ProvocARTE

El arte de provocar

Tuve el gran privilegio de presentar el VI Congreso Internacional de Neuroeducación, agradecido por la oportunidad de provocar, de despertar y de encender conciencias.

Provocar, ¿qué significa realmente?

Provocar viene del latín provocāre: pro- (“hacia adelante”) + vocāre (“llamar”). Es decir: “llamar hacia afuera”, “invitar”, “despertar”, “desafiar a crecer”. Provocar no nació para herir, sino para mover, activar y despertar la vida.

¿Lo tenemos claro? Ahora sí: empecemos a provocar.

Provocar para despertar

Provoco.

Lo digo sin defensas y sin disculpas. Provoco porque la vida en automático me marchita; porque la indiferencia me aburre; porque la pasividad me roba la voz interior. Provoco porque cuando movemos, sacudimos las ideas, cuando agitamos las emociones y cuando despertamos la creatividad, lo que parecía inamovible se transforma en despertar. 

Provocar es un verbo cargado de electricidad: suena a rebeldía, sí, pero también a esperanza. Requiere movimiento anatómico, sí, pero sobre todo de plasticidad neuronal. Los provocadores positivos despiertan mentes, sacuden conciencias para pensar, sentir y aprender… para provocARTE. Sembradores humanistas.

Provocar con suavidad a veces; con ironía otras; con una pregunta que incomoda e ilumina al mismo tiempo; con humor directo que rompe la monotonía; con una sonrisa que abre puertas que no sabíamos que existían.

La provocación positiva: una sacudida que humaniza

Durante demasiado tiempo hemos asociado provocar con conflicto, tensión o desafío hostil. Pero provocar también es crear, despertar, inspirar, remover y transformar.

Cuando provocamos en positivo:

  • Despertamos conciencias en vez de limitar
  • Invitamos a pensar en lugar de imponer
  • Generamos emoción en lugar de resignación
  • Convertimos espectadores en participantes

El doctor en Biología y profesor e investigador de Genética, David Bueno nos recuerda que “cada nueva experiencia modifica nuestro cerebro”. La provocación proactiva es eso: crear experiencias que interrumpen la inercia, que encienden sinapsis dormidas y que permiten que aparezcan nuevas conexiones.

«En un mundo que idolatra la comodidad, provocar es el acto más valiente de generosidad, el recordatorio firme de que siempre existe un ‘atrévete’.»

Provocar es abrir un escenario: una experiencia vital

Una de las vivencias más intensas que he experimentado como comunicador, activista constructivo y director de teatro, fue un ensayo al aire libre. En medio de un parque público. Un ensayo provocador. Éramos unas veinte personas. Sin previo aviso, sin preguntar, sin pedir permiso.

No había focos. No había micrófonos. No había telón que ocultara la vulnerabilidad. Solo nosotros y multitud de gente paseando. 

Al principio, las miradas eran puro desconcierto: ¿Qué está pasando? ¿Qué hace esta gente? 

En breve, la sorpresa se convirtió en curiosidad.

La gente se detenía, observaba y sonreía… turistas grababan. Empezaron aplausos discretos y terminaron ovaciones improvisadas. Apareció la magia de la provocación. ¡Hasta los perros se convirtieron en espectadores!

Nos transformamos en una red neuronal colectiva, activando patrones sinápticos que vibraban en idéntica frecuencia.

Aquel ensayo fue una revolución neuronal compartida.

Provocar es avivar la curiosidad, ese motor biológico que nos empuja hacia lo desconocido y nos recuerda que seguimos vivos. Es también una forma de empoderar: cuando provocamos el pensamiento crítico, damos permiso para cuestionar; cuando provocamos emoción, damos permiso para sentir; cuando provocamos acción colectiva, fortalecemos la comunidad.

«Para provocar en positivo, primero hay que romper la vergüenza: ese ladrón silencioso que limita, encoge y nos roba las ilusiones.»

Provocar no tiene que ser sinónimo de incomodar. Provocar es invitar.

Invitar a experimentar, a sentir, a descubrir que todos somos parte del mismo escenario humano.

Provocadores

La provocación positiva es un recordatorio de que la vida se expande cada vez que nos atrevemos a sacudirla. 

  • Mara Dierssen: «Quizá una de las propiedades transculturales del arte sea precisamente la de provocar que el espectador pueda sentir lo que se representa.»
  • José Luis Sanpedro: «La enseñanza, debe ser, sobre todo, una provocación intelectual.»
  • Albert Einstein: «El arte más importante del maestro es provocar la alegría en la acción creadora y el conocimiento
  • Salvador Dalí: «El que quiere interesar a los demás tiene que provocarlos.»
  • Stephen R. Covey: «El enfoque proactivo consiste en cambiar de adentro hacia fuera: ser distinto, y de esta manera provocar un cambio positivo en lo que está allí afuera: puedo ser más ingenioso, más diligente, más creativo, más corporativo.»

«Me declaro provocador revolucionario, amante de sacudir las mentes y remover conciencias para construir una empatía verdaderamente transformadora.»

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