América Latina

Hacia una subjetividad editorial femenina

Alfredo Lèal
Instituto de Investigaciones Bibliográficas. UNAM

Szpilbarg, Daniela; Mihal, Ivana. Participación de las mujeres en el sector editorial latinoamericano [en línea]. Bogotá: Centro Regional para el Fomento del Libro en América Latina y el Caribe – Cerlalc, 2024. 61 p. <https://cerlalc.org/publicaciones/participacion-de-las-mujeres-en-el-sector-editorial-latinoamericano/>. [Consulta: 26.3.2025]. ISBN (PDF): 978-958-671-275-0. 

Presentado a la manera de un informe que da cuenta de la investigación piloto llevada a cabo en el sector editorial de Argentina, Colombia, Chile, Guatemala y Perú por las investigadoras Daniela Szpilbarg e Ivana Mihal, este trabajo dista mucho de limitarse a ofrecer una somera descripción de la Participación de las mujeres en el sector editorial latinoamericano, mostrándose más bien como, cuando menos, un inmejorable punto de partida para ulteriores investigaciones en el campo de los estudios del libro y la edición. Empleando herramientas sociológicas, principalmente encuestas y gráficas, tanto como un enfoque metodológico comparativo fuertemente anclado en la teoría feminista, con especial atención al modo en que en ésta se ha pensado, por ejemplo, en la categoría de trabajo, Szpilbarg y Mihal le ofrecen al lector y la lectora –especialista o no en temas de edición– un diagnóstico crítico en torno a la importancia de entender, documentar y, por supuesto, transformar las condiciones de la mujer en el sector editorial de América Latina.

De los cuatro apartados, el primero le sirve a las investigadoras para plantear sus hipótesis de trabajo, sustentadas en un diálogo horizontal con otras investigaciones que hoy día, a pesar de ser ciertamente recientes, resultan centrales en el desarrollo del estudio de los modos y alcances, materiales tanto cuanto simbólicos, del trabajo de las mujeres en el sector editorial, como lo son los trabajos de Marina Garone (Las mujeres y los estudios del libro y la edición en Iberoamérica, Universidad de Los Andes, 2023) o Ana Gallego Cuiñas («Femedición: hacia una práxis editorial feminista en Iberoamérica», Iberoamericana, 2022). Luego de establecer el estado de la cuestión, Szpilbarg y Mihal plantean que «el género determina no solamente las condiciones de trabajo en las editoriales, sino que también influye [en] otros aspectos que se expresan en las decisiones y políticas editoriales» (p. 14), por lo cual «es necesario considerar [a las editoras] como agentes intelectuales y, en esa medida, es preciso indagar por la experiencia de las mujeres en tanto editoras, frente a la tarea de selección e intervención sobre los textos» (p. 14).

De este modo, los datos que arrojan las encuestas realizadas son fundamentales para que, en las secciones 2 y 3, se establezca el soporte empírico sociológico para la sección 4, por mucho la más interesante del informe, sobre todo por el modo en que los números y porcentajes diagramados en gráficas adquieren, si no un rostro, sí una cierta familiaridad para todxs quienes investigan los procesos y políticas editoriales en América Latina. De esta manera, en un apartado que «recupera las opiniones, percepciones y experiencias con base en sus trayectorias como mujeres editoras, las cuales revelan una compleja interrelación entre los aspectos laborales y personales de las editoras, y ofrecen una visión rica y matizada de las condiciones de trabajo en el sector editorial» (p. 34), las investigadoras nos ofrecen un documento sociológico para lo que, con base en su texto, podríamos denominar la subjetividad editora femenina.

La definición de dicha subjetividad no es, creemos, asunto menor. Por el contrario: entenderla, documentarla y problematizarla resulta harto necesario en un ecosistema donde los libros de Carlos Barral, Jorge Herralde o Guillermo Schavelzon son mercancías que casi de inmediato encuentran su público lector –constituyendo, de paso, un género específico de las memorias culturales, como lo proponen Ana Gallego Cuiñas y Jorge J. Locane, coordinadorxs del dossier «Poéticas de editor/a: aproximaciones críticas para la demarcación de un género» de la Revista de Estudios Hispánicos, 2024–, mientras que nombres como Carmen Balcells, Esther Tusquets o Beatriz de Moura siguen más bien asociándose con el boom, es decir, con el éxito comercial de cuatro escritores hombres, cuatro «machos alfa», para usar la expresión que al respecto diera Roberto Bolaño. Baste decir que, de las tres, sólo Tusquets es autora de un libro de su experiencia como editora: Confesiones de una editora poco mentirosa (RqueR, 2005), desde cuyo título se perciben empero los ecos dieciochescos de aquellas mujeres que, en los salones literarios, se posicionaban en un campo controlado por los hombres.

