Mejorando el tratamiento para personas consumidoras de drogas que envejecen

La Subdirecció General de Drogodepèndencies de la Agència de Salut Pública de Catalunya y la Fundación Salud y Comunidad participan en el proyecto europeo Erasmus+ “Better Treatment for Ageing Drug Users” BeTrAD (“Mejor tratamiento para personas usuarias de drogas que envejecen”).

 

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El objetivo del proyecto es evaluar la situación de las personas mayores que usan drogas ilegales en Europa. BeTrAD ha generado los siguientes productos principales:

  • Un informe europeo de evaluación.
  • Una recopilación de buenas prácticas de servicios específicos y generales dirigidos a personas mayores que usan drogas.
  • La elaboración de una caja de herramientas.
  • Cinco informes nacionales (uno por cada país participante del proyecto).

Los resultados se han difundido en distintos módulos compactos y se han incluido en el programa formativo de la escuela de verano final del proyecto en Frankfurt. Con la elaboración de los informes nacionales, como el presente, se pretende aportar una visión general del país sobre sus políticas de drogodependencias en relación a las personas mayores.

Más info en : http://www.betrad.eu/

Via @drogomedia

Slamming: Guía para la reducción de daños asociados al uso de drogas inyectables en las sesiones de sexo

La inyección de drogas –también conocida como slam o slamming– es una práctica de consumo entre algunos hombres gais, bisexuales y otros hombres que practican sexo con hombres (HSH).

Algunas drogas como la metanfetamina (tina), la mefedrona (mefe), la ketamina (keta), la cocaína, el MDMA, el speed y algunas otras nuevas sustancias (conocidas como Research Chemicals) pueden ser consumidas por vía inyectada antes y/o durante las sesiones de sexo.

El slamming puede ser una experiencia placentera, euforizante y sexualmente estimulante que desinhibe la conducta sexual. Permite mantener sesiones de sexo más largas incrementando la confianza en uno mismo y la energía. Sin embargo, se trata de una práctica que no está exenta de riesgos. Algunos de estos riesgos se relacionan con el tipo de drogas utilizadas y el patrón de uso; otros, sin embargo, se relacionan con el modo en que se realiza la inyección.

Esta guía contiene información que permite minimizar los riesgos, encontrar información sobre la técnica para inyectarse drogas de manera más segura. También proporciona consejos sobre qué instrumentos se deben utilizar para la inyección de drogas, dónde adquirirlos o cómo mantener un buen cuidado de las venas para evitar que se produzcan daños en ellas.

Descargarse la guia

Fuente original : Hemeroteca de lasdrogas.info

 

Opinión : El riesgo de no informar sobre drogas

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En pocos meses hemos vivido polémicas diversas en Bilbao, Zaragoza y también en Barcelona sobre la prevención de drogas y cómo conseguir que sobretodo los más jóvenes no tengan problemas con ellas.

Desgraciadamente, estas críticas no han venido de profesionales o científicos que alertan sobre qué acciones se deben hacer o no para conseguir tal objetivo. Incluso me atrevería a decir que las críticas tampoco iban dirigidas directamente a estas formas de actuar y de prevenir. Estas críticas tienen su origen en partidos políticos que quieren desgastar y criticar otros partidos políticos, sin tener en cuenta que su propio partido financia estas mismas estrategias preventivas en otras ciudades o provincias o incluso al congreso.

De discursos sobre drogas hay muchos y muy diversos, y seguramente casi todos tienen sentido, porque es tan importante lo que se dice como quien se dirige.

Perfectamente puedo ser defensor de la abstinencia si la dirijo a mujeres embarazadas, a conductores/as o a los y las jóvenes que aún les queda lejos eso de consumir, pero tan acertado es reforzar la abstinencia en algunos como intentar reducir los riesgos o daños en otras. Hay personas que aunque tengan un consumo nocivo no tienen intención de abandonar o no están en un momento de su vida para dejar lo que él o ella considera la gasolina que cada día lo hace funcionar.

Entonces los consumidores sólo les podemos ofrecer la abstinencia? Tendremos que esperar que estén realmente mal para poder intervenir?

Quizás podemos conseguir muchas cosas sin tener que llegar a los problemas graves y poder actuar con estas personas consumidoras, sean de alcohol, cannabis o cocaína.

Las campañas desarrolladas en Bilbao, Zaragoza o Barcelona, ​​bien dirigidas a los que tienen que llegar, son campañas que han demostrado su eficacia siempre que no se escapen de esta población consumidora a la que va destinada. Y es aquí donde los medios de comunicación caen en la trampa, es aquí donde pueden hacer daño a estas actuaciones.

Los medios dando altavoz a peleas entre partidos, inconscientemente, transmiten los mensajes inadecuados sobre drogas a los que no consumen o no lo han planteado nunca. La noticia no debería centrarse en las acciones preventivas sobre las drogas, la noticia debería ser: “Los partidos se pelean, una vez más”. Aunque esto último, desgraciadamente, ya no es noticia.

Autor: Otger Amatller Gutierrez

Psicólogo especializado en prevención y atención consumos problemáticos de drogas. Docente y miembro del equipo de dirección del Master de Drogodependencias de la Universidad de Barcelona. Coordinador Área Prevención de la Fundación Salud y Comunidad. . Miembro de Red Periféricos y gestor de la web www.periferics.cat.

vía social.cat

¿Por qué las drogas son cada vez más invisibles?

 Aquí os dejamos un articulo del profesor Domingo Comas Arnau, quien impartirá la clase del próximo viernes 12 de diciembre de 2014.

