libros

«Viure entre llibres», pódcast de Martí Figueras

Antoni Daura Jorba
Llibreter i editor
Llibres Parcir
Manresa


Figueras, Martí. Viure entre llibres [pódcast]. [Sant Joan Despí]: 3Cat, 21 de abril de 2025. 12 episodios. <https://www.3cat.cat/3cat/viure-entre-llibres/>. [Consulta: 15 julio 2025].


La creación de pódcasts, es decir, contenidos grabados en audio de manera aparentemente espontánea y natural, como una conversación, difundidos mediante canales en línea, se ha convertido en una nueva forma de comunicación. Su agilidad y la simplicidad técnica a la hora de elaborarlos los han convertido en un producto atractivo, tanto para sus creadores como para los oyentes. Otra cosa es su perdurabilidad en el tiempo, pero eso ya es otra cuestión. No deja de ser, de hecho, un reportaje realizado en un momento determinado.

El mundo del libro también ha entrado de lleno. A veces, para hacer promoción de títulos o autores concretos. En esta ocasión, la serie que reseñamos se dedica a las librerías. Efectivamente, Martí Figueras visita una docena de establecimientos y mantiene un diálogo fluido con sus responsables: Ricard Caba (Nou Rals de Viladecans), Maite Cusó (La Pebre Negre de Barcelona), Irene Bonet (Drac de Olot), Fe Fernández (L’Espolsada de les Franqueses del Vallès), Toni Ferrón (Foster & Wallace de Vic), Marta Farré (La Singratalla de Tremp), Andrea Giovannoli (L’Argonauta de Balaguer), Anna Riberaygua (La Puça d’Arsèguel), Jaume Huch (Casa Huch de Berga), Ester Galindo (La 2 de Viladrich, de Tortosa) y Lídia Lobato, Meritxell Rals y Jordi Vilà (una representación de los libreros presentes en la booktown «Poble de Llibres», en Calonge).

Como podéis ver, una muestra variada y bien repartida por el país, con unos perfiles diversos, pero que mantienen unas afinidades compartidas: ser emblemáticas en su espacio, voluntad de actuar como foco de irradiación cultural, con un peso muy importante de las personas que las dirigen en lo que respecta a su gestión. El planteamiento de los diversos pódcasts es similar: describir la librería y su historia, así como reflexionar sobre el sector, especialmente desde su perspectiva local. Todo a través de un diálogo, que no entrevista. Eso hace que, a menudo, las respuestas a los temas que plantea el periodista se conviertan en unos monólogos algo largos, para mi gusto. Salvando aspectos particulares y personales, lo que explican y comentan los libreros se puede compartir y hacer extensivo a la mayor parte de la red librera de Cataluña. Se corroboran, una vez más, las dificultades cotidianas para sacar adelante el negocio, la supeditación al mercado editorial, que va siempre a lo suyo, escuchando poco la opinión de los libreros. Y el hecho, bien transversal, de que detrás de una librería habitualmente hay un/a emprendedor/a; en la mayoría de los casos, si no es de creación reciente, fruto de la tradición familiar.

En cualquier caso, se trata de una magnífica radiografía de una muestra representativa de la red de librerías independientes, cada una de las cuales con su singularidad e idiosincrasia. Todas venden el mismo producto, pero no de la misma manera ni exponen ni ofrecen los mismos fondos bibliográficos.

Es bueno que la ciudadanía tenga una percepción general y a la vez concreta de las librerías de nuestro país. Hasta ahora este formato atomizado ha funcionado –con dificultades, eso sí– razonablemente bien. Pero, ¿Cómo será el futuro? ¿Los nuevos modelos de venta en línea y a través de grandes cadenas permitirán su subsistencia? No lo sabemos. El tiempo nos lo dirá, pero conviene que el cliente lector continúe dándole apoyo, si no quiere perder la librería de proximidad, en favor de establecimientos clónicos e impersonales.

 

Esta reseña se publica juntamente con el Blog de l’Escola de Llibreria.

©Imagen inicial de Mohamed_hassan en Pixabay

Las impresiones personalizadas no son objetos únicos: es la economía

F. Xavier Llopis
Filólogo y editor

Anta, José Manuel; Abril, Luis; Gálvez, Ismael; Mellado, Arantxa. Libro blanco de la distribución POD [en línia]. [Madrid]: Fande (Federación de Asociaciones Nacionales de Distribuidores de Ediciones), 2024. 45 p. <https://www.podiprint.com/wp-content/uploads/2024/10/interactivo_BLANCO_.... [Consulta: 21.4.2025]. 


¿Cuál es vuestra opinión sobre la distribución POD (print on demand, impresión bajo demanda)? Esta es la cuestión que se nos plantea en esta reseña a demanda. 