En este sentido, es importante lo que el estudio de Szpilbarg y Mihal nos demuestra, en tanto la mujer editora, si la entendemos en cuanto subjetividad, se construye a sí misma: «es con el paso del tiempo que las mujeres fueron habilitadas o se habilitaron a sí mismas a tomar un rol que, más allá́ de lo ejecutivo o resolutivo, conllevaba tomar decisiones en cuanto a la construcción del catalogó, por medio de contratación de textos o adquisición de textos de otras lenguas para publicar traducciones» (p. 36). Historiar la subjetividad editora femenina implica, primero, debatir todo argumento que pretenda que dicha habilitación no es restrictiva de las mujeres. Por ello resulta indispensable, como lo hacen ver las autoras del informe, constatar «la confirmación de la feminización del trabajo editorial […] [la cual] se visualiza en el elevado número de mujeres que forman parte de los equipos editoriales, incluso en los grandes grupos empresariales» (p. 37), pero sobre todo en la medida en que, como lo demuestra el testimonio de varias de las editoras entrevistadas, «la feminización de la labor en la edición contemporánea se asocia a la precarización laboral, y como consecuencia de condiciones económicas menos redituables» (39). 

Así pues, mientras que, en palabras de una entrevistada, «los hombres hablan siempre en singular», siendo quienes, al final, se quedan con los créditos ante el público por los logros de una u otra editorial o sello, es un hecho que, en la voz de otra editora: «el mundo editorial en América Latina no ha sido nunca un mundo de hombres, sino un mundo lleno de mujeres, pero son los hombres los que salen en la foto. Eso ha cambiado, pero no en el mundo corporativo» (p. 43). Esto nos permite vislumbrar algunos derroteros críticos, por ejemplo, para el ámbito de las investigaciones –y ni qué decir en reseñas de índole más bien periódica– donde pocas veces se considera que una mercancía editorial que, ante el público, aparece como producto del borrado y la superación de las desigualdades de género, tiene, en su proceso productivo, una dinámica propiamente patriarcal. La oferta masificada de autoras, por ejemplo, de la literatura latinoamericana –Luiselli, Scweblin, Enriquez…–, no sólo no logra subsanar dichas instancias desigualmente construidas en la trastienda editorial, sino que de algún modo las replica vis a vis con otras mujeres cuyas obras se editan en editoriales significativamente más pequeñas y menos poderosas que Planeta o Random House.

De esta manera, en palabras de una de las entrevistadas, así como «los superjefes son varones» (p. 44), ¿podemos decir que las «superautoras» producen un efecto de feminización hacia aquellas que publican en editoriales medianas o pequeñas, convirtiendo el salto al gran conglomerado de sellos –absorbidos, por cierto, mediante una lógica que no puede sino concebirse en términos de neocolonialidad, en el sentido en que, como afirma Maurizio Lazzarato, «el primer botín del colonizador es la lengua del colonizado»– en otro techo de cristal? ¿Cómo pensar los casos de la mexicana Brenda Navarro, la ecuatoriana Mónica Ojeda o la uruguaya Fernanda Trías? Nos parece sumamente revelador que esta feminización sea incluso enunciada en la opinión de una editora chilena, quien afirma que hay menos mujeres en el catálogo a su cargo porque «a las mujeres hay que perseguirlas para que envíen manuscritos, en cambio los hombres envían y envían. Las mujeres, quizás por miedo, vergüenza o menos determinación que los hombres, envían mucho menos» (p. 48). Recuperamos las palabras de las propias Szpilbarg y Mihal, para quienes «resulta significativo que una de las editoras entrevistadas mencione que las mujeres no envíen tantos materiales por “miedo o vergüenza”, ya que en algunas otras entrevistas se habla de que las mujeres, por su dedicación a las tareas del hogar, necesitan de más tiempo para finalizar obras para presentar a las editoriales» (p. 48).

