¿Leen, los jóvenes? ¿Cómo? ¿Dónde? ¿Cuándo? ¿Qué?

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Jaume Centelles
Promotor del Espai Llamps i Centelles


Jóvenes y lectura: estudio cualitativo y propuestas. [Por] Laboratorio Contemporáneo de Fomento de la Lectura. [Madrid]: Fundación Germán Sánchez Ruipérez, [2022]. 96 p. (Investigación e informes). Disponible en: <https://fundaciongsr.org/wp-content/uploads/2022/01/Jovenes-y-lectura.pdf>. [Consulta: 05/06/2022].


En el mundo escolar, a menudo nos hacemos muchas preguntas relacionadas con la lectura y la literatura crítica: ¿Somos un país lector? ¿En qué soportes leerán nuestros alumnos cuando sean mayores? ¿Qué deben leer? ¿Quién los acompañará en su camino lector? ¿Leemos por placer? ¿Leemos para compartir vivencias? ¿Leemos por supervivencia? ¿Necesitamos leer? ¿Ficción, o conocimientos? ¿Imaginamos un futuro sin libros? ¿Cómo nos convertimos en lectores? ¿Por azar, o por influencia de la familia y la escuela? ¿La lectura es una cuestión valorada socialmente? ¿Los familiares saben cómo ayudar a los niños para hacerlos más lectores? Etcétera.

Sabemos que el libro, aquí, no es, o no ha sido, el centro del mundo. Hasta no hace más de cuarenta o cincuenta años, el mundo editorial, los libros, las bibliotecas y las librerías eran un bien escaso. Afortunadamente, en este sentido, hemos ido avanzando y ahora podríamos decir que estamos llegando a vislumbrar lo que hacen otros países con más tradición. Por ejemplo, estamos viendo cómo se abren muchas librerías y proliferan las nuevas editoriales, hecho inaudito que nos hace ver el futuro con esperanza.

Hasta ahora, las naciones más literarias han sido ‒todavía lo son‒ las situadas al norte de Europa (Finlandia, Noruega, Letonia, Islandia, Países Bajos, etc.) y probablemente tiene que ver con un patrón geográfico, educativo, de prosperidad económica e, incluso, de cultura religiosa.

La realidad nos recuerda que en las bibliotecas de Finlandia el número de préstamos es siete veces superior al de España, por ejemplo. Es un dato, solo un dato, y por eso se agradece que, de vez en cuando, entidades de prestigio como la Fundación Germán Sánchez Ruipérez a través de su Laboratorio Contemporáneo de Fomento de la Lectura dediquen tiempo y esfuerzos a hacer un estudio como el que presentamos y comentamos a continuación.

El estudio sobre los jóvenes y la lectura consta de seis capítulos.

  • El primero es una justificación de la investigación. Nos presenta algunos datos interesantes como que los jóvenes y adolescentes son grandes consumidores de cine, música, deportes, series de televisión, y son los que más navegan por Internet. En resumen, son curiosos o lectores habituales (especialmente las chicas). 
    Otro dato interesante es comprobar cómo la población de jóvenes que se declara «lector frecuente» ha ido aumentando de una forma clara desde 2000 hasta el día de hoy.
     
  • El segundo capítulo nos describe, de forma sencilla, breve y comprensible, la metodología utilizada en el estudio. Nos explica quién ha participado (docentes, jóvenes, bibliotecarios, libreros): en total, más de 4.900 encuestas a través de Twitter o Facebook, 16 a librerías, 800 a profesionales, y más de 100 a jóvenes (lectores y no lectores). Un trabajo ímprobo y de resultados fiables.
     