La época digital (¿debemos llamarla era?) ha trastocado el ámbito del libro como probablemente nada lo había hecho desde Gutenberg. El libro, artefacto u objeto, mantiene la misma estructura sin modificaciones destacables, sea en papel o en formato digital. Ahora bien, todo a su alrededor es distinto. Todo se ha metamorfoseado. ¿Cómo hemos podido introducir tantos cambios y mantener el mismo resultado? Esta aparente paradoja no ha dado lugar, por ahora, a una nueva realidad. ¿O sí? El libro en papel sigue siendo un conjunto de páginas tipográficamente estructuradas e impresas que, añadidas una tras otra, y pliego tras pliego, se religan en unas cubiertas o se adhieren a unas cubiertas que las protegen. Nada que no hiciera Gutenberg (aunque sin tapas). Quizá alguien me dirá ahora: «pero el libro digital es otra cosa: un no-objeto (dentro de un objeto: el aparato electrónico)». Cierto: es una imitación. 

¿Y qué ha cambiado? En primer lugar, una vez tenemos el original (la materia intelectual), el proceso de preimpresión fue el primero en modificarse. Después le llegaría el turno a la impresión. Y desde hace unos años, a la autoedición y a la distribución: primero con la segmentación de los puntos de venta (librerías o grandes superficies comerciales y plataformas digitales) y enseguida con la personalización, es decir, el cliente tiene acceso a una gran cantidad de libros de la biblioteca de Babel borgiana, pagando el precio solicitado más los gastos de envío. 

En este pequeño añadido –los gastos de envío– es donde entra en juego la logística de la distribución. La cadena editor-distribuidor-librero-cliente se mantiene en líneas generales, pero se abre el abanico a otras posibilidades: a) editor-distribuidor-cliente; b) editor-librero-cliente; c) editor-distribuidor-librero-cliente. Tal vez deberíamos plantearnos si la eliminación de uno de los eslabones del proceso es un avance que vale la pena. Y la respuesta es que no. Ahora bien, ¿llegaríamos a un no tan rotundo si ponemos en juego otras cuestiones como la reducción del tiempo que puede tardar un libro en llegar a destinos lejanos, la eliminación del almacenamiento en editoriales y centros de distribución, la supresión de devoluciones a la editorial, el mantenimiento de un catálogo siempre disponible (incluidos libros de fondo), la posibilidad de convertir ese fondo en un ingreso constante para las editoriales, la no destrucción de estocajes, la producción ajustada a la demanda (solo se produce lo que se compra), etcétera

La respuesta a esta última cuestión la ofrece, en parte, el Libro blanco de la distribución POD, un trabajo de análisis riguroso elaborado por José Manuel Anta (Federación de Gremios de Editores de España), Luis Abril (Quares Salesforce), Ismael Gálvez (Podiprint) y Arantxa Mellado (LiberExpress), publicado en 2024. El lector debe saber, sin embargo, que se trata de una iniciativa privada en nombre de las empresas indicadas entre paréntesis tras cada autor, con el apoyo de la Federación de Asociaciones Nacionales de Distribuidores de Ediciones y del Ministerio de Cultura. 

Estructurado en cinco apartados (1. El modelo de distribución POD; 2. La cadena de suministro del libro; 3. La producción de libros en POD: la técnica de impresión digital; 4. El proceso de distribución POD, y 5. Distribución POD e internacionalización), más una introducción, unas conclusiones y un apéndice con casos de éxito, este libro blanco tiene la ventaja de mostrarnos todas las virtudes del sistema POD y el inconveniente de no profundizar en un sistema de distribución que aún no termina de despegar, pese a las ventajas que se describen. 

La pregunta es obvia. Si la técnica pone a disposición del mundo editorial y de la distribución un sistema que, en definitiva, podemos resumir (así lo dicen los autores en la introducción) que solo se producirá aquello que previamente se ha vendido, ¿por qué no termina de despegar? 

En la introducción, a nuestro parecer, es donde mejor se explicitan las ventajas del nuevo sistema, el POD (print on demand o impresión bajo demanda), en el que cualquier libro puede llegar al cliente en un plazo breve, con independencia del lugar donde se encuentre la editorial o el lector. Este primer beneficio, digamos cultural, va acompañado de otras ganancias económicas para editoriales y distribuidoras (eliminación del almacenamiento y del estocaje, destrucción de ejemplares e inversión en tiradas, por un lado; y ampliación del catálogo con libros vivos o reducción de los costes logísticos para las librerías, por otro). Pero la pregunta sigue sobrevolando el ambiente a pesar de las aparentes ventajas. Los autores esbozan, sin profundizar demasiado –para nosotros, el principal inconveniente de este libro blanco–, dos elementos: la falta de una cultura del riesgo y, como consecuencia, el aún elevado coste de la impresión 1x1. Así apuntan en el apartado 4.2 («La puesta a la venta del catálogo POD») que «...producir 1x1 es más caro que imprimir una tirada» (p. 36), pero que aun así, «la diferencia de precio no es más que una fase circunstancial en este modelo de comercialización, ya que se considera que cuando se normalice el POD y las ventas aumenten tanto como se espera, el volumen de producción permitirá un ajuste de costes que repercutirá en el precio de venta del libro» (p. 36). 