Domingo Comas Domingo Comas Arnau. Doctor en Ciencias Políticas y Sociología, además de licenciado en Antropología, profesor de la UNED, activo investigador con numerosas publicaciones en los ámbitos de adicciones, centros residenciales, juventud, exclusión social y metodología de la investigación. Ha desempeñado diferentes tareas para las Administraciones Públicas y ha ejercido como supervisor de programas de intervención dirigidos a personas con dificultades extremas.

¿Por qué las drogas son cada vez más invisibles?

A lo largo de siglo XX los antropólogos han mostrado como ya en las llamadas “bandas de forrajeros” (lo que antes se llamaban “cazadores recolectores”), se adoptaba el criterio de “no hablar” de aquellas cosas que suponen un problema para el grupo. Así cuando la situación de sequía amenaza la supervivencia, el grupo se traslada hacia un nuevo pozo con agua, pero nadie mencionaba la sequía como causa del cambio de emplazamiento, sino que se trasladaban porque alguno de los ancianos varones “había tenido un sueño”. En algunos pueblos primitivos cuando aparece algún tipo de problema entre personas, está muy mal visto hablar de ello, y prefieren resolverlo mediante un “duelo de canciones”, en el que no se alude en ningún caso al conflicto, pero se le da la razón al que canta mejor. En los complicados sistemas de parentesco de Polinesia, los frecuentes casos de incesto no son nunca aludidos, porque la aplicación de la ley supondría la ejecución de los protagonistas, los cuales son acusados de otro delito o de estar locos, para alejarlos del poblado y que dejen de dar “mal ejemplo”.

Se puede pensar que esta negación de la realidad está bien, que es una forma de evitar las aristas más insoportables de la realidad y así cabeza que no sabe corazón que no siente. Quizá por este motivo, en los tiempos de la esclavitud, la casi totalidad de los ciudadanos de las sociedades esclavistas suponía que los esclavos eran felices con su condición y que la libertad era mala para ellos. Hace apenas diez años la gran mayoría de los españoles suponía que la violencia de género era algo natural de la cual era mejor no hablar. Son infinitos los habitantes del planeta que han sufrido abusos sexuales en su niñez y prefieren callarse para mantener la ilusión de una familia tipo “casa de la pradera”.

Todo esto nos permite pensar que en la sociedad lo más ignoto puede ser algo muy cercano y que todo el mundo conoce perfectamente.

En el último tercio de siglo, de las drogas se ha hablado mucho. Quizá demasiado en algunas ocasiones. Pero ahora está muy mal visto hablar de ellas. En su día se pusieron en marcha planes nacionales, autonómicos y municipales de drogas, redes asistenciales especializadas y objetivos específicos en el sistema escolar. Pero ahora una poderosa tendencia intenta hacernos olvidar que todo esto tiene que ver con las drogas. Los programas de prevención se dirigen sólo a “vulnerables”, pero ¿vulnerables ante que? Las redes asistenciales deben “normalizarse” y atender básicamente a los “problemas asociados”. ¿Pero los “problemas asociados” de quienes?.

Sin ninguna duda estas actitudes han crecido como efecto de anteriores maximalismos, a la sombra de un drogo-centrismo obsesivo y poco recomendable. En este contexto la irrupción de los programas de reducción del daño y del riesgo, así como nociones como el consumo responsable o la prevención secundaria de riesgos, nos han permitido corregir anteriores errores. Pero esto no tiene nada que ver con el intento de “hacer invisibles a las drogas”.

Aquellas organizaciones que trabajan en programas de reducción del daño distinguen muy bien ambos procesos. De una parte, se trata de evitar que los adictos sean excluidos de las acciones e intervenciones sanitarias y sociales porque deciden seguir consumiendo, impidiendo al mismo tiempo cualquier tipo de discriminación sobre los mismos. Es más, hay que poner en marcha acciones prioritarias porque su propio consumo los define como un grupo de especial riesgo. Pero por otra parte, y justamente por este motivo, hay que mantener la visibilidad del consumo. ¿Por qué desarrollamos programas de metadona, repartimos jeringuillas o formamos a agentes de salud en las prisiones? Pues porque hay adictos encarcelados que siguen consumiendo en la prisión. Podríamos negarlo, como ocurría hace unos cuantos años, pero entonces nos enfrentaríamos a altas cifras mortalidad. Si no queremos, ni podemos, enmascarar las drogas en las prisiones ¿Por qué tratamos de hacerlo en el conjunto de la sociedad?

¿Piensa alguien que por dejar de hablar del VIH/SIDA las tasa de infección van a reducirse? Nadie, todo lo contrario, todo el mundo sostiene que “el conocimiento y la información son necesarios”. Y lo mismo ocurre con cualquier problema sanitario o social ¿Imagina alguien que por dejar de hablar del fracaso escolar las tasas de idoneidad y los resultados del sistema educativo van a mejorar?

Sin embargo con las drogas ha comenzado una fase de silencio, un intento de ocultarlas. ¿Por qué? Pues creo que por la misma razón por la que durante años se oculto la violencia de género: sobre lo que no se sabe no se siente.

No se puede ocultar el SIDA porque sus consecuencias están ahí y la representación mediática de las mismas es insoslayable. Pero, de las drogas, cada vez se habla menos. De vez en cuando recibe información sobre la aprensión de un alijo y la detención de alguna banda organizada. Pero sobre los adictos, sobre el consumo, parece mejor guardar silencio porque así seremos más felices. Ante este muro de silencio la palabra sigue siendo nuestra mejor arma.

Firmado: Domingo Comas Arnau
Sociólogo, Presidente de la Fundación Atenea / Grupo GID
Publicado en Infonova nr.5 (pags 2-3) – Boletín de información de Dianova
http://www.dianova.es/

A través de lasdrogas.info, abril de 2006.

http://www.lasdrogas.info/