  • El tercer capítulo está dedicado a las encuestas. Hay diversos apartados en los que se explican las diferentes encuestas y las conclusiones que se desprenden de cada uno de los bloques. En el primer apartado, nos muestran los resultados de las encuestas iniciales hechas a través de las redes sociales. Se centran en el uso del móvil, las tabletas, y las redes sociales, y se preguntan qué espacio de tiempo ocupan en las vidas de los encuestados, en qué momentos de su vida han estado más alejados de la lectura y qué personas han influido para que se conviertan o no en lectores de libros, en qué soporte leen habitualmente y si la pandemia ha provocado un aumento en el consumo de libros. Hay un segundo apartado en el que se hacen preguntas a libreros y familiares de los jóvenes que son habituales de las librerías. El tercer apartado recoge las encuestas hechas a profesionales vinculados al trabajo con jóvenes (editores, coordinadores de clubs de lectura, docentes).
     
  • El cuarto capítulo es el más interesante porque recoge los resultados de los grupos que han participado en la muestra. Aporta una gran cantidad de información y genera un interesante capital de conocimiento. La elección está muy bien porque contiene una gran diversidad geográfica y de tipologías de centros. 
     
  • El quinto capítulo hace un análisis de los resultados obtenidos. Se divide en siete grupos (cinco ámbitos de relación e impacto sobre la práctica lectora, uno sobre cómo han vivido la lectura en pandemia y confinamiento, y un último que recoge el impacto de la lectura en otros ámbitos). Los siete grupos son: la familia, la escuela, la biblioteca, lo digital, el círculo de amistades, el confinamiento y los enlaces.
     
  • Se acaba con las conclusiones, donde se hace un diagnóstico y una previsión de futuros escenarios. Son doce puntos que nos centran la realidad actual y nos muestran futuros escenarios. Algunas de las frases que he subrayado son:

    «Los jóvenes tienen una percepción limitada sobre la realidad de la lectura».

    «La percepción de la lectura está muy referida a una actividad personal que relaja, pero también genera aislamiento de la sociedad».

    «Las referencias a lo que ha sido leído, o se está leyendo, está desapareciendo de las conversaciones, a diferencia de lo que sí se hace en los grupos de amigos con las series de TV que se están siguiendo».

    «La competencia por el tiempo personal disponible es cada vez más eficaz por parte de lo digital, porque es un tipo de ocio basado en la interacción y socialización, así como por mostrar contenidos de breve duración y escasa exigencia cognitiva».

    «Insuficiente impacto del centro educativo para fortalecer el interés por la lectura».

    «No hay un adecuado conocimiento de la realidad de las prioridades de ocio y de formación de los jóvenes por parte de los adultos que trabajan o conviven con ellos».

Valoración

Más allá de las gráficas y los datos, este estudio aporta una visión interesante sobre los efectos que provoca la lectura en los jóvenes. 

Uno de los efectos se refiere al aislamiento que genera el hecho de leer individualmente, porque aleja a los jóvenes de una necesidad social de convivencia con los compañeros y amigos que en estas etapas es fundamental. Este efecto de aislamiento es un inconveniente a la hora de incentivar la lectura. Los jóvenes comparten otro tipo de ocio ‒deportes, videojuegos, cine, música‒ al que otorgan una mayor relevancia social. 

Por el contrario, la lectura genera en los jóvenes otros efectos, tales como la relajación emocional y la aproximación a la cultura, que son vistos como algo positivo. 

Hay, también, en el estudio, una reflexión subyacente que apuesta por mirar hacia delante y aportar algunas posibles soluciones para invertir la tendencia. Básicamente, se centran en la idea de reformular un nuevo Plan de Lectura que apueste por los servicios públicos y favorezca el impacto social que pueden tener los mediadores de la lectura (maestros, bibliotecarios, libreros). Entre otras acciones, habría que promocionar los clubs de lectura entre los jóvenes porque son un elemento generador de convivencia, de cultura y de bienestar. 

El estudio es un buen trabajo, serio y con voluntad de servicio público. Merece la pena leerlo.

Nota. Esta reseña se publica simultáneamente con el Blog de l’Escola de Llibreria.

© Imagen inicial de Gerd Altmann en Pixabay.