Si esta premisa no va errada, solo debemos esperar el tiempo necesario para la normalización del sistema y la expansión del modelo. Tal vez haga falta ser optimista por naturaleza para esperar este beneficio que –no lo olvidemos– tiene un componente básicamente económico, y pensar que en un proceso comercial donde todo son ventajas, haya que esperar para obtener dividendos. 

Las segmentaciones a las que nos ha acostumbrado el ámbito digital no siempre son palimpsésticas, sino más bien complementarias. Aunque en este ámbito hay otras que sí lo han sido. Es el caso de la tipografía de plomo, que dio paso al offset, y esta, al parecer, a la digital. Algunos pensamos que con cada cambio perdemos algo, pero la huella del plomo desapareció con el offset. En el caso de la distribución POD, por ahora, según los autores, la librería seguirá cumpliendo su función de ser el último eslabón antes del destinatario-cliente, ¿pero hasta cuándo? ¿Perderemos ahora al librero conocedor del cliente y del libro... si no lo hemos perdido ya? Y, en definitiva, ¿cómo se recupera una inversión (la del artefacto-máquina que realiza la impresión 1x1) sin dejarla concentrada en pocas manos que imponen modelos culturales? 

Y llegados al final, conviene aventurar una respuesta a la pregunta inicial. La distribución POD aún no ha alcanzado un grado suficiente de madurez (aunque pueda parecer novedoso según se desprende de la lectura del libro, la distribución POD está en marcha desde 2004, con las mejoras que ello ha comportado) para dar una respuesta satisfactoria a todas las ventajas que los autores plantean en el Libro blanco de la distribución POD. El elevado coste por unidad (cuestionado por algunos autores), las limitaciones en calidad y acabados, la externalización del proceso que reduce el control de calidad, y la dificultad para la editorial y el autor en los procesos de marketing configuran un conjunto de obstáculos que debería haberse tenido más en cuenta –y desmontarlos– en este libro, que adopta una mirada muy próxima al impresor –quizá un poco demasiado– y alejada del resto de actores del libro. Para terminar, diremos que la impresión 1x1 y la impresión digital son dos conceptos que no deben confundirse (algo que no hacen los autores, pero que tal vez, por la forma en que está redactado el texto, podría inducir a confusión al lector). 

Y punto final: este modelo convivirá con el modelo tradicional sin sustituirlo. 

 

Esta reseña se publica juntamente con el Blog de l’Escola de Llibreria.

© Imagen inicial generada con inteligencia artificial (DALL·E, OpenAI).

El libro contra todo lo demás

Luis Miguel Cencerrado Malmierca
Profesor del Departamento de Biblioteconomía y Documentación
Facultad de Traducción y Documentación de la Universidad de Salamanca


Albarello, Francisco; Wishchenbart, Rüdiger; Weel, Adriaan van der [et al.]. El libro contra todo lo demás [en línea]. Bogotá: Centro Regional para el Fomento del Libro en América Latina y el Caribe, Cerlalc. 2024. 90 p. <https://cerlalc.org/publicaciones/el-libro-contra-todo-lo-demas/>. [Consulta: 16 abril 2025]. ISBN 978-958-671-274-3.


Toparse con el título de la obra que tenemos entre manos puede resultar, cuando menos, provocador e inquietante. También, sin duda, este paratexto puede ejercer un efecto de llamada, de captura de la atención y motivar así al lector a zambullirse en su contenido. Quizás con el afán de resolver la duda de si se trata de una invitación a tomar parte activa de una cruzada en favor del libro frente a sus amenazas o si bien, por el contrario, es denuncia victimista de un contubernio generalizado contra el libro y la lectura.

Por fortuna, el contenido de la obra no es ni una cosa ni la otra. El mosaico que trazan los cuatro ensayos que componen la obra ofrecen equilibrados análisis y reflexiones en torno al libro y la lectura expresados desde diferentes ángulos y perspectivas. Las piezas analizan, en su conjunto, el presente y el futuro de la lectura, así como el impacto de los procesos de transformación digital en la industria editorial, en la distribución del libro, en su promoción y en la manera misma que los lectores y lectoras tienen de encarar la lectura en el momento presente.

Los textos tienen distinta procedencia en cuanto al ámbito desde el que surgen, el foro o canal a través del cual vieron la luz pública por vez primera y la fecha en la que fueron escritos. La compilación, por su parte, es de 2024, a cargo del equipo conformado por Cerlalc, el Centro Regional para el Fomento del Libro en América Latina y el Caribe, bajo la coordinación académica de José Diego González M. y editorial de Daniela Abella.

