fundada en 1954 con el objetivo de promover la cultura y fomentar la cooperación entre los países europeos. En concreto, recoge la experiencia de decenas de bibliotecas públicas implicadas en “The Europe Challenge”, un programa anual para bibliotecas y sus comunidades para diseñar, probar y ofrecer soluciones a problemas locales que puedan extrapolarse al resto de Europa.
En Europa, las bibliotecas públicas están viviendo cambios drásticos y desiguales. Mientras algunas se han convertido en centros comunitarios de primer orden, otras se enfrentan a la amenaza de cierres. La obra nos invita a reflexionar sobre la diversidad de roles que pueden asumir las bibliotecas públicas y cómo pueden evolucionar para afrontar los retos actuales. Ofrece una visión esperanzadora e inspiradora para quienes buscan un modelo de biblioteca que desempeñe un papel activo en la construcción de la sociedad del futuro, centrándose en su contribución democrática, en la gestión del cambio climático y en el acompañamiento de las personas desde una perspectiva interseccional.
En un ámbito más práctico, en el informe se presentan cincuenta recomendaciones concretas para bibliotecarios, responsables políticos y otras partes implicadas en la gestión cultural para afrontar los retos actuales de las bibliotecas públicas en el continente. Esta variedad de iniciativas nos ayuda a entender mejor las bibliotecas como espacios dinámicos e interconectados, adaptados a las necesidades cambiantes de sus comunidades.
Se incluye el recopilatorio de casi un centenar de iniciativas concretas de bibliotecas de veintiséis países europeos. Entre ellas encontramos proyectos de tres bibliotecas catalanas —Terrassa, Sant Boi de Llobregat y Vilafranca del Penedès— que han participado en “The Europe Challenge”.
Otro punto sobre el que hace énfasis el documento son los programas de lectura de verano. Estos programas, generalizados en bibliotecas anglosajonas y del norte de Europa, son, a mi parecer, una herramienta educativa, de entretenimiento y de acceso igualitario a la cultura de primer orden. Fomentan el hábito lector, mantienen a niños y jóvenes conectados con la lectura durante las vacaciones y ayudan a prevenir la pérdida de conocimientos durante el verano. Sería importante llevarlos a cabo en nuestras bibliotecas, no mediante iniciativas municipales, sino con un programa coordinado a escala de país.
Hay que poner en valor el diseño del documento, vibrante y moderno, que complementa perfectamente la lectura del texto y ayuda a hacer más accesible el mensaje. Este enfoque visual no solo refuerza las iniciativas presentadas, sino que también facilita la comprensión y lo atractivo del contenido, logrando que los lectores puedan conectar mejor con la información y el propósito del libro.
Es interesante la idea que transmite el documento de que las bibliotecas deben cambiar tal como cambia el mundo, pero es importante tener claro que la biblioteca del futuro es diferente en cada país y en cada ciudad. No deben ser réplicas unas de otras.
Por mi experiencia en una biblioteca pública de una gran ciudad, he encontrado tan inspiradora como realista la historia que explica una trabajadora de la London Public Library relacionada con el trato a usuarios sin hogar o en situación de soledad no deseada, que escribe palabras como estas: “[...] trabajar en una biblioteca pública del centro de la ciudad no es idílico, ni es infinitamente deprimente. Es la vida real [...]”.
En definitiva, este es un texto recomendable para todos aquellos bibliotecarios que buscan inspiración basada en hechos reales y especialmente interesante para los creadores de políticas públicas, que, lejos de la gestión más local, pueden ver la relevancia de las bibliotecas públicas como espacios dinámicos, interconectados y vitales para el bienestar cultural y social de las comunidades en Europa.
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A pesar del liderazgo activo de los ámbitos de la comunicación y el periodismo, es evidente que los profesionales de la información y la documentación deben ser un agente clave, y el papel a jugar por parte de las bibliotecas, públicas y universitarias, apenas se está empezando a esclarecer, tal y como pudimos comprobar recientemente en la Jornada
Como es sabido, la pandemia de la COVID-19 ha venido acompañada, ya desde los inicios, de lo que la propia Organización Mundial de la Salud (OMS) llamaba infodemia, es decir una excesiva cantidad de información, mucha de la cual es falsa. Este hecho ha preocupado desde el primer momento a los gobiernos y las organizaciones internacionales, dado que en un momento de incertidumbre como han sido las diferentes olas, la gran cantidad de desinformación podía afectar a la gestión sanitaria de la crisis, al alejar a la ciudadanía de las medidas y recomendaciones que se estaban dando, a veces con más certezas y a veces por comparación con otras crisis sanitarias.
Una de las principales preocupaciones de los científicos sociales de la primera mitad del siglo XX fue la de los supuestos efectos perjudiciales de los medios de comunicación de masas en las sociedades democráticas. Algunos veían en los medios una fuerza destructora de la cultura (Leavis, 1930), otros incidían en las terribles consecuencias de la propaganda política a través de canales de difusión masivos (Lasswell, 1927, 1934; Lippman, 1922), otros en el uso de los medios por parte de la élite política y económica para mantener su estatus (Adorno y Horkheimer, 1972). Incluso aquellos científicos cuyas investigaciones parecían indicar que los medios no tenían tanta influencia como se suponía dedicaron sus esfuerzos a estudiar la incidencia de los contenidos mediáticos en la sociedad y la democracia (Lazarsfeld, 1944). Ciertamente, el estudio de los efectos de los medios ha dominado la investigación en comunicación durante décadas, y ha sido objeto de interés de administraciones y gobiernos.