Si partimos, pues, del hecho de que una autora publicada en un sello trasnacional tiene, generalmente, un compromiso por más de una obra, mientras que una autora que publica, por ejemplo, en una editorial independiente –la chilanga Polilla Editorial o la madrileña Piezas Azules–, tiene la opción de firmar sólo por dicho material, cabe preguntarse por los problemas sistémicos que persisten en la consideración y el lugar que se le da a unas y otras obras en la crítica. Las autoras del informe lo sintetizan en este cuarto apartado, en el que se evidencia que, allende los resultados cuantitativos, siguen persistiendo «dinámicas de poder que jerarquizan los géneros aún en el presente, sobre todo, en el ámbito corporativo» (p. 50). Entender estas dinámicas resulta fundamental para la crítica, que, a pesar de la extensa oferta editorial, comúnmente toma como casos paradigmáticos sólo aquellas obras de los grandes sellos. 

El hecho de que en el informe se insista en que es el ámbito corporativo –que, recordemos, para el caso de la literatura latinoamericana, está poco menos que monopolizado por los capitales de Bertelsmann y Lara Hernández– donde persisten estas dinámicas de poder, razón estructural de la desigualdad, nos tiene que ayudar a, por lo menos, visibilizar que mientras la finalidad de la edición sea, como lo es bajo el sistema capitalista neoliberal –y, hoy día, bajo el modelo del capital en la nube o «tecnofeudalismo» propuesto por Cédric Durand y Yanis Varoufakis, en consonancia con el «capitalismo de la vigilancia» de Shoshana Zuboff–, la generación de plusvalor, ya sea mediante la ganancia o mediante la renta, la participación de la mujer en los ámbitos productivo y consuntivo no dejará de estar mediada por una instrumentalización de «la mujer» propiamente patriarcal. En suma, debemos cuestionarnos si lo que se nos vende como inclusivo o a veces hasta abiertamente «feminista» lo es en realidad. Y esto lo decimos haciendo eco de Szpilbarg y Mihal, quienes cierran su informe indicándonos la importancia de que «los diagnósticos [de su informe] contribuyan a emprender acciones que sirvan para cerrar las brechas, asimetrías y desigualdades que todavía persisten» (p. 57). Propongo una primera acción: leer y difundir este trabajo de Daniela Szpilbarg e Ivana Mihal. 

 

Esta reseña se publica juntamente con el Blog de l’Escola de Llibreria

© Imagen inicial generada con inteligencia artificial (DALL·E, OpenAI)

Como decía Benedetti, «el sur también existe». Ciencia abierta por parte de todos

Alexandre López-Borrull
Estudios de Ciencias de la Información y de la Comunicación
Universitat Oberta de Catalunya (UOC)


Rico-Castro, Pilar; Bonora, Laura (2023). Políticas de acceso abierto en América Latina, el Caribe y la Unión Europea: avances para un diálogo político. European Commission. Directorate-General for Research and Innovation. Luxemburgo: Oficina de Publicaciones de la Unión Europea. 161 p. ISBN 978-92-76-56506-2. Disponible a: <https://op.europa.eu/es/publication-detail/-/publication/8a4852c6-bca3-11ed-8912-01aa75ed71a1>. [Consulta: 08/10/2023].  


En este mismo espacio, se han reseñado interesantes y relevantes informes sobre acceso abierto y ciencia abierta, en muchos casos encargados por la Comisión Europea, que es quien los firma colectivamente. Hoy, reseñamos un documento que tiene una derivada geopolítica y que permite comprobar, como a menudo dice Isidro Aguillo, que no hay una ciencia abierta, sino diversas, y que no podemos confundir la vía europea con la única vía para abrir y mejorar al máximo la ciencia, que de esto se trata.

Mercados y plataformas de datos: una visión desde América Latina

David Rodríguez Mateos
Departamento de Comunicación
Universidad Carlos III de Madrid


Da Silva, Filipe; Núñez, Georgina. La era de las plataformas digitales y el desarrollo de los mercados de datos en un contexto de libre competencia (2021). Santiago: Comisión Económica para América Latina y el Caribe (CEPAL). 51 p. Disponible en: <https://repositorio.cepal.org/bitstream/handle/11362/47540/1/S2100764_es.pdf>. [Consulta: 24/10/2022].