El contenido del conjunto de los artículos afecta a los diferentes agentes y procesos de la cadena del libro, desde la creación, la edición, su difusión y promoción, así como a la recepción. Las reflexiones se tejen desde el marco compartido caracterizado por la diversificación de momentos y situaciones de lectura y escritura, de nuestro presente híbrido, entre lo analógico y lo digital. También bajo la presión de la economía de la atención y el proceso de transformación digital que experimentan nuestras sociedades y su impacto en la creación, el mercado editorial, la distribución de los materiales de lectura, al igual que al modo de acceso y disfrute de sus contenidos.

Así, se explora y reflexiona en torno al reto y desafío del libro en la era digital, los cambios en los hábitos de lectura y la competencia del libro, no solo frente a otros formatos digitales, pues como afirma Michael Tamblyn, el libro no solo compite con otros libros, sino con todas las formas de entretenimiento digital.

Abre el discurso Francisco Albarello, docente e investigador, que preconiza la necesidad de refundación de los pactos de lectura, entendiendo esta como conversación individual y colectiva («De la lectura a la conversación: textualidades, pantallas e inteligencia artificial»). Habla de la hibridación que supone este conversar frente al papel y ante las pantallas, también en cuanto a convivencia de códigos y, por tanto, de sentidos, que hacen que la lectura vaya del ojo al oído y viceversa. Asimismo, plantea el impacto que todo ello tiene sobre las prácticas canónicas.  

Siguiendo el orden con el que se engarzan las cuatro piezas en la compilación, Rüdiger Wischenbart toma el relevo en segunda posición. Este experto en el mundo del libro centra el foco de su aportación en el eslabón de las editoriales y la transformación de esta industria («¿Por qué las pequeñas y medianas editoriales necesitan aprender nuevas prácticas –y por qué esto supone un gran reto–?»). Analiza cómo las pequeñas y medianas editoriales enfrentan el reto de la digitalización y la globalización. En este sentido, destaca la importancia de las estrategias innovadoras y de adaptación al mercado digital como respuesta a las nuevas formas de producción y de acceso a los contenidos que se generan a través de empresas emergentes y nuevos modelos de negocio. 

El tercer bloque de contenido está a cargo de un plantel de investigadores compuesto por Adriaan van der Weel, André Schüller-Zwierlein, Anne Mangen y Miha Kovač. Este cuarteto lleva al lector a la sima de la lectura profunda y crítica, a través de un discurso que resulta especialmente significativo, claro y contundente («¿Por qué es importante la lectura de alto nivel?»). Los autores de esta pieza coral enfatizan la importancia de desarrollar las habilidades de nivel superior que fomentan el pensamiento crítico, esenciales para interpretar mensajes e informaciones complejas.

Una lectura de alto nivel que se propugna como necesaria en un mundo en el que el consumo de textos fragmentados es cada vez más común y en el que la simplificación de los contenidos bajo criterios de eficacia y funcionalidad impera en muchos contextos. En la misma línea se vierten críticas a los grupos de presión y a las actuaciones de los gigantes tecnológicos, que favorecen y provocan la vulnerabilidad de la sociedad, con la consecuente pérdida de control social, político y económico. Frente a este predominio exclusivo de una visión instrumental de la lectura como herramienta para la resolución de problemas y el éxito en la vida, estos cuatro especialistas reclaman políticas gubernamentales eficaces que contemplen la lectura en su dimensión integral y transformadora, no como habilidad periférica.

La última entrega la firma Michael Tamblyn, director ejecutivo de Kobo Rakuten. Se trata justamente de una intervención de la que se extrae la expresión que da título al conjunto de la obra, El libro contra todo lo demás. El foco de este cuarto texto se cierra en torno a la competencia y la gestión en la distribución y venta de libros, dando protagonismo en este caso al eslabón de las librerías («Tirar el dinero: oportunidades perdidas en el suministro de libros electrónicos»). Su autor caracteriza el ejercicio de estas funciones de distribución y venta como una lucha contra el tiempo en el marco del paradigma de la economía de la atención, su mercantilización y comercialización. En una suerte de cierre del círculo, engarza así esta pieza final con el planteamiento de partida del artículo que encabeza la obra.

Desde su particular perspectiva, Tamblyn plantea un gran interrogante que igualmente late en las anteriores partes de la obra: «¿cómo podemos conseguir que alguien lea y siga leyendo a pesar de todas las demás opciones a su disposición, opciones dirigidas por minería de datos e impulsadas por algoritmos?» (p. 74). La respuesta a esta cuestión pasa por explorar nuevas relaciones entre libreros-editores y lectores, trabajar codo con codo, aprender nuevas prácticas y aprovechar la información y los datos que estas relaciones generan. En ese sentido, Michael Tamblyn destaca la relevancia de una gestión eficaz de metadatos bibliográficos y el marketing del libro para la visibilidad y el éxito comercial de las obras en el entorno digital.

Estos ejes esbozados son los que vertebran y dan sentido a la propuesta de El libro contra todo lo demás, aunque en torno a ellos afloran muchos otros aspectos relevantes que afectan al sector del libro y la lectura en el momento presente. A lo largo de las páginas de esta obra se alude a las plataformas digitales, lectura multimodal y su incidencia en el hecho de leer, a los desafíos de la alfabetización digital, así como al papel de las bibliotecas y su función educadora para que esta alfabetización digital no quede reducida al manejo técnico de dispositivos y no se deje de lado la comprensión profunda y el pensamiento crítico.

Al cabo, es de destacar el buen tino en la selección de estas cuatro piezas, pues del diálogo que se establece entre ellas se constituye una conversación que da sentido pleno a la obra. Una invitación, al cabo, a la reflexión y a la acción, de sumo interés para quienes buscan comprender el impacto de la digitalización en la lectura y en la función de los distintos agentes que constituyen la cadena del libro. Su mayor fortaleza, la diversidad de perspectivas desde las que se aborda el tema, que van desde el análisis académico hasta las estrategias comerciales del sector editorial.

Una compilación muy oportuna cuyos contenidos resultan de candente actualidad a pesar de la diversidad de fechas de los artículos que la componen, acertadamente rescatados para su relectura, porque como sus autores advierten, el futuro de la lectura no se puede dejar en manos de intereses económicos o vicisitudes del avance tecnológico. 

 

Esta reseña se publica juntamente con el Blog de l’Escola de Llibreria.

© Imagen inicial generada con inteligencia artificial (DALL·E, OpenAI).

Hacia una subjetividad editorial femenina

Alfredo Lèal
Instituto de Investigaciones Bibliográficas. UNAM

Szpilbarg, Daniela; Mihal, Ivana. Participación de las mujeres en el sector editorial latinoamericano [en línea]. Bogotá: Centro Regional para el Fomento del Libro en América Latina y el Caribe – Cerlalc, 2024. 61 p. <https://cerlalc.org/publicaciones/participacion-de-las-mujeres-en-el-sector-editorial-latinoamericano/>. [Consulta: 26.3.2025]. ISBN (PDF): 978-958-671-275-0. 

Presentado a la manera de un informe que da cuenta de la investigación piloto llevada a cabo en el sector editorial de Argentina, Colombia, Chile, Guatemala y Perú por las investigadoras Daniela Szpilbarg e Ivana Mihal, este trabajo dista mucho de limitarse a ofrecer una somera descripción de la Participación de las mujeres en el sector editorial latinoamericano, mostrándose más bien como, cuando menos, un inmejorable punto de partida para ulteriores investigaciones en el campo de los estudios del libro y la edición. Empleando herramientas sociológicas, principalmente encuestas y gráficas, tanto como un enfoque metodológico comparativo fuertemente anclado en la teoría feminista, con especial atención al modo en que en ésta se ha pensado, por ejemplo, en la categoría de trabajo, Szpilbarg y Mihal le ofrecen al lector y la lectora –especialista o no en temas de edición– un diagnóstico crítico en torno a la importancia de entender, documentar y, por supuesto, transformar las condiciones de la mujer en el sector editorial de América Latina.

De los cuatro apartados, el primero le sirve a las investigadoras para plantear sus hipótesis de trabajo, sustentadas en un diálogo horizontal con otras investigaciones que hoy día, a pesar de ser ciertamente recientes, resultan centrales en el desarrollo del estudio de los modos y alcances, materiales tanto cuanto simbólicos, del trabajo de las mujeres en el sector editorial, como lo son los trabajos de Marina Garone (Las mujeres y los estudios del libro y la edición en Iberoamérica, Universidad de Los Andes, 2023) o Ana Gallego Cuiñas («Femedición: hacia una práxis editorial feminista en Iberoamérica», Iberoamericana, 2022). Luego de establecer el estado de la cuestión, Szpilbarg y Mihal plantean que «el género determina no solamente las condiciones de trabajo en las editoriales, sino que también influye [en] otros aspectos que se expresan en las decisiones y políticas editoriales» (p. 14), por lo cual «es necesario considerar [a las editoras] como agentes intelectuales y, en esa medida, es preciso indagar por la experiencia de las mujeres en tanto editoras, frente a la tarea de selección e intervención sobre los textos» (p. 14).