La recopilación y el uso de datos masivos constituye uno de los sectores más complejos, más rentables y con mayores perspectivas de desarrollo en este siglo. Son, por lo tanto, numerosos los análisis que tratan de describir sus principales hitos, así como los interrogantes y retos que continuamente surgen a cada paso.

En esta línea se incluye el informe La era de las plataformas digitales y el desarrollo de los mercados de datos en un contexto de libre competencia, una mirada diferente más allá de otras perspectivas dominantes, ya sean eurocéntricas, anglosajonas o asiáticas. El informe está editado por la CEPAL, comisión regional de las Naciones Unidas para el desarrollo económico de América Latina. Resulta, pues, lógico que su enfoque sea principalmente económico, es decir, que se centre en las implicaciones comerciales o industriales de las herramientas descritas, sin entrar en detalles tecnológicos ni sobre cómo se gestionan los contenidos en las mismas.

Análisis del ISBN en Iberoamérica

Isabel-Cristina Arenas S.
6.ª promoción de la Escola de Llibreria
Universitat de Barcelona (UB)


González M., José Diego (2021). El espacio iberoamericano del libro 2020. Bogotá: Centro Regional para el Fomento del Libro en América Latina y el Caribe (Cerlalc). 109 p. ISBN: 978-958-671-226-2. Disponible en: <https://cerlalc.org/publicaciones/el-espacio-iberoamericano-del-libro-2020/>. [Consulta: 18/03/2022]. 


Abrir hoy una nueva librería sin tener en cuenta a los compradores en línea representa el riesgo de dejar confinados los libros una vez se acaba el horario de trabajo y se cierra la puerta física del negocio. Al comienzo del 2020, muchas librerías ya tenían a disposición de los clientes la venta por Internet de libros impresos, pero otras tuvieron que reaccionar lo más rápido posible y adaptarse a lo que estaba sucediendo debido a la pandemia del COVID-19. «Aunque sea demasiado pronto para saber cuán duraderos serán determinados cambios experimentados en este tiempo, lo menos aconsejable para el sector sería actuar esperando un retorno a la vieja normalidad», se lee en El espacio iberoamericano del libro 2020 (p. 18), el nuevo informe del Cerlalc, que comienza con un análisis de la coyuntura que vivía el mundo en el momento de su publicación. El confinamiento general, el miedo al contagio, los cierres de fronteras, etc., llevaron al quiebre de muchos negocios, nos preparábamos para el peor de los panoramas en casi todos los sectores. ¿Qué sucedió con la publicación de libros en Iberoamérica? 

¿Existe un paisaje común del libro latinoamericano?

Paula Vázquez
Cofundadora de la librería Lata Peinada


Rivera Mir, Sebastián (2021). Edición latinoamericana. Ciudad Autónoma de Buenos Aires: CLACSO; México DF: Casa Abierta al Tiempo. 99 p. (Palabras clave: lecturas para este siglo). Disponible en: <https://www.clacso.org.ar/libreria-latinoamericana/libro_detalle.php?orden=&id_libro=2332>. [Consulta: 11/06/2021]. ISBN 978-987-722-830-4. 


El campo editorial latinoamericano tiene una historia rica y diversa que Edición latinoamericana, de Sebastián Rivera Mir, toma como punto de partida para, desde allí, trazar una imagen de amplitud panorámica. El texto abre la colección «Palabras clave: lecturas para este siglo», un trabajo conjunto de CLACSO y la Universidad Autónoma Metropolitana (UAM) - Unidad de Cuajimalpa, en Argentina, nacido para abordar temas clave de las ciencias sociales desde Latinoamérica de un modo accesible al público no especializado.
 
El autor es investigador adscrito al seminario académico de Historia Contemporánea. Su línea de investigación prioritaria está centrada en la historia de la educación y la cultura. Este trabajo está estructurado en diez capítulos temáticos, en los que las líneas de estudio se continúan y superponen, conformando un material más cercano a un collage que a un conjunto de piezas individuales.

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