De este modo, los datos que arrojan las encuestas realizadas son fundamentales para que, en las secciones 2 y 3, se establezca el soporte empírico sociológico para la sección 4, por mucho la más interesante del informe, sobre todo por el modo en que los números y porcentajes diagramados en gráficas adquieren, si no un rostro, sí una cierta familiaridad para todxs quienes investigan los procesos y políticas editoriales en América Latina. De esta manera, en un apartado que «recupera las opiniones, percepciones y experiencias con base en sus trayectorias como mujeres editoras, las cuales revelan una compleja interrelación entre los aspectos laborales y personales de las editoras, y ofrecen una visión rica y matizada de las condiciones de trabajo en el sector editorial» (p. 34), las investigadoras nos ofrecen un documento sociológico para lo que, con base en su texto, podríamos denominar la subjetividad editora femenina.

La definición de dicha subjetividad no es, creemos, asunto menor. Por el contrario: entenderla, documentarla y problematizarla resulta harto necesario en un ecosistema donde los libros de Carlos Barral, Jorge Herralde o Guillermo Schavelzon son mercancías que casi de inmediato encuentran su público lector –constituyendo, de paso, un género específico de las memorias culturales, como lo proponen Ana Gallego Cuiñas y Jorge J. Locane, coordinadorxs del dossier «Poéticas de editor/a: aproximaciones críticas para la demarcación de un género» de la Revista de Estudios Hispánicos, 2024–, mientras que nombres como Carmen Balcells, Esther Tusquets o Beatriz de Moura siguen más bien asociándose con el boom, es decir, con el éxito comercial de cuatro escritores hombres, cuatro «machos alfa», para usar la expresión que al respecto diera Roberto Bolaño. Baste decir que, de las tres, sólo Tusquets es autora de un libro de su experiencia como editora: Confesiones de una editora poco mentirosa (RqueR, 2005), desde cuyo título se perciben empero los ecos dieciochescos de aquellas mujeres que, en los salones literarios, se posicionaban en un campo controlado por los hombres.

En este sentido, es importante lo que el estudio de Szpilbarg y Mihal nos demuestra, en tanto la mujer editora, si la entendemos en cuanto subjetividad, se construye a sí misma: «es con el paso del tiempo que las mujeres fueron habilitadas o se habilitaron a sí mismas a tomar un rol que, más allá́ de lo ejecutivo o resolutivo, conllevaba tomar decisiones en cuanto a la construcción del catalogó, por medio de contratación de textos o adquisición de textos de otras lenguas para publicar traducciones» (p. 36). Historiar la subjetividad editora femenina implica, primero, debatir todo argumento que pretenda que dicha habilitación no es restrictiva de las mujeres. Por ello resulta indispensable, como lo hacen ver las autoras del informe, constatar «la confirmación de la feminización del trabajo editorial […] [la cual] se visualiza en el elevado número de mujeres que forman parte de los equipos editoriales, incluso en los grandes grupos empresariales» (p. 37), pero sobre todo en la medida en que, como lo demuestra el testimonio de varias de las editoras entrevistadas, «la feminización de la labor en la edición contemporánea se asocia a la precarización laboral, y como consecuencia de condiciones económicas menos redituables» (39). 

Así pues, mientras que, en palabras de una entrevistada, «los hombres hablan siempre en singular», siendo quienes, al final, se quedan con los créditos ante el público por los logros de una u otra editorial o sello, es un hecho que, en la voz de otra editora: «el mundo editorial en América Latina no ha sido nunca un mundo de hombres, sino un mundo lleno de mujeres, pero son los hombres los que salen en la foto. Eso ha cambiado, pero no en el mundo corporativo» (p. 43). Esto nos permite vislumbrar algunos derroteros críticos, por ejemplo, para el ámbito de las investigaciones –y ni qué decir en reseñas de índole más bien periódica– donde pocas veces se considera que una mercancía editorial que, ante el público, aparece como producto del borrado y la superación de las desigualdades de género, tiene, en su proceso productivo, una dinámica propiamente patriarcal. La oferta masificada de autoras, por ejemplo, de la literatura latinoamericana –Luiselli, Scweblin, Enriquez…–, no sólo no logra subsanar dichas instancias desigualmente construidas en la trastienda editorial, sino que de algún modo las replica vis a vis con otras mujeres cuyas obras se editan en editoriales significativamente más pequeñas y menos poderosas que Planeta o Random House.

De esta manera, en palabras de una de las entrevistadas, así como «los superjefes son varones» (p. 44), ¿podemos decir que las «superautoras» producen un efecto de feminización hacia aquellas que publican en editoriales medianas o pequeñas, convirtiendo el salto al gran conglomerado de sellos –absorbidos, por cierto, mediante una lógica que no puede sino concebirse en términos de neocolonialidad, en el sentido en que, como afirma Maurizio Lazzarato, «el primer botín del colonizador es la lengua del colonizado»– en otro techo de cristal? ¿Cómo pensar los casos de la mexicana Brenda Navarro, la ecuatoriana Mónica Ojeda o la uruguaya Fernanda Trías? Nos parece sumamente revelador que esta feminización sea incluso enunciada en la opinión de una editora chilena, quien afirma que hay menos mujeres en el catálogo a su cargo porque «a las mujeres hay que perseguirlas para que envíen manuscritos, en cambio los hombres envían y envían. Las mujeres, quizás por miedo, vergüenza o menos determinación que los hombres, envían mucho menos» (p. 48). Recuperamos las palabras de las propias Szpilbarg y Mihal, para quienes «resulta significativo que una de las editoras entrevistadas mencione que las mujeres no envíen tantos materiales por “miedo o vergüenza”, ya que en algunas otras entrevistas se habla de que las mujeres, por su dedicación a las tareas del hogar, necesitan de más tiempo para finalizar obras para presentar a las editoriales» (p. 48).

Si partimos, pues, del hecho de que una autora publicada en un sello trasnacional tiene, generalmente, un compromiso por más de una obra, mientras que una autora que publica, por ejemplo, en una editorial independiente –la chilanga Polilla Editorial o la madrileña Piezas Azules–, tiene la opción de firmar sólo por dicho material, cabe preguntarse por los problemas sistémicos que persisten en la consideración y el lugar que se le da a unas y otras obras en la crítica. Las autoras del informe lo sintetizan en este cuarto apartado, en el que se evidencia que, allende los resultados cuantitativos, siguen persistiendo «dinámicas de poder que jerarquizan los géneros aún en el presente, sobre todo, en el ámbito corporativo» (p. 50). Entender estas dinámicas resulta fundamental para la crítica, que, a pesar de la extensa oferta editorial, comúnmente toma como casos paradigmáticos sólo aquellas obras de los grandes sellos. 

El hecho de que en el informe se insista en que es el ámbito corporativo –que, recordemos, para el caso de la literatura latinoamericana, está poco menos que monopolizado por los capitales de Bertelsmann y Lara Hernández– donde persisten estas dinámicas de poder, razón estructural de la desigualdad, nos tiene que ayudar a, por lo menos, visibilizar que mientras la finalidad de la edición sea, como lo es bajo el sistema capitalista neoliberal –y, hoy día, bajo el modelo del capital en la nube o «tecnofeudalismo» propuesto por Cédric Durand y Yanis Varoufakis, en consonancia con el «capitalismo de la vigilancia» de Shoshana Zuboff–, la generación de plusvalor, ya sea mediante la ganancia o mediante la renta, la participación de la mujer en los ámbitos productivo y consuntivo no dejará de estar mediada por una instrumentalización de «la mujer» propiamente patriarcal. En suma, debemos cuestionarnos si lo que se nos vende como inclusivo o a veces hasta abiertamente «feminista» lo es en realidad. Y esto lo decimos haciendo eco de Szpilbarg y Mihal, quienes cierran su informe indicándonos la importancia de que «los diagnósticos [de su informe] contribuyan a emprender acciones que sirvan para cerrar las brechas, asimetrías y desigualdades que todavía persisten» (p. 57). Propongo una primera acción: leer y difundir este trabajo de Daniela Szpilbarg e Ivana Mihal. 

 

Esta reseña se publica juntamente con el Blog de l’Escola de Llibreria

© Imagen inicial generada con inteligencia artificial (DALL·E, OpenAI)

Tendencias en la venta de libros a escala mundial

Anna Villarroya
Facultat d’Informació i Mitjans Audiovisuals
Universitat de Barcelona (UB)


International bookselling markets [en línia]: report 2023. Brussels: European and International Booksellers Federation - EIBF, 2024. 17 p. <https://europeanbooksellers.eu/system/files/2024-09/2023%20EIBF%20International%20Bookselling%20Markets%20report%20_0.pdf>. [Consulta: 8.2.2025]. 


Este es el cuarto informe consecutivo elaborado por la European and International Booksellers Federation (EIBF en adelante), en el cual se resumen las tendencias actuales en la venta de libros en el mundo. Antes de adentrarnos en los contenidos y principales conclusiones del informe, es importante comenzar destacando el papel clave de las asociaciones del mundo editorial al poner al alcance del sector –pero también de las administraciones públicas y del gran público– información sobre la economía, las necesidades y las tendencias que caracterizan la industria. Es esta información la que permite establecer objetivos, estrategias y, sobre todo, la toma de decisiones para un futuro próspero y sostenible para el mundo del libro y, en especial, para sus libreros. En este sentido, hace unos meses en este mismo blog se publicaba una reseña sobre un informe reciente acerca de las librerías y la sostenibilidad, promovido también por la EIBF. 

Los resultados del informe que hoy presentamos se basan en la información aportada por 24 asociaciones nacionales de libreros, miembros asociados de la EIBF y socios de un total de 21 países, entre los cuales se incluyen: Alemania, Bélgica, Canadá, Corea del Sur, España, Estados Unidos, Finlandia, Francia, Irlanda, Italia, Kirguistán, Letonia, Noruega, Nueva Zelanda, Países Bajos, Portugal, Reino Unido, Rumanía, Sri Lanka, Suecia y Suiza. Además, incorpora datos de ventas de libros de fuentes de terceros países como: Australia, Brasil, Colombia, Dinamarca, India, México y Sudáfrica. 

El informe gira en torno a dos temas principales: la evolución de la facturación en el último año y las políticas en torno al libro. 

En cuanto a la facturación, se observa un incremento respecto al año anterior en 16 de los 26 mercados encuestados (el 62 % del total). Sin embargo, en 11 de estos mercados el crecimiento fue solo nominal (producido por el aumento del precio de los libros como respuesta al incremento de los costos de la cadena de suministro) y no real (resultado de una mayor compra de libros). En esta línea, más de la mitad de los mercados analizados señalaron la inflación como el principal factor determinante de la facturación en 2023. En España, sin embargo, en 2023 se registró un crecimiento en las ventas (5,1 %) y también en el número de libros vendidos. 

Asociaciones de libreros en Estados Unidos, Noruega o Corea del Sur atribuyen este descenso en la facturación real a la fuerte disminución de los índices de lectura, especialmente entre los lectores jóvenes, así como a la inflación, que ha tenido un gran impacto en los hábitos de compra de libros. 

El informe también señala que las librerías físicas continúan siendo el principal canal de venta en la mayoría de los mercados analizados. A esta estabilización han contribuido los modelos de venta híbridos, que se han ido consolidando en muchas librerías independientes. Sin embargo, el informe destaca el desafío que representa hoy en día la competencia de los grandes proveedores en línea, como Amazon. 

La demanda de libros en otros formatos, como audiolibros y libros electrónicos, ha seguido creciendo en el 80 % de los mercados analizados. Entre los países donde los libros digitales han ido ganando popularidad se encuentran España, además de los Países Bajos, Reino Unido, Estados Unidos y Alemania. El informe señala que la accesibilidad de estos formatos, ya sea por la facilidad de uso o el precio de los modelos en streaming, es la principal razón de este crecimiento. A esto también ha contribuido la familiaridad de los lectores más jóvenes con las nuevas tecnologías. Aunque países como Noruega, Suecia y Finlandia han experimentado una disminución en la venta de libros en formatos digitales, siguen liderando este mercado, con Suecia a la cabeza (33 % del valor comercial total). 

El informe también dedica una sección a los desafíos financieros y legislativos del sector. Por un lado, destaca que el IVA de los libros sigue siendo una preocupación importante en la mayoría de los países. A lo largo de 2024, se han producido aumentos en Suiza y Sri Lanka, y se prevén posibles cambios fiscales en Finlandia, Eslovaquia y los Países Bajos, que podrían afectar gravemente a la industria. En el caso de los Países Bajos, por ejemplo, se propone un aumento del IVA del 9 % al 21 %. En sentido contrario, el sector del libro en Bélgica está luchando por una reducción o incluso un IVA cero para los libros como estrategia para sostener el sector. Desde el punto de vista legislativo, el informe recoge diferentes iniciativas. Por ejemplo, en relación con las políticas sobre el precio fijo del libro, a principios de 2024, Noruega aprobó una nueva ley, aún pendiente de desarrollo. De hecho, en estos momentos se está discutiendo una regulación adicional sobre el control del margen dentro de esta ley, lo que ha generado preocupaciones entre los libreros, quienes consideran que esta medida restringiría drásticamente la flexibilidad de precios y dificultaría su capacidad de responder a los cambios del mercado. En el caso de los Países Bajos y Portugal, se prevé una revisión de sus leyes sobre el precio fijo del libro. En España, según la Confederación Española de Gremios y Asociaciones de Libreros (CEGAL), las reformas introducidas por la nueva ley de educación (LOMLOE) continúan beneficiando la venta de libros escolares a través de las librerías. 

El informe concluye señalando los esfuerzos que se deben realizar y que ya se están llevando a cabo para garantizar un futuro saludable para el sector. Por un lado, se enfatiza la necesidad de alfabetización y promoción de la lectura en un contexto de disminución de los hábitos lectores a nivel mundial. Por otro lado, se destaca el papel de las librerías en la defensa de valores como la diversidad, la equidad y el bienestar dentro de la comunidad de libreros, así como en la lucha por la protección y salvaguarda de la libertad de expresión. Finalmente, el informe menciona la importancia de la formación de los libreros, la realización y difusión de estudios sectoriales, así como el desarrollo de soluciones digitales para los profesionales del sector. 

 

Esta reseña se publica juntamente con el Blog de l’Escola de Llibreria

© Imagen inicial de InstagramFOTOGRAFIN  a Pixabay

Páginas

Suscribirse a RSS - libros